miércoles, 29 de diciembre de 2010

Balance


Seis años y nueve meses lleva José Luis Rodríguez Zapatero en La Moncloa.
Un periodo en el que el presidente del Gobierno parece haber tenido más malos momentos que buenos, sobre todo por la crisis económica que tanta factura le ha pasado y sus medidas ineficaces para tratar de salvar la situación.

Llegó con la intención de relanzar un socialismo que parecía dormido, con guiños constantes a los sindicatos y con promesas de reformas sociales. Aseguraba que no recortaría los derechos ciudadanos, que España crecería y que su Gobierno sería el del cambio. Pero, al final, ha ido perdiendo todos sus principios.

Durante este tiempo se han aprobado leyes como la de los matrimonios homosexuales, la de Memoria Histórica, la tan polémica y criticada del aborto o se ha hecho un proyecto de Ley de Libertad religiosa.
Han desaparecido los crucifijos de las escuelas, se han eliminado símbolos y monumentos que forman parte de la historia de España y, mientras, se negaba por activa y por pasiva que nuestro país estuviera en crisis o que hubiese datos que así lo indicasen.

Él quería contentar a todos aunque con cada paso que daba iba perdiendo fieles. La situación económica le llevó, tarde, a contemplar una serie de medidas que no tuvieron los efectos deseados por su Gobierno y que recibieron críticas incluso desde fuera de nuestras fronteras.

Pero, además, en su intento por mejorar su imagen, ha llevado a cabo varias remodelaciones de su equipo de Gobierno, quitando y poniendo ministros, eliminando carteras, tratando de encauzar mejor la comunicación de un Ejecutivo que veía como, sondeo tras sondeo, no hacía más que perder apoyos.
En estas dos legislaturas que lleva ha tenido más de una treintena de ministros (Elena Salgado es la única que ha sobrevivido a las cribas).

Ahora, a menos de año y medio para las generales, todavía está en el aire el futuro del presidente.
Su número dos, Rubalcaba, está asumiendo cada vez más tareas y protagonismo

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