domingo, 7 de junio de 2009

El gran pajín


EDURNE URIARTE
Leire Pajín ha tenido el mérito de darle un nombre, pero el fenómeno existía desde hace meses, desde que la izquierda mundial convirtió a Barack Obama en su nuevo Dios en la tierra, en el iluminado, en su estrella planetaria. Desde entonces, sus líderes políticos e intelectuales, Zapatero entre ellos, han desplegado las mayores majaderías para expresar su adoración por el nuevo Dios, el aparecido, el superhombre, en la esperanza de recibir algo de sus poderes sobrenaturales.
Lo que demuestra que la superstición está aún instalada en la política del siglo XXI y afecta particularmente a la izquierda. No porque sea más ignorante o tonta que la derecha sino porque mantiene viva la creencia en su superioridad moral y exterioriza sus mitos y supercherías con una completa deshinibición.
Ha vuelto a ocurrir con el discurso del líder planetario en El Cairo. Políticos y analistas mucho más veteranos que Pajín, Felipe González en un artículo de ayer, por ejemplo, lo han saludado como el advenimiento de un nuevo orden internacional. Por un discurso, escribe González, en el que la paz y el entendimiento sustituyen el choque de civilizaciones y la diplomacia de las cañoneras. Lo que, además de simpleza propia de los abducidos por el nuevo Dios, es mentira. Y se basa en una completa tergiversación de los discursos y políticas de los antecesores de Obama. Que también predicaban, obviamente, el entendimiento con los musulmanes. Y condenaban y combatían únicamente a los fundamentalistas violentos, como Obama.

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