Quizá ZP es capaz de mantener el tipo en la situación de debacle que vive su partido gracias no solo a su frialdad de témpano y a su afabilidad natural sino porque él más que nadie es consciente de qué sima rescató al PSOE hace tan sólo unos años.
En 2004 consiguió romper el ciclo electoral que ya paladeaba el PP y sigue en Moncloa con el apoyo parlamentario del PNV y CC. Es posible que ahora esté llevando al PSOE a la derrota mayor de su historia pero es cierto que hace tan sólo unos años su partido estaba enfangado en las cloacas del poder, terrorismo de Estado incluido.
Pero lo que a mí me ha sorprendido más no ha sido la eficacia electoralista que ha demostrado el PSOE durante estos años de pérdida del prestigio de la socialdemocracia sino su audacia para predicar el izquierdismo en campos como la cultura, la moral, la justicia, la educación…
Así que la burbuja inmobiliaria no sólo permitió a los españolitos llevar un tren de vida disparatado sino hacer la exaltación del mínimo esfuerzo en los estudios, odiar la excelencia, despreciar las diferencias sexuales, liquidar la institución matrimonial, perseguir la lengua materna, negar la nación común, romper el mercado y la unidad de jurisdicciones, reivindicar la eutanasia…
Se diría que el fracaso del horroroso modelo económico que arrastrábamos desde el franquismo con la ayuda de los sindicatos ha sido el castigo no sólo al PSOE sino al sistema mismo de partidos. A todos. A unos como protagonistas y a todos por cobardía moral y cultural. ZP iba sin freno a la revolución de las costumbres y lo habría conseguido de no haber estallado la nueva gran Depresión en Estados Unidos. Con ZP la izquierda estaba persuadida de que tener muy merecidamente un plus democrático frente a los conservadores (¿o quizá derechistas e incluso fachas?) En esas circunstancias ¿por qué habría que actuar rápidamente frente a la «crisis»? (Cesar Alonso de los Ríos)
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