sábado, 17 de diciembre de 2011

'Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas'.

Lunes, 21 de enero de 2008
TODAS las instrucciones y consignas a seguir por los socialistas y a neutralizar por el PP.
El texto contiene el núcleo del mensaje de campaña del PSOE y la idea a transmitir por sus defensores; todo “lo que se separe de ella, por muy brillante que parezca, es pernicioso para la campaña” del PSOE… y beneficioso para el PP. 'Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas'. (Sun Tzu: “El arte de la guerra”).


PSOE – Partido Socialista Obrero Español.
ELECCIONES GENERALES 2008.
GUÍA DE CAMPAÑA.
Enero de 2008.


ÍNDICE.
I. EL MARCO POLITICO DE LA CAMPAÑA.
1. Las elecciones del 14 de marzo de 2004.
2. La Legislatura 2004-2008.
- El progreso económico, el empleo y la paz social.
- Los avances sociales.
- Las reformas democráticas y los derechos ciudadanos.
- Los cambios en la realidad social y la aparición de nuevos problemas.
- La obstrucción desde la oposición. La radicalización del PP.
3. La situación política en el inicio del período electoral.
4. La situación electoral.
II. EL PLANTEAMIENTO GENERAL DE LA CAMPAÑA ELECTORAL.
III. LOS OBJETIVOS ELECTORALES DEL PSOE.
IV. LA CAMPAÑA DEL PSOE.
1. ¿Qué se decide el 9 de marzo?.
2. Modelo de campaña: La mirada positiva.
3. Los ejes de nuestro proyecto: a) El bienestar social y el pleno empleo b) La modernización. c) La convivencia.
4. Los mensajes políticos.
5. La idea básica de campaña.


I. EL MARCO DE LA CAMPAÑA.
1. Las elecciones del 14 de marzo de 2004.
El 14 de marzo de 2004, los españoles decidieron poner fin al período de Gobierno del Partido Popular y abrir las puertas del cambio con un nuevo Gobierno del Partido Socialista presidido por José Luis Rodríguez Zapatero. A lo largo de la Legislatura se habían acumulado un conjunto de circunstancias que justificaban plenamente esa decisión de cambio:
- El Gobierno del PP, interpretando erróneamente la mayoría absoluta que había obtenido en las elecciones anteriores, entró en una deriva derechista con políticas cada vez más reaccionarias y cada vez más alejadas de la sensibilidad mayoritaria de la sociedad española. [Esta orientación ultraderechista del PP se ha mantenido hasta ahora, puesto que quienes la protagonizaron entonces son los mismos que siguen dirigiendo ese partido].
- España entró en una fase de retroceso de los derechos sociales, con decisiones claramente hostiles para los trabajadores (como el decretazo que pretendía consagrar el empleo precario como modelo de nuestro sistema laboral y que provocó una huelga general). Una política antisocial que potenciaba la desigualdad y la exclusión de los más débiles y que despreciaba los mecanismos de cohesión e integración social.
- La soberbia del gobierno del PP le condujo a despreciar sistemáticamente a la opinión pública, tomando decisiones trascendentales para España a sabiendas de que la inmensa mayoría de los ciudadanos no estaban de acuerdo con ellas. La implicación de España en la guerra de Irak fue la más grave, pero no la única de estas decisiones.
- Ello iba acompañado de un estilo de gobierno arrogante, autoritario y provocador de toda clase de conflictos y enfrentamientos con todos los sectores sociales y con todos los partidos políticos. El PP entró en una situación de aislamiento político que también se prolonga hasta hoy: ninguna fuerza política está dispuesta a caminar del brazo del PP, que además tiene por costumbre maltratar y despreciar a sus aliados.
- El gobierno del PP hizo de la manipulación y la mentira su primer instrumento político. Mintieron en los momentos más graves, cuando los ciudadanos más necesitan poder confiar en sus gobernantes. Las mentiras del Prestige y de la guerra de Irak desembocaron en el engaño masivo del 11-M. Y convirtieron a la radio y la televisión pública en una máquina de intoxicación y desinformación incompatible con la democracia.
- Por último, la sucesión de Aznar se resolvió de forma oscura y palaciega mediante la designación a dedo del más oscuro y palaciego de los candidatos: Mariano Rajoy. Un error que se ha convertido en una de las principales hipotecas del PP.

