Alejado del fragor de la «batalla» política, Jordi Pujol, el histórico líder nacionalista catalán, observa desde un segundo plano el rumbo que ha emprendido el que fuera su «delfín».
El mismo día que Artur Mas planteaba a Mariano Rajoy en La Moncloa su
desafío soberanista, Pujol era invitado a una mesa redonda celebrada en
la localidad alicantina de Altea, en la que se pretendían analizar los
desafíos actuales y futuros del Estado autonómico.
Desde
allí, Pujol no ha vaticinado precisamente el éxito de Mas en su carrera
por separar a Cataluña de España. De hecho, el que fuera presidente de
la Generalitat ha sostenido que la independencia es «casi imposible»,
si bien ha apuntado que hace «cinco, cuatro o tres años, nadie se
creía» una manifestación como la del pasado día 11 en Barcelona, con
motivo de la Diada.
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