JUAN VELARDE FUERTES
De acuerdo con «La Nueva España» y «El Comercio» de 29 de mayo, el presidente Rodríguez Zapatero sostuvo un día antes, en un mitin de la campaña electoral europea, ante 5.000 personas en Langreo, lo que sigue: «Estad seguros que cuando empecemos a remontar la crisis, y no tardará mucho, algunos se quedarán callados, y en todo caso, lo advierto, cuando lleguen los buenos datos, y no tardarán mucho, dirán que es fruto de la evolución de la economía».
Se trata de una afirmación importante, pero he aquí que, en torno precisamente a esa fecha, llegan datos no precisamente esperanzadores. Por un lado, ese día el Instituto de Estudios Económicos, en su serie «Documentación», repartió tres informaciones importantes.
Por un lado no somos competitivos en los mercados mundiales, tanto por la barrera de un alto tipo de cambio, como por los altos niveles relativos salariales y por una pretérita subida de precios por encima de los de nuestros competidores. Sólo teníamos una salida: un abaratamiento gracias a avances tecnológicos importantes.
Pues bien, acaba Eurostat de ofrecer los últimos datos comparativos disponibles del porcentaje de las exportaciones de alta tecnología sobre el total de las ventas al exterior de los países de la Unión Europea. La cabeza la ocupan Irlanda con el 29,01% y el Reino Unido con el 26,48% para las naciones mayores. La media de la UE-27 es de16,65. España ocupa en ella el puesto 21, con el 4,92%, y en la UE-15, el último. Portugal, Bélgica, Italia y Grecia están por encima de nosotros. Esto asegura que un importante déficit del sector exterior está asegurado.
Del documento de Eurostat «Gross Domestic Expenditure on R+B» también se recoge algo que explica lo anterior: el gasto en I+D+i respecto al PIB, también en la UE-27, en el año 2007, fue en España del 1,27%. La media de la UE-27 fue del 1,83%. La cabeza la ocupan Suecia, con el 3,64% y Finlandia, con el 3,47%. Recordemos que por la denominada Estrategia de Lisboa, en 2010, la UE-27 debería lograr el 3%. En la UE-27, España ocupa, con el porcentaje señalado, el puesto 14, y en la UE-15, el 12. Todo ello explica mucho del tercer documento, emitido por un importante instituto alemán de investigación de la economía, el IWD, el 14 de mayo.
Comienza así el titulado «España: la fiesta se acabó»: «España, el antiguo país modelo de la UE, se está viendo fuertemente sacudida por la crisis económica y financiera. Es probable que su economía se contraiga considerablemente en los dos próximos años. Pero las verdaderas causas de los problemas son internas», esto es, al margen de la marcha de la coyuntura internacional. Y destaca que «la Comisión Europea prevé un déficit público de casi un 10% del PIB en 2010» y que «este año se puede generar un déficit de la balanza por cuenta corriente en torno al 7% del PIB». Y la frase final es: «Los problemas estructurales de España no se puede solucionar sólo con dinero».
Dos datos añadidos, que aparecen en «Financial Times», de 30/31 de mayo. Ralph Atkins, bajo el título de «Eurozone annual inflation rate falls to zero», considera que esto complica «la tarea del BCE en su combate en la peor caída en el último medio siglo de la Europa continental», y que España se halla «entre los países con mayores economías de la eurozona que han informado ya de sus caídas negativas de la inflación». El segundo es que, precisamente ese 29 de mayo, de acuerdo con los datos de ThomsonReuters, los países europeos que, por los diferenciales de sus bonos a 10 años respecto al bono alemán, con los que se mide el riesgo país, ocupan los cinco últimos lugares, son ordenados por puntos básicos, Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España. Esto es, el conjunto de los PIGS con una I agregada. Y, me atrevo a insinuar, si como anunció la OPEP precisamente el 29 de mayo, el precio del crudo concluye por ascender a 75 dólares barril y esto se une a un posible cierre de Garoña, ¿qué va a suceder con nuestra situación energética y su repercusión, con esos dos datos, muy negativos en nuestra competitividad?
Precisamente, en «Les Echos» de 29/30 de mayo, los analistas del Bank of America Merril Lynch consideran que un salto hacia los70-80 dólares barril «podría plantear riesgos serios para el crecimiento de los países de la OCDE». ¿Para qué seguir ofreciendo más datos? ¿Compensa, acaso todo esto, por desgracia, que un dato estacional administrativo, no desestacionalizado y por ello poco o nada significativo, sobre el desempleo en mayo —compárense sus cifras habituales con las de la EPA del INE— hable de cambio de coyuntura?
