viernes, 18 de abril de 2008

Ministerio de la Verdad, Ministerio de la Abundancia, Ministerio de la Paz.


"1984" es la antiutopía en la que Orwell presenta un futuro en el que una dictadura totalitaria interfiere hasta tal punto en la vida privada de los ciudadanos que resulta imposible escapar a su control.
La odisea de Winston Smith en un Londres dominado por el Gran Hermano y el partido único se puede interpretar como una crítica de toda dictadura, aunque en ella las analogías con el comunismo estalinista resultan evidentes. La novela cobra nueva vigencia en la sociedad actual, en la que el control a los ciudadanos, coercitivo o no, se halla más perfeccionado que en ningún otro momento de la historia de la Humanidad.

George Orwell ejerce el periodismo de denuncia, radicaliza su discurso en defensa de los oprimidos y explotados, viaja a España y combate en Cataluña en una milicia del Partido Obrero de Unificación Marxista de Andreu Nin y Joaquín Maurín.
Durante la II Guerra Mundial es miembro de la Home Guard, colabora en la BBC y es director literario del periódico Tribune. Mientras Londres padece los bombardeos de las V-2, Orwell escribe Rebelión en la granja (1945).
Orwell desencantado definitivamente con la clase política británica (más celosa, según él, de defender a los comunistas soviéticos que a sus propios políticos), con la censura ejercida por los medios de comunicación (dimite de la BBC), fallece su mujer en 1945, sus problemas de tuberculosis se acentúan, postrándolo en hospitales. En tal situación acomete su obra más conocida, su testamento literario: 1984. Tras su publicación en 1949, Orwell fallece el 21 de enero de 1950.

"¿Qué es 1984?": una obra en la que se describe una sociedad opresiva y cerrada sobre sí misma, bajo el control de un gobierno autoritario, pero que es presentada a los ciudadanos de a pie como una utopía: el mejor de los mundos, la libertad definitiva y absoluta, el sueño de todo ciudadano hecho realidad. En verdad es el peor de los mundos, la sumisión definitiva y absoluta, el sueño de todo gobernante hecho realidad, y será tanto más efectiva cuanto mayor grado de satisfacción produzca en el ciudadano.

El protagonista, Winston Smith, un funcionario del Departamento de Registro del Ministerio de la Verdad, que es el organismo encargado de falsear la realidad y manipular la opinión pública.
Es un cuadro inferior del todopoderoso Partido.
Winston tiene dudas. Un incidente aislado, ocurrido años antes, le hace sospechar que el Partido manipula la realidad hasta extremos inauditos. Por error, cayó en sus manos un documento que demostraba que tres disidentes políticos caídos en desgracia (Jones, Aaronson y Rutherford), a quienes él mismo había visto en una ocasión, habían sido considerados héroes del Partido para, a continuación, desaparecer de cualquier fuente documental como si nunca hubiesen existido.
El trabajo de Winston consiste precisamente en eso: en alterar la prensa de tal manera que las noticias que incomodan al Partido sean sustituidas por otras que se adecuen a la verdad oficial.
Al desaparecer de la prensa y de cualquier otro medio de comunicación, se puede decir que estas noticias nunca han existido, igualmente las personas caídas en desgracia a los ojos del Partido dejan de existir a los ojos del mundo. Más aún: nunca han existido. Son nopersonas.

La Nación puede estar en guerra con su enemiga, más aún: la Nación siempre ha estado en guerra con su enemiga; pero si el Partido dice que la Nación está en guerra con la enemiga, habrá que creer al Partido: La Nación está en guerra con la enemiga; más aún, la Nación siempre ha estado en guerra con su enemiga.

La facultad de cambiar de idea al compás de las consignas del Partido se conoce como doblepensar.
Un objeto blanco puede ser negro si el Partido dice que es negro, y la tarea del buen miembro del Partido (y, por ende, del buen doblepensador) estriba en adquirir la habilidad mental necesaria para convencerse a sí mismo de cuándo un objeto blanco es negro.

La capacidad del doblepensar de generar paradojas se manifiesta en la nomenclatura de los órganos gubernamentales:
*.- el Ministerio de la Verdad se encarga de manipular la mente de los ciudadanos;
*.- el Ministerio de la Abundancia gestiona los cada vez más escasos recursos alimenticios y de materias primas;
*.- el Ministerio de la Paz es el que moviliza tropas; y el Ministerio del Amor es el encargado de ejercer la coerción física y mental sobre la población.

El doblepensar es sólo un estado mental conducente a afianzar una concepción inmutable de la Historia; una herramienta intelectual, en resumen, que encuentra su plasmación en la neolengua, un lenguaje artificial creado por el Partido y que modelará la mentalidad de los súbditos del Gran Hermano.
El lenguaje determina la estructura del pensamiento humano. Al prescindir de determinadas palabras, se prescinde de su concepto. De este modo, el Partido puede controlar y uniformar con mayor facilidad los pensamientos de sus miembros, para así evitar el mayor de los delitos concebibles en la sociedad: el crimental, o crimen mental.

