jueves, 17 de abril de 2008

Coherencia y fidelidad a la palabra dada


«Lo dije aquí hace cuatro años. Hoy lo reitero: mientras sea presidente del Gobierno, no habrá trasvase del Ebro». Zapatero lo ha repetido siempre en sus visitas a Aragón desde hace cuatro años.

La última el 2 de marzo, ante 15.000 personas, en un mitin en Zaragoza: Rajoy «demostró falta de cuajo» en el primer cara a cara «porque no se puede tomar por tontos a los ciudadanos ni aquí ni en la Comunidad Valenciana. No se puede engañar a todos al mismo tiempo. Es una estafa general». «No tiene coraje -insistía ante sus incondicionales- para decir qué va a hacer con el trasvase del Ebro si tuviera la responsabilidad de gobernar».

Con trasvase y sin metro
Un año antes, en la presentación de los candidatos socialistas en Aragón para las elecciones autonómicas y municipales, Zapatero puso la aniquilación del trasvase, por su derogación del Plan Hidrológico de Aznar, como garantía de su fiabilidad para otras promesas; en referencia al Metro de Zaragoza dijo: «Sé que creéis que voy a cumplir este compromiso, porque me comprometí a que no hubiera trasvase del Ebro y lo cumplí».
El 3 de marzo de 2004, unos días antes de ganar sus primeras elecciones, prometió a sus simpatizantes (que coreaban «¡no al trasvase!») una política «sin trasvases absurdos ni dañar al Ebro».
El actual presidente del Gobierno de Aragón, el socialista Marcelino Iglesias, en 2002 llegó a prometer que dimitiría en caso de que el PSOE estuviese a favor del trasvase del Ebro: «Si mi partido cambiase de posición y apoyara el trasvase del Ebro, yo no podría estar ni un minuto más, ni un segundo más en el Pignatelli», sede del Gobierno de Aragón.

Se ha acordado ya el trasvase de agua del Ebro entre Zapatero y Montilla, del metro de Zaragoza no se sabe nada y el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, habiendo pasado ya más de un minuto todavía no ha dimitido.
En las hemerotecas figura también, en alusión a Cataluña, una palabras de Iglesias. «Los aragoneses conocen desde hace tiempo la ley de la gravedad y saben que el agua que llega a Tarragona viene de Aragón».
En 2004, en una intervención en las Cortes aragonesas tras la victoria socialista, se mostró entusiasmado: «Qué maravilla, los españoles introdujimos la papeleta y dijimos no al trasvase».
En el mitin de Zapatero del pasado 2 de marzo, pronunció también: «A mí me da lo mismo que se llevaran el agua con trasvase o con transferencia».

Así se expresa un aragonés:
Cuando el trasvase del Ebro a la ciudad de Barcelona ya es una realidad, y cuando la comunidad beneficiada va a ser Cataluña casualmente gobernada por el PSOE, Marcelino Iglesias se oculta detrás de unos informes jurídicos que ha solicitado para enterarse de si lo que se ha firmado entre el Gobierno y el PSOE catalán es un trasvase a no.
Marcelino Iglesias se olvida de defender el derecho de los aragoneses a utilizar el agua en la propia cuenca. ¿O es que sólo le importa el agua y su aprovechamiento en Aragón para atacar al PP? ¿Dónde están señor Iglesias las obras del Pacto del Agua que nos asegurarían el futuro agrícola e industrial y un caudal hídrico suficiente? ¿Recuerdan las restricciones de agua que tuvo que padecer la ciudad de Huesca? Es imposible que los aragoneses nos hayamos olvidado de todo esto en tan poco tiempo. Ahora es el momento de que los aragoneses que verdaderamente han defendido el agua para esta tierra, que han defendido las infraestructuras hidráulicas del Pacto del Agua, que les interesa el futuro de los agricultores y que no se manifestaron con el único objetivo de atacar el Gobierno del PP, que vuelvan a salir a la calle a defender nuestro futuro frente a las contradicciones de Zapatero y Marcelino
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