Mientras tanto, el Partido Socialista, renovado y dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero, mantuvo una línea de oposición firme y a la vez constructiva, defendiendo con energía los intereses y los valores mayoritarios de los ciudadanos y a la vez defendiendo el interés de España con acuerdos de apoyo al Gobierno en las cuestiones de Estado.
Por todo ello, la voluntad de cambio fue creciendo hasta hacerse mayoritaria. Pero además, el 11 de marzo se produjo un atentado terrorista que mató a 191 personas; y los dirigentes del PP decidieron esa misma mañana utilizar el atentado para apuntalar su victoria electoral, engañando al país sobre la naturaleza y la autoría del crimen. Los ciudadanos detectaron el engaño y obraron en consecuencia.

Los dirigentes del PP fueron incapaces de digerir la derrota electoral.
Primero, porque la derecha española siempre ha tenido dificultades para aceptar la pérdida del poder; segundo, porque en esta ocasión el voto de los ciudadanos incorporaba también un reproche moral a quienes se habían comportado de forma desleal con la verdad y con los propios ciudadanos, y también una exigencia de rectificación que ni se produjo entonces ni se ha producido después; y tercero, porque sólo estaban preparados para ganar. A Rajoy le habían prometido un camino fácil hasta la Moncloa y se encontró ante el difícil camino de la oposición. No fue capaz de ganar y no supo perder.
La frustración política y personal de los dirigentes del PP tras una derrota que no esperaban ha marcado por completo su actuación durante la Legislatura. Lejos de reflexionar sobre las causas de la derrota, admitir sus errores y plantear una estrategia positiva para recuperar la confianza de los ciudadanos desde una oposición sensata, han convertido la revancha en una obsesión que les ha condicionado. Los dirigentes del PP han pasado estos cuatro años mirando hacia atrás con ira, y con esa misma actitud afrontan esta campaña electoral.

2. La Legislatura 2004-2008.
En estos cuatro años se ha cubierto la primera etapa del cambio que los ciudadanos impulsaron con su voto hace cuatro años.
Ha sido una Legislatura intensa, que puede resumirse en cinco rasgos:
a) El progreso económico, el empleo y la paz social.
Ésta ha sido la Legislatura del progreso económico, del empleo y de la paz social.
Entre 1993 y 1995, bajo la dirección de Pedro Solbes, la economía española superó su última crisis y entró en un período prolongado de crecimiento sostenido.
A partir de 2004, nuevamente con Solbes al frente de la economía, la tendencia positiva se ha intensificado. Durante cuatro años, la economía española ha avanzado más y a más velocidad que las de todos los demás países desarrollados.
Eso nos ha permitido reducir drásticamente las diferencias que nos separaban de las economías más avanzadas de Europa.
España es ya la octava potencia económica del mundo, con una renta per cápita que acaba de superar a la de Italia y se aproxima a la de Francia.
El crecimiento de la riqueza económica de España ha ido acompañado de otros factores que dan solidez y seguridad al progreso de España:
a) La inversión en investigación, desarrollo tecnológico e investigación, que nos está permitiendo eludir el peligro –muy real en 2004- de quedarnos definitivamente descolgados del grupo de cabeza en ese terreno decisivo para el futuro.
b) El gran esfuerzo realizado en el desarrollo de las infraestructuras.
c) El ahorro derivado de una prudente gestión de las cuentas públicas que ha hecho posible finalizar los cuatro años con superávit.
En estos cuatro años, España ha aumentado su riqueza. Ha repartido esa riqueza de modo más justo. Y ha ahorrado.

El resultado de todo ello es que España ha dado un salto cualitativo en su estructura económica. Antes éramos una economía débil, que acusaba enormemente los cambios de tendencia en la coyuntura. Hoy España tiene una economía fuerte, con bases sólidas, que le permite pasar por coyunturas favorables y desfavorables sin que ello impida mantener un buen ritmo de crecimiento y, sobre todo, sin que el bienestar de los ciudadanos se vea deteriorado.
Por ello son tan inadecuados e irresponsables los presagios atemorizadores que difunde el PP: porque siguen interesados en la visión de la economía española como una economía débil y enferma, incapaz de resistir la menor dificultad. En esto como en todo, el PP sigue mirando a España con los ojos del pasado.