El delito de pensamiento opuesto al doblepensar y las directivas del Partido.
Un ciudadano puede tener una conducta irreprochable, ser un miembro modélico del Partido, cantar todas sus consignas y dominar la neolengua; pero, si en su fuero interno no está convencido de la “verdad del Partido” y esquiva con pericia la tupida red de delaciones en que se sustenta la sociedad en la que vive (desde la Policía del Pensamiento hasta tus propios hijos), tarde o temprano se delatará a sí mismo mediante el crimental.
Un hecho, un indicio, un pensamiento a destiempo, un lapsus linguae o incluso una frase murmurada entre sueños bastarán para acabar con esa persona. Y ese "acabar con esa persona" funciona tanto en el sentido individual (será vaporizado) como en el colectivo (al ser una nopersona, nunca habrá existido; nada demostrará que ha existido; nadie lo recordará).

Syme, uno de los compañeros de charla de café de Winston, encargado de confeccionar la undécima y casi definitiva edición del Diccionario de neolengua, explica su funcionamiento:
"¿No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente? Al final, acabaremos haciendo imposible todo crimen del pensamiento.
En efecto, ¿cómo puede haber crimental si cada concepto se expresa claramente con una sola palabra, una palabra cuyo significado está decidido rigurosamente y con todos sus significados secundarios eliminados y olvidados para siempre? (...) ¿Cómo vas a tener un eslogan como el de "la libertad es la esclavitud" cuando el concepto de libertad no exista?"


El miedo a cometer crimental es la primera señal de que se está cometiendo un crimental.
Y Winston ya ha alcanzado esa fase desde el momento en que comienza a escribir un diario. Lo hace a pluma, a hurtadillas, sorteando las telepantallas instaladas en su dormitorio que detectan su comportamiento huraño y le impelen a practicar su gimnasia.
No existe intimidad. Cualquier acto solitario es antisocial, contrario a los principios del Ingsoc y conlleva la semilla del crimental.
Ante semejante panorama, a Winston, como a cualquier otro habitante de este Londres espectral sacudido por los bombardeos enemigos, no le queda más remedio que adoptar las formas externas que determinan el buen comportamiento de un miembro del Partido, consciente de que ya ha comenzado la cuenta atrás para su captura.

La primera manifestación de sumisión al partido es el acatamiento de sus tres grandes eslóganes:
*.- La guerra es la paz.
*.- La libertad es la esclavitud.
*.- La ignorancia es la fuerza.


Estas tres consignas constituyen el resumen del pensamiento del Ingsoc, son todo lo que un buen miembro del Partido necesita saber para ser un ciudadano de comportamiento correcto.

La única manera de alcanzar la paz es mantenerse en estado de guerra contra las potencias enemigas.

La sumisión al Partido es la única manera de mantener un prurito de libertad; en caso contrario, mueres, dejas de existir.

El falseamiento de la realidad es la base del sistema: creer las mentiras impuestas nos hará fuertes para mantenernos dentro del juego propuesto por el Partido; cuanto más ignorantes seamos, menos riesgo de descubrir incoherencias, menos posibilidades de caer en el crimental.

El segundo acto que entraña sumisión al partido es la abstinencia sexual. Prohibido el amor, ¿qué otra alternativa existe?. El odio.
El odio hasta el dolor. El tercer y más fuerte motor de cohesión de la sociedad de 1984. Pero odio... ¿a qué? A lo extraño, al extranjero, al contrario al Partido. Las manifestaciones populares más lúdicas son las películas de propaganda bélica (en las que abunda la violencia explícita y, por lo que nos sugiere Orwell, real: imagínense una snuff movie perpetrada por miles de Rambos), las ejecuciones -previo escarnio público- de prisioneros de guerra enemigos y, sobre todo y por encima de cualquier otra, los Dos Minutos de Odio.

¿Qué son los Dos Minutos de Odio? La ración diaria de odio necesaria para hacer funcionar el sistema. ¿Quién es el objeto del odio? Emmanuel Goldstein. El gran enemigo de la nación, del Partido y del Gran Hermano. El adversario necesario. El traidor al Ingsoc. El artíficice de la Revolución que se vendió a las potencias extranjeras. La población expresa su odio irracional, válvula de escape de todos sus instintos primarios, mientras se superponen imágenes apenas subliminales de Goldstein con un fondo de matanzas y atrocidades del enemigo de turno. Los ciudadanos están condicionados para odiar a Goldstein. Odiar a Goldstein es amar al Partido y al Gran Hermano y todo lo que representa el Ingsoc. Dudar de la maldad de Goldstein es la peor forma de crimental.

Y Winston ha caído en ella.
Winston odia al Partido. Odia al Gran Hermano. Sabe que el Partido manipula la información, altera la percepción cotidiana de la realidad. Lo sabe porque él mismo ha tenido en sus manos una prueba de este fraude.
Pero al mismo tiempo sabe que otros como él odian también al Partido….

(El que esté interesado en saber qué ocurre, que lea 1984).

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