El rubalcabazo, o el dedazo elevado al cubo en el que candidato se nombra a sí mismo, tiene una virtud, que acaba de un plumazo con tres falsos clichés muy del gusto de nuestra izquierda.
Clichés que no habremos de soportar un solo día más, si es que el sentido del ridículo de los socialistas no es ilimitado, claro está.
*.- Las primarias y la democracia interna del PSOE,
*.- la mayor igualdad entre hombres y mujeres en la izquierda
*.- y el estilo político diferente de las mujeres respecto de los hombres.
*.- Sobre las primarias, no cabe destrucción más estrepitosa de esa mentira.
Lo que no conseguimos quienes cuestionamos desde hace muchos años la supuesta superioridad democrática de las primarias respecto a la democracia indirecta de los congresos, lo ha logrado Rubalcaba en un par de tardes.
A las bravas.
Montando una conspiración para cortar cabezas preventivamente, la de Chacón, y amenazando al partido con el abismo para ponerse él mismo.
Y demostrando, con el éxito de su operación, que, cuando un partido atraviesa momentos de crisis, opta por la supervivencia, la del propio partido.
Es decir, unidad interna, decisiones expeditivas, líderes contrastados y nada de experimentos.
*.- En situaciones críticas, los partidos, como las personas, no están para formas.
Uno sale de cualquier manera, con la camisa por fuera, el botón desabrochado y el pantalón sin planchar. Así hemos pillado a los barones en la tremenda fotografía del viernes, como lo que son sin arreglos florales, un club de varones reunidos para decapitar a la única mujer que se ha atrevido a levantar la cabeza contra el varón supremo que es Rubalcaba.
Tanto feminismo, tanta cuota de ministras y tanto ministerio de la Igualdad para esto, para exhibirse como un txoko vasco, pero de los antiguos.
Y para mostrar gráficamente cuán falsa es la supuesta mayor igualdad en los partidos de izquierdas.
*.- En cuanto al tercer cliché, el de las diferencias en el estilo político de hombres y mujeres, Carme Chacón ha demostrado que las mujeres luchan por el poder con las mismas armas que los hombres.
En este caso, con el frío cómputo de votos que le han hecho concluir que no tenía los apoyos necesarios para meterse en un Congreso extraordinario, que era lo que le esperaba si no se retiraba.
Ni improvisación ni pasión ni cantos a la espontaneidad. Calculada estrategia aparatera.
Y, quizá, indicativo de que pudiera ser cierto, en cambio, aquello de la superioridad intelectual de las mujeres. Probablemente, la única que salga indemne a medio plazo de esta operación sea la mujer, la supuesta víctima de los aguerridos varones.
EDURNE URIARTE
jueves, 2 de junio de 2011
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