CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS
Publicado Lunes, 08-06-09 a las 06:30
El triunfo del PP en estas europeas se llama fundamentalmente Jaime Mayor y no sólo por ser cabeza de lista sino por haber sido el rostro de aquel, el objetivo preferido de los ataques socialistas. El ha sido calificado por López Aguilar y por los comunicadores del PSOE como la expresión más clara de unas concepciones ideológicas y políticas reñidas con el progreso y la defensa de las libertades. Por otra parte, no deberíamos olvidar en estos momentos las humillaciones que tuvo que sufrir por parte de Mariano Rajoy hasta que, al final, fue elegido para abrir la lista. Sin duda el líder del PP tuvo la inteligencia de dejar a un lado las intrigas internas del partido y las insidias de los enemigos tradicionales de J.M. y, por el contrario, atender a su tirón con los «españolistas» Por aquellos días le llamó por teléfono Rosa Diez para decirle irónicamente que debía darle las gracias a ella por el nombramiento. En la misma línea cabe valorar el trabajo de Vidal-Quadras.
Pero entrando en la perspectiva internacional de estas elecciones es obligado reconocer el fracaso institucional que afecta enteramenete a la UE y al proyecto supranacional. El escepticismo que mostró Enzensberger, en un texto clásico y lucidísimo titulado «!Europa, Europa¡» permitía prever el alejamiento de los pueblos respecto a la Comunidad de entonces y a la futuro UE después. Esta sigue siendo «un ovillo de Estados cada vez más pequeños» y cada vez más contradictorios cultural, social y económicamente.
Estas elecciones podrían pasar a la historia como una inmensa broma institucional si no fuera por los elementos siniestros que le comunica la tragedia del paro y el desencadenamiento de los odios partidarios. Al margen de los triunfos particulares, la alta abstención es una condena al sistema mismo y a la clase política como casta: descreída, corrupta en buena medida y minoritariamente honrada.
Publicado Lunes, 08-06-09 a las 06:30
El triunfo del PP en estas europeas se llama fundamentalmente Jaime Mayor y no sólo por ser cabeza de lista sino por haber sido el rostro de aquel, el objetivo preferido de los ataques socialistas. El ha sido calificado por López Aguilar y por los comunicadores del PSOE como la expresión más clara de unas concepciones ideológicas y políticas reñidas con el progreso y la defensa de las libertades. Por otra parte, no deberíamos olvidar en estos momentos las humillaciones que tuvo que sufrir por parte de Mariano Rajoy hasta que, al final, fue elegido para abrir la lista. Sin duda el líder del PP tuvo la inteligencia de dejar a un lado las intrigas internas del partido y las insidias de los enemigos tradicionales de J.M. y, por el contrario, atender a su tirón con los «españolistas» Por aquellos días le llamó por teléfono Rosa Diez para decirle irónicamente que debía darle las gracias a ella por el nombramiento. En la misma línea cabe valorar el trabajo de Vidal-Quadras.
Pero entrando en la perspectiva internacional de estas elecciones es obligado reconocer el fracaso institucional que afecta enteramenete a la UE y al proyecto supranacional. El escepticismo que mostró Enzensberger, en un texto clásico y lucidísimo titulado «!Europa, Europa¡» permitía prever el alejamiento de los pueblos respecto a la Comunidad de entonces y a la futuro UE después. Esta sigue siendo «un ovillo de Estados cada vez más pequeños» y cada vez más contradictorios cultural, social y económicamente.
Estas elecciones podrían pasar a la historia como una inmensa broma institucional si no fuera por los elementos siniestros que le comunica la tragedia del paro y el desencadenamiento de los odios partidarios. Al margen de los triunfos particulares, la alta abstención es una condena al sistema mismo y a la clase política como casta: descreída, corrupta en buena medida y minoritariamente honrada.
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