El Nacionalismo es progresista

Jon Juaristi.- El catedrático de Filología reflexiona sobre el falso paradigma de que «El nacionalismo es progresista», el primero de los diez tópicos instalados en la sociedad española planteados por ABC

—¿Coincide con que el paradigma «El nacionalismo es progresista» es falso?.

—Creo que el nacionalismo es progresista, pero tengo una muy mala opinión del progresismo. El progresismo apuesta por el nacionalismo y habrá que deducir de ello que el nacionalismo es progresista.

—¿Cómo se ha podido extender esa idea por la sociedad?.

—Históricamente, es una ideología que ha nacido de las ideas más espantosas, como el racismo, el exclusivismo, el imperialismo, el afán de sometimiento de otros pueblos... Los progresistas le encuentran cierto encanto a esas ideas.

Y el nacionalismo hoy forma parte de los tópicos progresistas. Pero no es un paradigma, es un conjunto de tópicos que se extendieron en su momento en parte de la izquierda porque tenía más capacidad de movilizar a las masas que el socialismo científico.

—¿Todos los nacionalismos son excluyentes?.

—No hay integración sin que se haya excluido de antemano. En el nacionalismo se decreta que buena parte de la población catalana o vasca no pertenece a la sociedad y estos tienen que hacer un esfuerzo para integrarse. El nacionalismo nace con una pauta de exclusión y después ofrece la posibilidad de integrarse.

—¿Cuál es la evolución natural de nacionalismo?.

—Estas pautas de exclusión se repiten constantemente, y el nacionalismo evolucionará y aparecerá de otra forma. El nacionalismo progresista tampoco será eterno, dará paso a otra manifestación del nacionalismo. Es algo estupendo pensar que somos lo mejor de lo mejor, atrae a los imbéciles.

—¿Se cura el nacionalismo?.

—No tiene una cura fácil, se puede curar leyendo, pero hay nacionalistas incurables.

—¿Y las generaciones de jóvenes a las que se les ha inculcado el rechazo a España?.

—Hay jóvenes educados en el nacionalismo que son irrecuperables y otros que han roto con ello porque les parece una estupidez. Pero hay que enseñarles que hay que convivir y que nadie tiene privilegios por llevar unos apellidos.