sábado, 29 de enero de 2011

Rubalcaba admite que la reforma garantiza sus jubilaciones sólo a los que hoy tienen más de 35 años

La reforma de las pensiones pactada entre el Gobierno y los sindicatos nace con fecha de caducidad.
Cinco años después de que alcance su velocidad de crucero, tras un largo período transitorio desde 2013 a 2027, los agentes sociales y el Ejecutivo tendrán vía libre para subir de nuevo la edad de jubilación y las carreras de cotización, con el fin de adaptarlas a la esperanza de vida del momento.


Si se tiene en cuenta que la esperanza de vida aumenta un año cada década, en 2032 los españoles vivirán tres años más respecto a enero de 2011.
Por tanto, las diversas edades de jubilación pactadas ahora (61, 63, 65 y 67 años), al igual que las carreras de cotización para generar el derecho a cobrar la pensión a esas edades,crecerán en proporción a los tres años en los que subirá la esperanza de vida en 2032.
De hecho, el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, reconoció ayer que la reforma pactada con las centrales garantiza las jubilaciones de los trabajadores que hoy en día tienen 35, 40 y 45 años. Es decir que deberá ser de nuevo reformado el sistema público de la Seguridad Social para garantizar que la población que ahora tiene menos de 35 años cobren su pensión en un futuro. Pese a conocer de antemano este escenario, el Gobierno y los sindicatos han optado por posponer a 2032 ese necesario incremento de la edad de jubilación.
Esta revisión del sistema será posible gracias a que el principio de acuerdo de pensiones incluye un elemento denominado «factor de sostenibilidad», que entrará en vigor en 2027, fecha a partir de la cual la reforma se aplicará ya en toda su plenitud. Este «factor de sostenibilidad» permitirá cada cinco años retocar los parámetros básicos y fundamentales para percibir una pensión en función de la esperanza de vida del momento. Por tanto, será en 2032 cuando los sindicatos y el Ejecutivo de entonces afronten los primeros cambios del modelo.
A partir de 2027 convivirán en España diversas edades de jubilación. Los trabajadores que sean despidos podrán seguir jubilándose a los 61 años, al igual que los que comenzaron a cotizar antes de enero de 1967. En estos momentos, de este colectivo tan sólo quedan por retirarse 100.000 personas, que lo harán en los próximos tres años. Además, las empresas que presenten un expediente de regulación de empleo estarán obligadas a cotizar por sus trabajadores desde los 55 años, a los que se aumenta la edad de prejubilación, hasta los 63, a los que se establece la jubilación anticipada.
La reforma implanta por primera vez el derecho de los cotizantes de la Seguridad Social a retirarse anticipadamente a los 63 años, si se ha cotizado 33. Para el cálculo de su pensión, se les aplicará un coeficiente reductor del 7,5% por cada año adelantado. Los que hayan cotizado 38,5 años podrán salir del mercado laboral con el cien por cien de la prestación a los 65 años y los que hayan cotizado 37 a los 67 años. Además, se bonificará a aquellos que sigan trabajando más allá de los 67 años.
La reforma no se aplicará de golpe, sino que tendrá un aterrizaje suave. Así, durante sus primeros catorce años de entrada en vigor desde enero de 2013 se subirá seis meses cada dos años la cotización de los 35 años que dan derecho a percibir ahora el cien por cien de la jubilación a los 65 años. Es decir, en 2014, habrá que haber cotizado 35 años más seis meses para retirarse a los 65. Mientras, subirá un mes el período de cotización y la edad de jubilación los seis primeros años de la reforma y dos meses los nueve años siguientes para llegar a los 37 años cotizados y a los 67 años de jubilación. El período para calcular la pensión pasará de los 15 años actuales a 25.

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