Pero la gran transformación de estos cuatro años, la más trascendental y la que más contribuye a asegurar el futuro, ha sido EL EMPLEO.
La sociedad española ha vivido durante décadas marcada y condicionada –objetiva y subjetivamente- por el problema crónico del paro.
El paro se había convertido en un rasgo estructural de la economía española.
La lucha contra el paro condicionaba las políticas económicas y sociales, impidiendo plantear objetivos más ambiciosos. Y el paro condicionaba también la vida de las familias, ya que en casi todas había personas sin trabajo a las que tenía que sostener el resto de la familia.
A ello se añadió un rapidísimo proceso de precarización del empleo, con la generalización de prácticas de contratación temporal que situaban a los trabajadores –especialmente a los jóvenes- en condiciones de extrema inseguridad. Un modelo laboral claramente amparado e impulsado por el Gobierno del PP durante ocho años.
Paro y empleo precario. Esa fue la herencia del PP en el terreno laboral.
En los cuatro años de gobierno socialista, esa situación ha cambiado radicalmente.
Tres millones de nuevos puestos de trabajo en cuatro años. Que sumados a los dos millones que se pueden crear de aquí a 2012, supondrán cinco millones de puestos de trabajo en ocho años.
Hoy, en el 90% de las familias españolas todos sus miembros en edad de trabajar tienen un empleo.
Una auténtica revolución que transforma la realidad de España: De ser un país abrumado por el problema del paro, hemos pasado a ser un país en el que el Pleno Empleo no es una utopía, sino un objetivo realista para los próximos años. La sociedad española ha derrotado al paro y se dispone a conquistar el pleno empleo.
Y además, hemos conseguido cambiar la precariedad por la estabilidad laboral. El Gobierno socialista firmó un acuerdo trascendental con los sindicatos y los empresarios: y desde entonces, más de un millón y medio de trabajadores han visto transformados sus puestos de trabajo precarios en empleos estables; y los contratos indefinidos han aumentado un 40%.
El empleo es la base más sólida del bienestar social y del bienestar de las familias. El empleo es el mejor seguro para el futuro. Y el empleo es el gran éxito de la sociedad española. Hemos creado empleo y vamos a seguir creando empleo. Por eso podemos mirar el futuro con confianza y sin miedo.
Además, el progreso económico y la creación de empleo se han producido dentro de un clima inédito de Paz Social. Hemos vivido la Legislatura con menos huelgas de toda la democracia. Ello ha sido posible gracias al diálogo social. Un clima de diálogo y de colaboración permanente entre Gobierno, empresarios y sindicatos que ha permitido firmar más de veinte acuerdos sociales y garantizar a la vez los buenos resultados de las empresas, los derechos de los trabajadores y la disminución de los conflictos.

b) Los avances sociales.
En esta legislatura España ha recuperado una política social que había entrado en retroceso durante los ochos años de gobierno del PP.
El Gobierno de Zapatero ha demostrado que la política económica y la política social son complementarias y se necesitan mutuamente: no hay progreso económico sostenible sin equilibrio social y no es posible una política social sin una buena base económica.
El Gobierno de Zapatero ha decidido dedicar los frutos del progreso económico a mejorar las condiciones de vida de la mayoría, reducir las desigualdades, ampliar los derechos sociales y ayudar a los más débiles. Y ha decidido también que la política social sea un factor más de dinamismo e impulso de la economía.
Con Zapatero, el gasto social ha supuesto más de la mitad de todo el gasto del Estado.
Con Zapatero, las pensiones han subido todos los años claramente por encima del coste de la vida, y la Seguridad Social ha acumulado fondos que garantizan las pensiones del futuro.
Con Zapatero, el salario mínimo ha subido en cuatro años el doble que en los ocho anteriores.
Con Zapatero, hay 250.000 becas más.
Con Zapatero, las familias han recibido ayudas importantes y efectivas: para cuidar a los mayores o a los discapacitados, para tener hijos, para que los jóvenes puedan alquilar una vivienda, para garantizar la asistencia sanitaria para todos.
Con Zapatero, se han aprobado leyes que mejoran la vida de millones de personas y ponen a España en la vanguardia de los derechos sociales, como la Ley de Dependencia y la Ley de Igualdad.
España es hoy un país económicamente fuerte y socialmente avanzado. Con sus presagios catastrofistas, lo que intenta el PP es justificar una nueva política de recortes sociales y de decretazos como la que practicaron cuando estuvieron en el Gobierno. Han anunciado un ajuste brutal –para los trabajadores- y han buscado al ejecutor de ese ajuste brutal: Pizarro, un empresario acostumbrado a mezclar política y negocios a quien nadie puede imaginar impulsando una política social.
La radicalización política del PP, visible en la marginación de Gallardón y de todos los dirigentes moderados, se complementa con la radicalización económica y antisocial visible en el fichaje de Pizarro, el empresario favorito de Aznar.
Zapatero y Solbes representan confianza en el futuro, crecimiento económico y política social. Rajoy y Pizarro anuncian pesimismo, ajustes brutales y recortes sociales.

