miércoles, 26 de septiembre de 2012

Manifestaciones de buena fe.







INTENTAR un cerco del Congreso no es manifestarse «de buena fe», como dijo ayer Elena Valenciano y como se comprobó por la tarde. Porque el Código Penal considera un delito castigado con prisión las concentraciones ante las sedes parlamentarias cuando sus miembros estén reunidos. Por eso Ruiz-Gallardón calificó de «agresión a la democracia» las concentraciones.

Y la Delegación del Gobierno cumplió a la perfección con su obligación al impedir el acceso a las inmediaciones del Congreso. Al final, la escasa participación contribuyó a evitar altercados importantes, excepto en el caso de un manifestante que resultó herido de gravedad

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