martes, 3 de mayo de 2011

Primero de Mayo: escasa participación en las manifestaciones sindicales tras el récord de paro.

Los sindicatos no logran movilizar trabajadores y Cayo Lara pide una "rebeldía necesaria" para acabar con los "beneficios del capital".
Miles de trabajadores salieron hoy a las calles españolas en el Día del Trabajador para protestar contra los recortes sociales -reforma laboral- y reclamar políticas de izquierda para frenar el paro e impedir el deterioro de los servicios públicos.

A la manifestación de Valencia asistieron los secretarios generales de CCOO, Ignacio Toxo, y UGT, Cándido Méndez, que propusieron "alternativas distintas" y de izquierda a las políticas de recorte aplicadas por el Gobierno para salir de la crisis, criticaron la rebaja de los derechos laborales y solicitaron la reorientación de las políticas económicas y sociales.
En la celebración del 120 aniversario del Día del Trabajador -se conmemora la ejecución de los "Mártires de Chicago" por protestar en 1886 por la jornada laboral de 8 horas-, Toxo dijo que hay 4,9 millones de "razones más" para pedir soluciones económicas, fiscales, sociales y laborales distintas a las gubernamentales.
Toxo solicitó la movilización de la sociedad para defender "los intereses de la mayoría" ante el "escoramiento" hacia la derecha existente en Europa, que "impregna" la acción del Gobierno de España y de las Comunidades Autónomas y ayuntamientos, a los que requirió mayor colaboración entre sí para superar la crisis.
Según los sindicatos, bajo el lema de "Empleo con derechos. Contra los recortes sociales" participaron en la concentración de Valencia 20.000 personas; 3.000 según la Policía Local y 8.050 para la empresa Lynce, que efectuó un estudio por imágenes para Efe con un margen de error al alza del 3 %.
Por su parte, Méndez consideró que los datos de paro de la Encuesta de Población Activa (EPA) -4,91 millones de parados, el 21,3 por ciento de los españoles en edad de trabajar y que buscan empleo)- ratifican "las críticas" a la reforma laboral.
Al mismo tiempo, advertía de que tras las elecciones del 22 de mayo puede haber una nueva ofensiva contra los derechos laborales y ataques contra la prestación de los servicios fundamentales y los trabajadores de las Administraciones Públicas.
Los sindicatos minoritarios - CGT, USO y CNT- criticaron en diversos actos la firma del Pacto Social de CCOO y UGT con el Gobierno, acusados de amenazar la estabilidad sindical en España por suscribir ese acuerdo.
El secretario general de la Unión Sindical Obrera (USO), Julio Salazar, pidió transparencia en el proceso de negociación colectiva y que no se relaje la protección social dado el empeoramiento del mercado laboral.
La Confederación General del Trabajo (CGT) criticó las actuaciones del Gobierno en materia económica y laboral y solicitó transparencia en las conversaciones sobre la reforma colectiva.
La Confederación Nacional del Trabajo (CNT) rechazó el Pacto Social y convocó al resto de los sindicatos a movilizarse tras el verano.
En cuanto a las manifestaciones en otras ciudades españolas, en Madrid se reunieron 41.000 personas, según CCOO y UGT, para protestar contra las políticas económicas y sociales del Gobierno de Esperanza Aguirre.
Los líderes sindicales de Madrid, Javier López (CCOO) y José Ricardo Martínez (UGT) criticaron las políticas neoliberales, al tiempo que cifraban en 15.000 millones de euros los "regalos fiscales" que en el último lustro se han embolsado las grandes fortunas madrileñas.
En Cataluña, días antes de la protesta del 14 de mayo contra los recortes presupuestarios, cerca de 11.000 trabajadores, en diversas ciudades catalanas -unos 8.000 en Barcelona-, marcharon para rechazar los recortes sociales y exigir que se cree empleo.
Córdoba fue elegida como sede para la principal marcha en Andalucía, donde 6.000 personas, según los sindicatos UGT y CCOO, y 5.000 según la Policía Local- desfilaron en demanda de empleo y de los derechos laborales.
Los secretarios generales de UGT y CCOO de Andalucía, Manuel Pastrana y Francisco Carbonero, respectivamente, hicieron un llamamiento a la rebelión ciudadana contra el desempleo.
En Bilbao se celebraron dos manifestaciones, con CCOO y UGT por un lado y los sindicatos nacionalistas (ELA, LAB, STEE, EHNE e HIRU), juntos por primera vez desde 2007.
En Castilla y León se reunieron en las distintas concentraciones un 6.000 manifestantes que reivindicaron la creación de empleo y rechazaron los recortes sociales, mientras que en Vigo la Confederación Intersindical Galega (CIG) convocó a 8.000 manifestantes contra las "reformas del capital".

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