c) Las reformas democráticas y los derechos ciudadanos.
El Gobierno de Zapatero ha impulsado reformas políticas que mejoran la convivencia y la calidad de nuestra democracia:
1. Se ha actualizado el funcionamiento del Estado de las Autonomías con la reforma de los Estatutos de aquellas Comunidades que han querido dar ese paso.
El Partido Socialista ha participado en todos los consensos que han permitido sacar adelante los nuevos Estatutos, tanto en los Parlamentos autonómicos como en el Parlamento español.
Mientras tanto, el PP ha convertido este tema en un pretexto para augurar nuevas catástrofes –España se rompe-, para atizar los rencores, los agravios y la división entre unas y otras Comunidades y para recuperar la nostalgia del centralismo. Ha apoyado unos Estatutos y ha rechazado otros con idéntico contenido por puro oportunismo; y diciendo defender unidad de España, en realidad se ha convertido en el principal factor de desunión entre los territorios y entre los ciudadanos españoles.
2.- La radio y la televisión públicas han sido devueltas a la democracia. Se ha puesto fin al bochornoso espectáculo de unos medios públicos de comunicación utilizados como instrumentos de intoxicación de la opinión pública; una situación impropia de las democracias europeas que se ha acabado para siempre con el nuevo marco legal de RTVE.
3. La igualdad entre hombres y mujeres ha sido una de las señas de identidad del Gobierno de Zapatero y un rasgo definidor de la Legislatura. Desde la formación del primer gobierno paritario hasta la histórica Ley de Igualdad, pasando por el hecho de que más de la mitad de los tres millones de puestos de trabajo que se han creado han sido ocupados por mujeres, la causa de la igualdad ha tenido en estos años un impulso decisivo, aunque aún no definitivo.
4. Lo mismo ha ocurrido en el terreno de los derechos civiles, aquellos que permiten a cada persona ser dueña de su propia vida y gobernarla de acuerdo a sus ideas y a sus propios criterios éticos y morales sin que nadie pueda imponer a nadie creencias, doctrinas o modelos de vida. La libertad de los individuos es más amplia y más real con las leyes que ha impulsado el Gobierno de Zapatero. Para nosotros no hay, como para Rajoy, españoles decentes e indecentes: sólo ciudadanos libres dueños de sus vidas y de sus derechos.


d) Los cambios en la realidad social y la aparición de nuevos problemas Durante esta Legislatura, España ha entrado de lleno en el siglo XXI. El progreso y la modernización de nuestro país producen cambios profundos en la realidad social: la sociedad española de 2008 es sustancialmente distinta en muchos aspectos a la de hace sólo diez años. La aceleración de los cambios es el signo que distingue a este momento de tránsito entre dos eras.
Una nueva sociedad que tiene ante sí nuevas oportunidades de desarrollo y que afronta también nuevos problemas y desafíos: las oportunidades y los desafíos que se derivan del cambio climático, de la revolución tecnológica y la sociedad de la información, de la investigación biomédica, de la globalización de la economía, de la inmigración masiva, de las nuevas corrientes demográficas, de nueva dimensión de la seguridad, ,de la transformación de las ciudades, del nuevo orden internacional y la emergencia de nuevas potencias, etc.
Lo primero que se necesita son gobernantes sensibles ante estos problemas, que los conozcan y los reconozcan y estén dispuestos a salir a su encuentro sin temor.
Esta legislatura ha demostrado que Gobierno y oposición, Zapatero y Rajoy, tienen dos ópticas totalmente distintas: uno volcado hacia los nuevos problemas de la sociedad y dispuesto a afrontarlos desde la confianza y el optimismo. El otro, empeñado en reproducir los viejos debates de la vieja España, de espaldas a fenómenos como el cambio climático y transmitiendo un mensaje pesimista y temeroso ante el futuro. Un gobernante actual frente a un político obsoleto.

