martes, 16 de junio de 2009

Luego se dirá que no se dijo, pero sí.


El Banco de España cuestiona las previsiones de Salgado y pide una estrategia ‘creíble’ contra el déficit público

Miguel Ángel Fernández Ordóñez (Efe) La cuantía del déficit público amenaza con abrir un nuevo clima de tensión entre el Gobierno y el Banco de España. El gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, ha dicho esta misma mañana a los miembros del Consejo de Gobierno del banco que el desequilibrio fiscal se situará el año próximo en el “entorno del 10% del PIB”, mientras que la deuda pública es probable que exceda ya del 60% del Producto Interior Bruto, es decir por encima del límite que fija el Pacto de Estabilidad de la UE. Estamos, dice el gobernador en su informe anual, ante un “drástico cambio de panorama al haberse agotado las posibilidades de la política fiscal para impulsar el gasto”.
Las previsiones del Banco de España difieren sensiblemente de las aprobadas el pasado viernes en Consejo de Ministros, en el que se situaba el déficit público para el conjunto de las administraciones públicas en un 7,9%. Y lo que es todavía más relevante, se dibujaba un perfil descendente del desequilibrio fiscal que ahora cuestiona el gobernador. Lo que están en juego son unos 20.000 millones de euros de gasto público que es la diferencia entre las cifras que da el Banco de España y las que ofrece la ministra Salgado.
El mensaje que ha querido dejar claro esta mañana el gobernador es bien claro: “debe evitarse a toda costa” aumentar el gasto público, ya que de lo contrario se encarecerán las emisiones que haga el Tesoro Público para captar dinero. Es más, sostiene Ordóñez, si no se sujeta el gasto, se podrían generar incluso “expectativas de subidas futuras de de impuestos que podrían terminar esterilizando los efectos expansivos de las medidas adoptadas”.
“Hay que impedir que el endeudamiento del sector público-sostiene el banco central- se convierta en un obstáculo cuando la economía española se encuentre en mejores condiciones para crecer, por lo que resulta prioritaria la pronta definición de una estrategia creíble que contemple la reducción del déficit hacia niveles compatibles con la estabilidad presupuestaria”.
El empleo lastra las cuentas públicas
El Banco de España parte para su análisis de que el desempleo seguirá siendo extremadamente elevado durante mucho tiempo. Y eso lastrará todavía más las cuentas públicas. Ordóñez sostiene que aunque el año 2010 será menos malo que 2009, la trayectoria del empleo que acompaña a este escenario es, “en todo caso, preocupante, ya que, a pesar de las señales algo más positivas en algunos indicadores recientes, ligadas en parte a factores estacionales, el proceso de destrucción de puestos de trabajo puede prolongarse durante algún tiempo y la tasa de paro continuar todavía su senda ascendente”.
De ahí que hable de la necesidad de una reforma laboral, aunque lo mencione en su habitual tono críptico “Si no se reforman los rasgos institucionales que determinan estos desarrollos, existe el riesgo de que, incluso después de haber superado la fase más severa de la crisis, continúen lastrando las posibilidades de recuperación de la economía española y se conviertan en una rémora para seguir avanzando en el proceso de convergencia real con Europa”, sostiene.
Y por eso asegura que “una acción decidida en este terreno ayudaría a frenar el cierre de empresas y a atenuar el riesgo de descapitalización, que en la actualidad es ciertamente elevado.” Y añade que “si se alcanzase avances significativos en la eliminación de trabas administrativas, la economía española estaría en mejores condiciones para recuperar ritmos de crecimiento elevados cuando comience la recuperación mundial”.
Ordóñez recuerda que el acusado descenso del gasto de las familias tanto en consumo como en inversión residencial explica el 80% de la caída de la aportación de la demanda nacional al crecimiento del PIB, por lo que si no se recupera el empleo, no hay reactivación economía posible.
Sobre la situación de las entidades financieras, el gobernador avisa de que lo peor está por venir, básicamente como consecuencia de la extensión de la crisis. “Los resultados de las entidades españolas van a estar sometidos a una importante presión en el futuro”, asegura. En el corto plazo, como consecuencia del previsible avance de la morosidad. Y en el medio plazo, porque la competencia por la financiación presionará los márgenes operativos a la baja y esa presión no podrá ser compensada tan fácilmente como en el pasado por la generación de mayores volúmenes de actividad”.
La conclusión que extrae el gobernador no deja lugar a dudas. “No creo que el proceso de desapalancamiento del sector financiero —y, en general, de la economía— que está teniendo lugar tanto en España como a nivel global se deba considerar como algo transitorio. No parece factible tampoco que puedan producirse aportaciones sustantivas adicionales de capital privado mientras no desaparezcan las tensiones de los mercados financieros internacionales”. Todo un aviso para navegantes.

No hay comentarios: