lunes, 7 de abril de 2008

La filosofía se rebela

Filosofía se moviliza para salvar la materia de la invasión de Ciudadanía.
Las autonomías tienen la última palabra para que la enseñanza no pierda más horas. La LOE ha mutilado a la Filosofía. Hoy comienzan las primeras concentraciones y protestas en Madrid.

La Filosofía se rebela. La aplicación de la LOE la deja malparada. Se impartirán menos clases y los contenidos de la asignatura no disminuirán, sino todo lo contrario. También habrá menos tiempo para explicar asuntos clave que constituyen el núcleo de la Filosofía.
Todo esto ocurrirá a partir del próximo curso académico, dentro de cinco meses, según marca el calendario de implantación de la Ley Orgánica de Educación. Por eso ya empiezan a escucharse las quejas.
La primera movilización está prevista con una concentración en la madrileña Puerta del Sol en protesta por que se haya vaciado el contenido de la enseñanza y por la reducción horaria en los programas de esta asignatura. Está convocada por la Plataforma en defensa de la Filosofía y la Educación Pública que integran estudiantes y profesores de esta área de conocimiento de la Comunidad de Madrid y de Castilla-La Mancha.
Se han unido en defensa de la permanencia de la Filosofía en la educación y pretenden que la enseñanza «proporcione a los ciudadanos un adecuado desarrollo intelectual y vaya más allá de la formación de individuos prácticos para el mercado laboral».
José Antonio Freijo, miembro de la Junta directiva del Colegio de Filósofos, Doctores y Licenciados lamenta que «frente a las ocho horas semanales que se impartían en Secundaria y Bachillerato, la aplicación de la LOE dejará a la asignatura con cinco horas semanales».
El peligro es que con este recorte «los grandes asuntos quedarían sin tratar y se requerirían más horas si se quieren analizar con un mínimo de profundidad». Además, «Esta mutilación supondría una disminución de los planes de los profesores en relación a los contenidos».
Pero, además, la Filosofía (que recibe distintos nombres en Secundaria y Bachillerato), tendrá que compartir espacio con los polémicos contenidos de Ciudadanía que la LOE obliga a impartir y que quitarán tiempo a cuestiones básicas de la materia: en cuarto de la ESO, el profesor, además de exponer asuntos como los problemas del ser humano también tendrá que dedicar tiempo a explicar los tipos de familia.
«Los nuevos contenidos están lesionando la Filosofía porque la sustituimos por conocimientos muy de lo inmediato», lamentó Carmen Guaita, portavoz de la Asociación Nacional de Profesores (ANPE).
La Asociación Nacional de Catedráticos de Instituto (Ancaba) considera que quienes están «robando» horas a Filosofía son otras asignaturas «inútiles» de nueva implantación, como Ciencias para el Mundo Contemporáneo, que son «una maría».
La llave ahora para mejorar la situación la tienen las comunidades autónomas. El Ministerio de Educación se ha reservado el 65 % de los programas, pero el 35 % restante corresponde a las autonomías. Las comunidades tienen la última palabra.

Necesidad de filosofía / Jacobo MUÑOZ - Catedrático de Filosofía (UCM)
Toda definición simplifica y reduce a caricatura lo definido. Digamos que la filosofía es una reflexión crítica tan antigua como nuestra cultura acerca de los fundamentos, los métodos y las perspectivas del saber teórico, del pre-teórico, de la práctica y de la creación. Puede decirse que la filosofía encuentra sus motivaciones más profundas en la ciencia, el arte y la práctica política, de modo que no admite la escisión entre conocimiento y autoconocimiento. Que dicha reflexión ha sido cultivada del modo más cabal por algunos científicos o literatos, es cosa que va de suyo. Hay páginas de Einstein, de Lévi-Strauss o de Thomas Mann de sustancia filosófica muy superior a la de volúmenes enteros de no pocos filósofos «puros». Habría que hablar, como bien sabía Kant, más del filosofar que de la filosofía, la cual puede ser asumida como autoconciencia crítica de una cultura en un momento histórico dado.
Pero la filosofía tiene hoy retos nuevos: transformar los significados constituidos, interpelar y discutir los discursos hegemónicos, crear nexos de sentido siempre frágiles y limitados, trabajar en la creación y generalización de una cultura crítica cuyo objetivo sea el de librarnos de la fatalidad biológica y social, de las constricciones de un entorno siempre irreflexivo y tiránico. El triunfo final que algunos auguran, y en el que parecen complacerse, de un mundo «posfilosófico» sería el triunfo de una de las más lúgubres de esas utopías negativas que proliferaron a lo largo del pasado siglo.

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