Se gesta un partido político, proceso sembrado de dificultades conocidas: desconocimiento ciudadano, boicoteo de los bancos, olvido de las casas de apuestas -perdón, de encuestas-, ninguneo de los medios.
Se desprecia, confiando en que los obstáculos que encuentre en su nacimiento malograrán el proyecto sin mayores molestias.
Cumplida esa etapa por UPD, conocido como el partido de Rosa Díez, un día asombra: ¡con una participación veinte puntos menor en las elecciones europeas, los votos de UPD aumentan un 45%!.
El PP pierde el monopolio de la crítica al nacionalismo; el PSOE e IU, la explotación de valores laicos y progresistas.
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