martes, 29 de abril de 2008

Consejos al redactar


El estilo mejor: el preciso, la precisión es la máxima cualidad que puede lucir quien escribe.

Otras muy importantes son la concisión o brevedad, la claridad y la elegancia.
Ninguna de ellas puede brillar sin una imprescindible: la corrección.


Escribir es la última tarea para un redactor:

*.-Primero hay que hacer un borrador y luego corregirlo tantas veces como sea necesario; de él se sacará en limpio el escrito definitivo.

*.- El BORRADOR consta de invención o búsqueda de materiales, su ordenación más conveniente y hacer agradable el texto a la imaginación.

Hecho el borrador, se someterá a las siguientes operaciones (depuración del estilo):
-Sustituir las palabras repetidas de la redacción por sinónimos más precisos o suprimirlas.
-Buscar las palabras ambiguas en tu redacción y reemplazarlas por vocablos más exactos.
-Preferir el adjetivo pospuesto al antepuesto.
-Suprimir adverbios en –mente o sustituirlos por un sintagma preposicional.
-Quitar los nexos cuando puedan ser reemplazados por signos de puntuación: eso permite más agilidad y concisión.
-Reducir las expresiones más largas; sustituirlas por otras igual de precisas, pero más cortas.
-Eliminar las rimas y cacofonías: los sonsonetes irritan y distraen al lector.
-Extirpar las inconsecuencias, esto es, las frases que no se siguen lógicamente de lo antes escrito y hacen aparecer desaliñado al escrito.
-Preferir el verbo al sustantivo y el sustantivo al adjetivo.
-Omitir expresiones vulgares o coloquiales: “bueno”, etc...
-Tachar los circunloquios o rodeos o poner algo sustancial en su lugar.
-Nada de introducciones: quitan tiempo; hay que ir al grano, evitando expresiones como “Yo creo, pienso, opino que...”, etc...

-Evitando transiciones largas de una idea a otra mediante signos de puntuación.
-Colocando los acentos que faltan a la redacción.
-Evitando las palabras demasiado inconcretas o “palabras baúl”, porque tienen un sentido tan general que no significan nada: “cosa”, “tener”, “hacer...”. También las muletillas o expresiones propias repetidas: “y tal y cual”, “y todo eso” eiusdem palotis.
-No dejando frases sin terminar... sugieren pobreza de léxico.
-Corrigiendo las faltas de concordancia entre sujeto y verbo, sustantivo y adjetivo, etc...
-Utilizando los tiempos verbales más exactos.
-Buscando ejemplos y argumentos que apoyen cada uno de tus puntos de vista: no dejes tesis ni opiniones sin argumentos o pruebas después que los justifiquen. Si no, el escritor del texto parece infantil.
-Ordenando los argumentos del más simple al más complejo o viceversa.
-En las enumeraciones, sigue el orden alfabético.
-En las series de complementos, ordenándolos por extensión del más corto al más largo o viceversa.
-Procurando que las oraciones tengan más o menos la misma longitud o sean simétricas. Un buen recurso es utilizar parejas
de palabras o frases unidas por una conjunción: da precisión y ritmo a la frase.
-Dispiendo los datos por orden cronológico cuando sea a propósito.
-Situando al principio de la frase la parte de la misma (sintagma o palabra) que más te interese destacar.
-Cuando se quiere ser claro, seguir siempre este orden: sujeto, verbo, complementos (y los complementos se ordenan de mayor a menor en extensión o viceversa).
-Sitúe los adverbios lo más cerca posible del verbo, a ser posible después.
-Formule las tesis u opiniones que se pueden defender sobre un tema propuesto y escoge la que más se avenga con tu criterio.
-Simule pequeñas incertidumbres, hágase preguntas retóricas. Una pregunta retórica es una buena forma de empezar. Empiece siempre modestamente cuando se dirija a grupos de personas.
-Separe en párrafos su redacción. La presentación de un todo continuo fatiga la vista y sugiere desorden.
-Introduzca cada uno de sus párrafos con una sangría inicial del primer renglón. (Una sangría es varios espacios en blanco)
-Ponga un margen el doble de extenso a la izquierda del escrito que a la derecha.


¡Mucha suerte!

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