e) La obstrucción política desde la oposición. La radicalización del PP.
El rasgo más negativo de la Legislatura ha sido el comportamiento del PP en la oposición.
En España, los períodos de crispación política siempre coinciden con el Partido Popular en la oposición. En esta Legislatura, el PP no ha hecho una oposición dura, sino una oposición iracunda y deliberadamente crispadora.
- Nunca han pretendido señalar y corregir los posibles errores del Gobierno: su única intención ha sido obstaculizar, impedir la labor de gobierno. Ha sido una oposición obstruccionista.
- Desde el primer día han cerrado los cauces de diálogo sobre cualquier problema y han negado su colaboración en las cuestiones de Estado.
- Han hecho todo lo posible por crear un clima de emergencia y de tensión en la ciudadanía.
- Han pregonado toda clase de desastres y catástrofes, ninguna de las cuales se ha cumplido. Ahora pregonan una catástrofe económica para atemorizar a los ciudadanos, que tampoco se cumplirá.
- Han convertido en campo de batalla precisamente aquellos ámbitos de la vida pública que deberían ser respetados como espacios de consenso y de unidad: la lucha contra el terrorismo, la organización territorial del Estado, el respeto a los poderes y a las instituciones de la democracia.
- Han cuestionado la labor de las fuerzas de seguridad, de los jueces y fiscales, de los servicios de información.
- Han enviado al expresidente del Gobierno a atacar y denigrar al Gobierno de su país en el extranjero.
- Han bloqueado el funcionamiento de órganos esenciales de la democracia.
En cuatro años ha sido imposible escuchar una idea o una propuesta del señor Rajoy sobre los problemas de los ciudadanos y de las familias, de los trabajadores y de las empresas, de los hombres y de las mujeres, de los jóvenes y de los mayores.
Tras su fracaso en 2004, Rajoy ha provocado una auténtica involución política del Partido Popular hacia posiciones cada vez más radicalizadas y cada vez más próximas a la extrema derecha. Ha hecho y dicho cosas que no podrían ser suscritas por ningún gobernante conservador europeo. Ha abandonado por completo el espacio de la moderación, el llamado espacio del centro.
La culminación de este proceso ha sido la purga de dirigentes moderados, todo los cuales han desaparecido de las candidaturas del PP para estas elecciones. Un anticipo de lo que podría ser un gobierno dirigido por Rajoy, Acebes y Zaplana.
La radicalización del PP es un problema político para España. La sociedad española necesita un partido conservador, moderno y moderado. Eso es imposible con los actuales dirigentes del PP.

