La historia no prueba nada, todo es relativo
El historiador Serafín Fanjul reflexiona sobre el falso paradigma de que la Historia no prueba nada porque todo es relativo.
ANTONIO ASTORGA.- ABC. 10/10/2011.
—El relativismo moral se aplica a todo y sirve para justificar el individualismo y la imposición de intereses particulares.
Si no hay puntos de referencia, quienes tal piensan eluden responsabilidades o dar cuentas de nada.
—¿Los académicos no tienen derecho a dictaminar verdades científicas porque todo es subjetivo?.
—No siempre es fácil acercarse al pasado porque la Historia no es una ciencia exacta. Su entronque con las Humanidades (tan criticado) es beneficioso, por permitir reflexionar acerca de los métodos (y los resultados) tenidos por «científicos» en sentido estricto.
—¿Y la misión del historiador?.
—Intentar aproximar el conocimiento del pasado, de la forma más honrada posible y reconociendo las dificultades que la empresa subsume, sin pretender extraer moralejas o la verdad absoluta.
—¿Por qué se iguala al historiador con reconocimiento académico con el historiador aficionado jaleado por intereses políticos?.
—No sólo se iguala: se le otorga preeminencia, si conviene. Ahí está la respuesta: por intereses políticos del momento.
—¿Los políticos usan la memoria histórica como arma arrojadiza?.
—No todos, seamos justos. En España tenemos muy deformado el enfoque de este asunto por la sectaria y vergonzosa actuación del Gobierno socialista que, a falta de proyecto ni programas para ahora mismo (¡desde 2004!), utiliza acontecimientos del pasado sólo en los aspectos que le interesan, empleando sus juristas y sus medios (poderosísimos). La memoria sí es subjetividad pura, mientras la Historia debe buscar la objetividad. Ningún español puede permanecer impasible cuando extranjeros (u otros españoles, lo cual es peor) escupen sobre el recuerdo de nuestros antepasados.
—¿Cuáles son las verdades históricas incuestionables?.
—La noción de cambio, la evolución de las sociedades, la interpenetración de grupos humanos, la comprobación de tendencias... (¡no calcos!). Y los hechos concretos, probados al cien por cien, son innumerables.
—¿Por qué se buscan argumentos en un pasado mítico para fundar realidades presentes?.
—Por la escasa consistencia del presente en que se actúa y por el deseo de explotar la imagen idílica de un pasado que nunca fue como lo describen. Es un fenómeno típico en la prefabricación de independencias o de «regeneración y vuelta a los orígenes» en movimientos religiosos agresivos
lunes, 10 de octubre de 2011
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