martes, 16 de junio de 2009

Y se siguió diciendo y...¡nadie hizo caso!


Las recesión no solamente será intensa. También larga. Muy larga. Tan larga que hasta 2013 -en el mejor de los casos- España no recupera los niveles de riqueza anteriores a la crisis. Lo dicen los mejores institutos de coyuntura del país y lo reconoce el propio Gobierno en sus últimas previsiones macroeconómicas, en las que admite -ya sin tapujos- que la economía española tendrá crecimiento muy próximo a cero en el conjunto de un quinquenio.
Los datos de Funcas que están a punto de aparecer -y que recogen el consenso de más de una docena de las opiniones de los mejores servicios de estudios del país- prevén que la economía caerá un 4,4% durante este año y el próximo (un 3,7% en 2009 y un 0,7% en 2010). Es decir, que sólo creciendo a una tasa similar en 2011 y 2012, España podría recuperar los niveles de riqueza anteriores a la crisis. Y eso tampoco está nada claro, según el director del Servicio de Estudios de una de las principales entidades del país.
Básicamente por una razón: sin reformas económicas desde el lado de la oferta, el Producto Interior Bruto sólo podrá crecer entre 1,5 y 2 puntos durante un largo periodo de tiempo, tasas a todas luces insuficiente para absorber los cuatro millones largos de parados que amenazan con enquistarse en la economía española.
El Gobierno, por su parte, ha previsto que el PIB caiga un 3,9% entre este año y el próximo, lo que significa que sólo creciendo cerca del 2% anual en 2011 y 2012 se volverán a restaurar los niveles de riqueza anteriores a la crisis. La intensidad del empobrecimiento del país, en cualquier caso, dependerá, según las fuentes consultadas por El Confidencial, de dos factores. Por un lado, del éxito del plan de rescate de la banca, toda vez que las entidades financieras no están en condiciones de aumentar la concesión de créditos por razones de solvencia, y sin nuevos préstamos la economía deja de funcionar de forma adecuada. Por otro, se considera indispensable para recuperar la normalidad que continúe el ajuste de la vivienda, y “cuanto más rápido se produzca, mejor”, aseguran las fuentes. Fundamentalmente para poder absorber las alrededor de 800.000 viviendas que están sin vender, por lo que hasta que no encuentren comprador no podrá recuperarse el ciclo inversor en el sector de la construcción.
Demanda privada y pública
Según una reciente presentación del director del Servicio de Estudios del BBVA, José Luis Escrivá, el escenario más razonable es que el Producto Interior Bruto (PIB) siga “contrayéndose” hasta principios de 2010, “cuando empezará a crecer a tasas muy reducidas”. Sin embargo, la tasa de desempleo continuará su aumento hasta principios de 2011. Por ello, aclara, la recuperación sólo será firme “cuando la demanda privada pueda sustituir los estímulos de la demanda pública”.
¿Y cuándo podrá vislumbrase ese escenario? Según la mayoría de los analistas consultados por El Confidencial, la parte, más débil de la revisión del cuadro macroeconómico es, precisamente, todo lo correspondiente a las cuentas públicas. El escenario de consolidación fiscal (un 3% de déficit en 2012) se considera no sólo excesivamente voluntarista, sino completamente alejado de la realidad. La parte positiva, sin embargo, es que por primera vez el Gobierno admite que no hay ya prácticamente margen para el gasto público. Salvo que se arriesgue a una degradación de la solvencia del Reino de España por parte de las agencias de calificación.
Sobre todo teniendo en cuenta que el déficit de las administraciones territoriales (principales las comunidades autónomas) permanece “oculto y nadie sabe a ciencia cierta a cuanto asciende en estos momentos”, asegura un experto en financiación autonómica. En su opinión, no basta sólo con diseñar políticas de oferta para ensanchar el potencial de crecimiento económico, sino que el país debe proceder sin más dilación a un proceso de ajuste de salarios y beneficios empresariales para evitar, precisamente, que los sacrificios económicos derivados de la recesión caigan en los sectores más débiles de la sociedad.
“Hay que bajar los precios de los bienes y servicios” para restaurar la competitividad perdida, asegura. De lo contrario, el ajuste durará cinco o más años, en lugar de tres, y eso es una bomba de relojería con más de cuatro millones de parados.

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