3. La situación política en el inicio del período electoral.
En las elecciones municipales y autonómicas de 2007, el Partido Socialista aumentó sustancialmente su espacio de poder territorial. Logramos más alcaldías y más gobiernos autonómicos y avanzamos muy especialmente en las alcaldías de las grandes ciudades y capitales de provincia. Hoy la mayoría de la población española tiene alcaldes o Presidentes autonómicos del Partido Socialista.
El Partido Popular intentó presentar el resultado global de las elecciones municipales, que le dio una pequeña ventaja en número de votos, como una convalidación por parte del electorado de su descabellada política de obstrucción al Gobierno de España. Esa interpretación les indujo a exagerar aún más los elementos de confrontación y de crispación en su discurso político, alcanzando el punto culminante en la apocalíptica intervención de Rajoy en el debate del estado de la Nación de julio de 2007.
El resultado político de ese debate no sólo puso de manifiesto lo erróneo del análisis de los dirigentes del PP, sino que evidenció también que el discurso basado en la exacerbación de las tensiones territoriales y en la utilización política del terrorismo contra el Gobierno estaba agotado y no daba más de sí.
Una estrategia destinada a durar hasta el día de las elecciones se mostraba agotada y sin fuelle con diez meses de antelación.
El PP ha intentado desde ese momento articular un discurso político ex novo, lo que resulta especialmente complicado teniendo en cuenta que durante toda la Legislatura han mantenido un clamoroso silencio sobre todos los problemas reales de la sociedad española. La economía, las políticas sociales, la vivienda, la sanidad, la educación, el medio ambiente, etc. han estado totalmente ausentes del discurso político de Rajoy durante cuatro años. Ninguno de esos problemas de los ciudadanos ha merecido su atención, ocupada únicamente en quebrar la legitimidad del Gobierno a través de la confrontación en las cuestiones de Estado.
Por esa razón, los datos que muestran un aumento de los precios y de las hipotecas durante los últimos meses de 2007 y los primeros de 2008 han sido recibidos con alborozo por los dirigentes del PP, que inmediatamente se han lanzado a proclamar a los cuatro vientos una inminente recesión económica tratando de crear un clima de temor en los ciudadanos y en los inversores y empujando todo lo posible para ayudar a que realmente se produzca la crisis que pregonan.
Es una más de las múltiples catástrofes que el PP ha anunciado y deseado durante la Legislatura. Lo cierto es que la economía española no va a entrar en crisis. De la misma forma y por la misma razón por la que España no se ha roto, la familia no se ha disuelto, los terroristas no han derrotado ni derrotarán nunca al Estado democrático, los servicios públicos no se han detenido y las empresas no se han arruinado: porque España es un país fuerte con una sociedad sana, no el país débil ni la sociedad enferma que presentan los dirigentes de la derecha para recuperar el poder por la vía de atemorizar a los ciudadanos.
Los dirigentes del PP son los únicos españoles que creen que cualquier tiempo pasado fue mejor.
El resto de la sociedad española sabe muy bien que España es el país europeo que más ha avanzado, que en el inicio del siglo XXI este país ha alcanzado niveles de bienestar y de libertad de los que nunca antes había disfrutado; y que eso nos hace fuertes y nos permite contemplar el futuro -incluidas las dificultades- con confianza y seguridad en nosotros mismos.
Por eso mismo, es necesario rechazar los discursos pesimistas que sólo pretenden que los españoles acepten pasivamente un retroceso en sus derechos y en su progreso.
En las semanas previas a las elecciones, el PP pretende mantener un equilibrio imposible: combinar el diagnóstico negro de la realidad de España y los augurios catastrofistas con supuestas propuestas que, en todo caso, serían incompatibles con un país sumido en la crisis como el que ellos presentan.
La contradicción es insalvable. Nosotros sí podemos plantear un proyecto ambicioso de futuro porque creemos que España está fuerte y cohesionada, que su progreso es sólido y que la sociedad española ha conseguido tener éxito en los últimos años. Pero Rajoy pretende convencer a los españoles de que viven peor que nunca, que lo que el mundo entero ve como un éxito es en realidad un fracaso, que los tres millones de empleos y el crecimiento económico sostenido son en realidad los síntomas de una crisis. Y precisamente por eso está invalidado para representar con credibilidad un proyecto positivo para los próximos años. Los cenizos nunca han hecho avanzar a un país.

