ALEJANDRO PRIETO - Gijón, Asturias - 20/04/2011.- Opinión. El País.
Estas últimas semanas se ha recurrido bastante a la expresión popular "el chocolate del loro" con la intención de disculpar la determinación de los eurodiputados de rechazar por mayoría la congelación de sus salarios y la negativa a viajar en clase turista cuando el vuelo sea inferior a cuatro horas. Sería demagógico tratar de establecer una conexión entre la adversidad económica que amenaza el bienestar de millones de ciudadanos y la decisión tomada en el Parlamento Europeo, ya que el impacto en las cuentas finales de los países es escaso.
Pero ¿acaso no se nos dice desde la política que los pequeños gestos son los que cuentan? Con las rebajas llevadas a cabo en los sueldos de los funcionarios, los recortes de las plantillas de la educación y sanidad públicas, la congelación de las pensiones, la elevada tasa de paro o la inquietante perspectiva de futuro de la juventud ante la creciente desigualdad social, los actos de sensibilidad, austeridad y coherencia por parte de los gobernantes no son cuestiones irrelevantes, sino imprescindibles, para mantener la confianza entre la población y los dirigentes democráticos.
miércoles, 20 de abril de 2011
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