En ocasiones, la realidad camina por un lado y la ley, por otro.
M. Calleja. ABC. 06/10/2011 - 08.39.
—¿Se puede cambiar la realidad social mediante las leyes?
—Cuando se legisla contra la realidad, ésta siempre se acaba vengando. En España, en los últimos años, ha habido un exceso de intentos de cambiar realidades con leyes. Ha ocurrido en empleo, inmigración e igualdad. Se hace de espaldas a la realidad, y los efectos son contrarios a los buscados. En empleo, se quería cambiar la realidad a golpe de decreto, sin reconocer el problema de fondo, y así estamos con cinco millones de parados.
—¿Tenemos un exceso de leyes propaganda en España?.
—Absolutamente. En el mundo occidental, y de forma especial en España, se ha intentado resolver todo con titulares de leyes, planes, sin estudiar los problemas a fondo. La ley es un instrumento que, en positivo, puede dar muy buenos resultados cuando se actúa en todos los frentes, como ha ocurrido con la seguridad vial en España, que ha cambiado la cultura de comportamiento al volante. Pero la primera ley estrella de Zapatero, la integral contra la violencia de género, ha sido ineficaz, porque se pretendía cambiar una realidad sólo con una ley.
—¿La ley del aborto tiene capacidad de transformar una realidad como es el Derecho a la Vida?.
—Es el ejemplo claro de una reforma legal de espaldas a una mayoría. No estaba en el programa del PSOE y no se hizo con puertas abiertas, ni en beneficio de la mujer, sino de «lobbies» muy concretos, la mayoría, por cierto, formados por hombres.
—¿Qué habría significado la ley de Igualdad de Trato en España?.
—Todas estas leyes feministas se basan en una premisa falsa: todos somos idénticos, cuando en realidad todos somos diferentes, y por eso la ley debe garantizar la igualdad de oportunidades. El feminismo no busca esto, sino que todos seamos clones, y eso deja desprotegidos a los más desfavorecidos.
—¿Las leyes pueden conseguir eso que dijo Guerra: «A España no la va a conocer ni la madre que la parió»?.
—Está claro que hay leyes negativas que producen daños irreparables. Ha ocurrido con las leyes educativos que ha tenido España. Tardaremos muchos años en reparar sus daños.
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