4. La situación electoral
En las elecciones generales de 2004 participaron 26 millones de ciudadanos sobre un censo electoral de 34,5 millones. La participación alcanzó el 76%.
El PSOE obtuvo 11 millones de votos (42,6%) y 164 escaños. El PP obtuvo 9,7 millones de votos (37,7%) y 148 escaños.
En conjunto, puede calcularse que la izquierda sumó aproximadamente un 50% de los votos; la derecha sumó alrededor de un 40%; y los distintos partidos nacionalistas y/o regionalistas sumaron en torno a un 10%.
Las encuestas que se han ido realizando a lo largo de la Legislatura han mostrado una situación de estabilidad básica del mapa electoral resultante de las elecciones de 2004, tanto en lo que se refiere al peso relativo de los tres grandes bloques ideológicos (izquierda, derecha y nacionalistas) como a la intención de voto para cada uno de los principales partidos. Esa situación se mantiene también en las encuestas realizadas durante el período preelectoral.
Sin embargo, la experiencia demuestra que durante las últimas semanas inmediatamente anteriores a las elecciones (es decir, en el período que transcurre desde la convocatoria de las elecciones hasta su celebración) la situación puede cambiar de forma sustancial.
En 2004, las primeras encuestas realizadas tras la convocatoria situaban al PP en primera posición. La tendencia se fue invirtiendo a lo largo de la campaña y una semana antes de las elecciones el PSOE había ya alcanzado al PP y mostraba una línea claramente ascendente. El resultado final intensificó la tendencia de la última fase de la campaña.
Los cambios durante la campaña no se producen fundamentalmente por la transferencia de votos entre los partidos, sino por la decisión que tomen aquellos ciudadanos que no siempre participan en las elecciones; es decir, aquellos que oscilan entre votar o abstenerse. Podemos calcular que hasta siete millones de ciudadanos están en esa situación. El comportamiento de estos electores es el más difícil de prever por las encuestas preelectorales, y de ahí que frecuentemente se produzcan resultados distintos de los esperados.
El Partido Socialista tiene un espacio electoral potencial muy amplio: el 50% de los españoles se declara próximo al PSOE. En las elecciones de 2004 obtuvo el 32% de votos sobre el total del censo. Como contrapartida, su espacio electoral muestra mayor tendencia a la dispersión del voto y a la abstención.
El PP tiene un espacio electoral más reducido y una amplia zona de rechazo social: sólo el 30% de los españoles se declara próximo al PP (obtuvo el 28% de votos sobre el censo) mientras un 60% se declara distante. Pero en ese espacio electoral hay mayor concentración del voto y más tendencia a la participación.
Desde el punto de vista de las valoraciones:
- El 42% de los ciudadanos considera que la actuación del Gobierno ha sido buena. El 23% considera que no ha sido ni buena ni mala. Y el 32% la considera mala.
- El 28% considera que la actuación del PP en estos cuatro años ha sido buena. Para el 18%, no ha sido ni buena ni mala. Y el 50% considera que ha sido mala.
- El 42% de los ciudadanos prefiere para los próximos años un gobierno del PSOE, frente al 27% que prefieren un gobierno del PP.
- El 56% aprueba la actuación de José Luis Rodríguez Zapatero como Presidente del Gobierno, frente al 37% que la desaprueba.
- El 35% aprueba la actuación de Mariano Rajoy como líder de la oposición, frente al 57% que la desaprueba.
- El 52% prefiere a Zapatero como Presidente del Gobierno, frente al 28% que prefiere a Rajoy.
Desde el punto de vista ideológico, la mayoría de los ciudadanos se sitúa entre el centro y el centro-izquierda. El PSOE es visto como un partido situado en la izquierda moderada y el PP como un partido fuertemente escorado a la derecha.
El análisis de los datos indica que el PP está muy cerca de su límite o techo electoral, mientras el PSOE, partiendo de la situación actual, tiene aún un amplio margen para mejorar, si bien podría verse más afectado por la dispersión o por la desmovilización del voto.
Como veremos a continuación, esta situación tiene un efecto directo sobre el planteamiento estratégico de la campaña.


II. EL PLANTEAMIENTO GENERAL DE LA CAMPAÑA ELECTORAL.
El desarrollo de la campaña electoral será una prolongación del tono y de las estrategias que se han manifestado durante la Legislatura.
El PP basa todas sus esperanzas de victoria en dos circunstancias negativas:
a) Que muchos ciudadanos no acudan a votar, que haya una alta abstención;
b) Que se confirmen sus augurios de crisis económica. O al menos, que se extienda entre la población el miedo a la crisis, aunque no responda a la situación real.
Por eso toda su estrategia de campaña estará orientada a logra estos dos efectos: Por un lado, favorecer la abstención. Por otro, sembrar el miedo económico y favorecer todo aquello que pueda propiciar un empeoramiento de la situación.
Por lo demás, mantendrán buena parte del discurso crispado y crispador y el tono negativo que han tenido durante la Legislatura, si bien tratarán de ocultar a algunos de los dirigentes más poderosos y más ligados al extremismo (Acebes, Zaplana) para que recuperen el protagonismo tras las elecciones.
Utilizarán el terrorismo como instrumento electoral, como han hecho durante toda la Legislatura. Y con un discurso pretendidamente patriótico, estimularán todos los sentimientos de encono y malestar entre los distintos territorios.
Huirán muy especialmente de todos los temas relativos a políticas sociales y a derechos de los ciudadanos.
El Partido Socialista tiene que hacer una campaña basada en dos pilares: la gestión realizada por el Gobierno durante esta legislatura y el proyecto para los próximos cuatro años.
Los ciudadanos no votan por agradecimiento, sino por expectativas. No se vota al pasado, sino al futuro. Y precisamente por eso, no nos darán su voto por lo que hemos hecho sino por lo que esperan que hagamos a partir de ahora.
Pero lo que hemos hecho es la base que da solidez y credibilidad a nuestro proyecto para el futuro. Podemos garantizar que seguiremos impulsando el crecimiento económico y el bienestar porque en estos años hemos crecido más que ninguna otra economía europea. Podemos anunciar que queremos y podemos llegar al pleno empleo porque se han creado tres millones de puestos de trabajo. Podemos comprometer nuevas políticas sociales, más aumentos del salario mínimo y de las pensiones, más esfuerzo en educación y en investigación, porque es lo que hemos hecho durante los cuatro años de la legislatura. Podemos garantizar nuestro compromiso con los derechos individuales y con la causa de la igualdad porque ha sido una seña de identidad de nuestro Gobierno.
Por otra parte, gestión realizada y proyecto de futuro forman un todo coherente. El cambio que se inició en 2004 ha cubierto su primera etapa. Ahora hay que completar el proyecto con nuevos objetivos, aún más ambiciosos. Ahora no es el momento de interrumpir un proyecto en marcha y mucho menos de retroceder hacia el pasado.
Nosotros no vamos a meter miedo a nadie. No vamos a amenazar a los ciudadanos con desgracias y catástrofes que sabemos que no se van a producir.
Nosotros vamos a dirigirnos a los ciudadanos con serenidad y tratándoles como adultos, sin agitar fantasmas imaginarios y sin engaños. Vamos a explicar lo que hemos hecho y lo que queremos hacer. Vamos a pedirles que no se dejen entristecer por los agoreros, que exijan su derecho a celebrar el progreso de España. Y vamos a darles lo que se pide en unas elecciones: motivos para creer y motivos para votar. Ese será el tono y el contenido de nuestra campaña.


