jueves, 11 de junio de 2009

A José Luis Rodríguez Zapatero, según su propia confesión, le produce «pudor» interpretar el voto de los ciudadanos.


(...) Si nos atenemos al Diccionario, que le obliga especialmente por ser de Valladolid y decirse leonés, de lo que presume el jefe de José Blanco y Leire Pajín, Ángeles González-Sinde y Bibiana Aído es de ser púdico: honesto y casto.
Y ¿qué? Eso, que pudiera ser un gran valor moral, carece de sentido político. La política no existe de cintura hacia abajo.
Un líder responsable tendría que sentirse obligado a interpretar los votos que le respaldan y sostienen en el poder.
Especialmente cuando su mayoría es minoritaria y presenta notables agujeros de apoyo en muchos de los territorios del Estado, el ámbito de su ejercicio.
(...) De no ser por el mucho daño que le viene haciendo a la Nación y al Estado, Zapatero sería un personaje para las más admirativas crónicas de la excepcionalidad.
Es verdaderamente único.
*.- Ha sido capaz de formar y mantener un Gobierno con docena y media de miembros y miembras con menos seso y enjundia que los maniquíes que utilizan en los escaparates de Zara y ahí está.
*.- Impertérrito y en arrebato de pudibundez después de perder unas elecciones, por europeas que fueren, y con auténticos brotes verdes de contestación y disgusto en todos los ámbitos del PSOE.
*.-Hasta sus dos mayores inventos, aptos para un museo de los horrores políticos -Blanco y Pajín-, andan enzarzados entre sí y son una buena muestra de la situación.
*.- No es del todo democrático el desprecio que Zapatero proyecta en Mariano Rajoy y en el PP; pero lo es menos todavía, y habría que averiguar por qué se lo aguantan, el que manifiesta por los suyos y con mayor saña y abundancia cuanto mayor es su inteligencia y el respeto que han conseguido atesorar.
No parece que sea un derivado del pudor. (Martín Ferrand, ABC)

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