miércoles, 19 de enero de 2011

El PSOE, comisario audiovisual

Si el problema fuera la «telebasura», el Gobierno habría actuado antes. Pero lanza esta idea ahora, en año electoral y con las encuestas en contra


El Gobierno socialista está dispuesto a encarar el último año de su mandato como un tratamiento ideológico de choque para contrarrestar el desánimo entre sus votantes. La impotencia ante la crisis y la magnitud del desempleo están en el origen de esta estrategia agónica de recuperación electoral, con la que el Ejecutivo renuncia a resolver los problemas capitales de la sociedad española y acepta, por el contrario, crear otros nuevos. En este contexto de agitación ideológica se enmarca el anuncio hecho por el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, de constituir el Consejo Estatal de Medios Audiovisuales y dotarlo con competencias inspectoras y sancionadoras sobre los contenidos de las televisiones. Nuevamente, el PSOE urde un comisariado a medida, un asalto intervencionista vestido con ropaje de virtud, porque Jáuregui justifica esta iniciativa denunciando la «banalización», los «personajes de escaso mérito» o la «vejación en directo de la dignidad y el respeto», como características de algunas programaciones televisivas. También con la asignatura de Educación para la Ciudadanía quería el Gobierno crear buenos ciudadanos, eso sí, mediante el adoctrinamiento de los alumnos en algunos de los tópicos de la ortodoxia progresista y de izquierda.


La «telebasura» es la última coartada para un Gobierno obsesionado con prohibir, sancionar e intervenir. Nada hay que objetar a la revisión de programas televisivos inadecuados en función del horario en el que se emitan o de unos contenidos manifiestamente contrarios a la ley. Pero esta función inspectora y sancionadora ya se puede ejercer por la Administración Pública. No hace falta dar al Consejo Estatal de Medios Audiovisuales ese sesgo inquisidor, y menos aún convertirlo en tutor de las líneas editoriales de las cadenas de televisión y radio, que es en lo que se convertirá si, como dijo Jáuregui, utiliza como pretexto los «climas de crispación y enfrentamiento», que, en el lenguaje de la izquierda, es una manera de señalar a radios y televisiones no afines al Ejecutivo. Si el problema fuera la «telebasura», el Gobierno habría tomado medidas mucho antes. Pero lanza esta idea ahora, en año electoral, con las encuestas en contra y necesitado de mensajes que reanimen a una izquierda que, al parecer, solo puede ser movilizada con la visceralidad. Ya lo dijo Zapatero una vez: necesitan poner a España en tensión.

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