viernes, 11 de abril de 2008

Pasado y presente

El otro día, en una sesión de un minicurso "antiagobio" en los que pretenden enseñar algo, se peguntaba: ¿cómo se siente usted?.
Cuando me tocó, respondí: "pues bien".
Ante la pregunta, ¿un temor?.
Contesté: "el miedo a no callarme lo primero que se me ocurra".

Ese es el problema. ¡No se puede decir, por corrección, lo que primero a uno se le ocurre!. ¡Eso asfixia!.
Pero más angustioso es tener que decir lo contrario de lo que piensas, además, después de haberlo pensado. ¡Eso mata!.

Hace ya muchos años, por un problema de salud, tuve que acudir a un estomatólogo.
Su diagnóstico: "profesión de alto riesgo".

Prescripción:
1.- "Tiene que aprender a decir NO".
2.- Si falla lo anterior, "tiene que aprender a dar un PUÑETAZO ENCIMA DE LA MESA".
3.- Si lo anterior falla: "Váyase a un monte y GRITEEEE".

¿Qué me diría ahora?. No lo sé.

Eran otros tiempos, éramos muy raros.
Recuerdo, estando vinculado a la investigación en la Universidad, que aprobé oposiciones libres para "profesor de instituto".
Había aprendido que tenía que seguir aprendiendo.

En Barcelona, donde estuve tres años en un Instituto de Bachillerato en el "cinturón rojo", aprovechaba los ratos libres para acompañar en sus trabajos de investigación a un Catedrático de la Universidad de Barcelona especializado en la Institución Libre de Enseñanza.
Investigaba en el archivo del Ateneo de Barcelona. Yo aprendía a trabajar simplemente viéndolo trabajar.
Yo le decía: "don Vicente, estoy muy preocupado, no sé si mis alumnos me entienden, no sé si me sé explicar". Él me miraba, no me decía nada y sonreía.
Y otro día con lo mismo: "don Vicente...."
Y otro.
Un día quizás ya cansado de mi insistencia, o quizás creyó que era el momento oportuno, después de "mi lo de siempre", también sonriendo, me dijo:
"Mira, te voy a decir algo que ahora no entenderás y quizás te pueda parecer egoísta: ¡ólvidate de tus alumnos y dedícate a estudiar tú!, lo que tú sepas lo comunicarás. Ahora todo el mundo anda preocupado en cómo comunicar y su problema es que no tiene nada que comunicar".

Querría preguntarle ahora a don Vicente: Y ahora.... ¿qué hacer cuando ya nadie quiere escuchar?.

Vuelvo al principio. El curso "antiagobio" y la prescripción del estomatólgo quizás puedan arreglar algo, lo del saber de don Vicente y lo de comunicar "ya no mola".

Y lo más grave:
Ahora no se debe decir lo primero que a uno se viene a la cabeza ni tampoco lo que uno piensa después de haberlo pensado.
Es más, te piden "decir lo que uno piensa" pero sin que debas "pensar lo que uno dice". ¡No está bien visto!.
Quienes me conocen saben lo que estoy diciendo. Desde algún lugar también me estará viendo don Vicente.

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