jueves, 12 de mayo de 2011

«Antipatriotas» y «Bellacos» (Editorial de ABC).

Zapatero congeló pensiones, rebajó los salarios públicos, frenó la ley de dependencia y suprimió el «cheque-bebé» y la deducción de 420 euros



El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, está embarcado en una campaña de desmesuras y descalificaciones, en la que no se conforma con atacar al Partido Popular, sino que desafía con arrogancia a la gran mayoría de la sociedad española.
Si antes eran antipatriotas los que alertaban de la crisis que ya se estaba sufriendo, ahora «mienten como bellacos», según Zapatero, los que dicen que su Gobierno ha recortado las políticas sociales.
El jefe del Ejecutivo puede dar por seguro que España se ha convertido en un país de mentirosos y bellacos, porque son mayoría los ciudadanos que piensan que Rodríguez Zapatero se quedará con la etiqueta histórica de haber mutilado derechos sociales básicos, de haberlo tenido que hacer al dictado de Alemania y Bruselas, y por haberse negado a aceptar la existencia de la crisis.
La pérdida de talante se acelera en Zapatero a medida que la crisis se ceba con más paro, morosidad, desahucios y desilusión colectiva.
Nadie «miente como un bellaco» por limitarse a constatar lo que ha hecho Zapatero desde ahora hace un año, cuando volvió de Bruselas intervenido y aleccionado por Angela Merkel. Claro que ha recortado las políticas sociales.
Lo ha hecho congelando pensiones, rebajando los salarios públicos, frenando la ley de dependencia, quitando el «cheque-bebé» y suprimiendo la deducción de 420 euros.
La osadía de Zapatero con este desplante a los muchos millones de pensionistas, dependientes, funcionarios, madres y demás ciudadanos en precario es toda una prueba irrefutable de lo desconectado que está el presidente del Gobierno de la realidad española.
Y más allá de lo que supone este desfase entre el gobernante y el país, las palabras de Zapatero revelan la contumacia de la izquierda en apropiarse de los valores que luego arruina con su gestión, proclamando una superioridad moral sobre la derecha que solo existe en sus propagandas, pero no en sus balances de gobierno.
No hay política social defendible en un mandato que acumula cinco millones de parados, sin crecimiento económico y, además, con una inflación en auge que agrava aún más los recortes a pensiones y salarios. Es ofensivo para un país paralizado que el presidente del Gobierno saque pecho de lo que no dejan de ser sus filias y fobias personales.
Zapatero ha decidido ir por libre, perjudicando con su soberbia al PSOE, y rozando el ridículo con golpes de efecto inútiles, como la cancelación del viaje a Oslo para descender, como un «deus ex máchina», en el diálogo de sindicatos y patronal sobre negociación colectiva.

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