De acuerdo con «La Nueva España» y «El Comercio» de 29 de mayo, el presidente Rodríguez Zapatero sostuvo un día antes, en un mitin de la campaña electoral europea, ante 5.000 personas en Langreo, lo que sigue: «Estad seguros que cuando empecemos a remontar la crisis, y no tardará mucho, algunos se quedarán callados, y en todo caso, lo advierto, cuando lleguen los buenos datos, y no tardarán mucho, dirán que es fruto de la evolución de la economía».
Se trata de una afirmación importante, pero he aquí que, en torno precisamente a esa fecha, llegan datos no precisamente esperanzadores. Por un lado, ese día el Instituto de Estudios Económicos, en su serie «Documentación», repartió tres informaciones importantes.
Por un lado no somos competitivos en los mercados mundiales, tanto por la barrera de un alto tipo de cambio, como por los altos niveles relativos salariales y por una pretérita subida de precios por encima de los de nuestros competidores. Sólo teníamos una salida: un abaratamiento gracias a avances tecnológicos importantes.
Pues bien, acaba Eurostat de ofrecer los últimos datos comparativos disponibles del porcentaje de las exportaciones de alta tecnología sobre el total de las ventas al exterior de los países de la Unión Europea. La cabeza la ocupan Irlanda con el 29,01% y el Reino Unido con el 26,48% para las naciones mayores. La media de la UE-27 es de16,65. España ocupa en ella el puesto 21, con el 4,92%, y en la UE-15, el último. Portugal, Bélgica, Italia y Grecia están por encima de nosotros. Esto asegura que un importante déficit del sector exterior está asegurado.
Del documento de Eurostat «Gross Domestic Expenditure on R+B» también se recoge algo que explica lo anterior: el gasto en I+D+i respecto al PIB, también en la UE-27, en el año 2007, fue en España del 1,27%. La media de la UE-27 fue del 1,83%. La cabeza la ocupan Suecia, con el 3,64% y Finlandia, con el 3,47%. Recordemos que por la denominada Estrategia de Lisboa, en 2010, la UE-27 debería lograr el 3%. En la UE-27, España ocupa, con el porcentaje señalado, el puesto 14, y en la UE-15, el 12. Todo ello explica mucho del tercer documento, emitido por un importante instituto alemán de investigación de la economía, el IWD, el 14 de mayo.
Comienza así el titulado «España: la fiesta se acabó»: «España, el antiguo país modelo de la UE, se está viendo fuertemente sacudida por la crisis económica y financiera. Es probable que su economía se contraiga considerablemente en los dos próximos años. Pero las verdaderas causas de los problemas son internas», esto es, al margen de la marcha de la coyuntura internacional. Y destaca que «la Comisión Europea prevé un déficit público de casi un 10% del PIB en 2010» y que «este año se puede generar un déficit de la balanza por cuenta corriente en torno al 7% del PIB». Y la frase final es: «Los problemas estructurales de España no se puede solucionar sólo con dinero».
Dos datos añadidos, que aparecen en «Financial Times», de 30/31 de mayo. Ralph Atkins, bajo el título de «Eurozone annual inflation rate falls to zero», considera que esto complica «la tarea del BCE en su combate en la peor caída en el último medio siglo de la Europa continental», y que España se halla «entre los países con mayores economías de la eurozona que han informado ya de sus caídas negativas de la inflación». El segundo es que, precisamente ese 29 de mayo, de acuerdo con los datos de ThomsonReuters, los países europeos que, por los diferenciales de sus bonos a 10 años respecto al bono alemán, con los que se mide el riesgo país, ocupan los cinco últimos lugares, son ordenados por puntos básicos, Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España. Esto es, el conjunto de los PIGS con una I agregada. Y, me atrevo a insinuar, si como anunció la OPEP precisamente el 29 de mayo, el precio del crudo concluye por ascender a 75 dólares barril y esto se une a un posible cierre de Garoña, ¿qué va a suceder con nuestra situación energética y su repercusión, con esos dos datos, muy negativos en nuestra competitividad?
Precisamente, en «Les Echos» de 29/30 de mayo, los analistas del Bank of America Merril Lynch consideran que un salto hacia los70-80 dólares barril «podría plantear riesgos serios para el crecimiento de los países de la OCDE». ¿Para qué seguir ofreciendo más datos? ¿Compensa, acaso todo esto, por desgracia, que un dato estacional administrativo, no desestacionalizado y por ello poco o nada significativo, sobre el desempleo en mayo —compárense sus cifras habituales con las de la EPA del INE— hable de cambio de coyuntura?
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