III. LOS OBJETIVOS ELECTORALES DEL PSOE
El objetivo del PSOE es ganar las elecciones: es decir, obtener un resultado que permita a José Luis Rodríguez Zapatero formar gobierno y desarrollar la segunda etapa del cambio que se inició en 2004.
La condición mínima para que eso sea posible la ha señalado el propio Zapatero: es necesario que el Partido Socialista sea el partido más votado por los españoles el 9 de marzo.
A partir de ahí, vamos a pedir a los españoles una mayoría lo más amplia posible para gobernar con más fuerza.
Y ello por dos razones fundamentales:
a) Porque los objetivos de progreso que queremos alcanzar en los próximos años son muy ambiciosos y exigen fortaleza política y un gran apoyo social;
b) Porque estamos dispuestos a cambiar el clima y el tono de la vida política, a poner fin a la crispación y a impedir nuevas estrategias de obstrucción como las que hemos visto durante esta legislatura. Y queremos que los ciudadanos nos ayuden a conseguirlo.


Para conseguir nuestro objetivo electoral, hay dos elementos claves:
a) Que los ciudadanos acudan a votar. Que la participación sea muy alta.
En España hay aproximadamente siete millones de ciudadanas y ciudadanos que no votan en todas las elecciones; a veces votan y a veces se abstienen. Y cuando deciden participar, votan mayoritariamente al Partido Socialista.
Nosotros lo sabemos y el PP también lo sabe. Por eso la clave de nuestra estrategia electoral es la movilización y la clave de la estrategia electoral del PP es la desmovilización. Nosotros estimulamos la participación y ellos fomentan la abstención. Esa es la cuestión central de estas elecciones: de su resultado depende en gran medida el resultado de las elecciones y el futuro de España.
El primer objetivo de la campaña electoral del PSOE, su eje principal, es la movilización. Por eso es tan importante la proximidad a los ciudadanos, la presencia permanente de nuestros candidatos y de los miembros del partido en todos los ámbitos y sectores de la sociedad, el trabajo a pie de calle. La movilización se produce sobre todo en los entornos inmediatos, en el ámbito de la vida cotidiana. Una campaña movilizadora es una campaña de la máxima intensidad y de la máxima proximidad a los ciudadanos.
b) Conseguir el apoyo de todos los ciudadanos que desean que España siga progresando y no retroceda hacia el pasado. Que quieren un Gobierno actual, sensible a los problemas de la sociedad en el siglo XXI. Que quieren gobernantes comprometidos con la igualdad, con los derechos sociales y con la convivencia. Que no les gusta que les metan miedo, la crispación ni el pesimismo interesado. Que no admiten que nadie les diga cómo tienen que vivir ni pretenda enfrentarles a otros españoles por el territorio en el que vivan o la lengua en la que se expresen.
Los españoles que pensamos y sentimos de esta manera somos más, somos muchos más. Por eso tenemos que ser también más en las urnas.
Vamos a pedir muy especialmente que acudan a votar a los casi dos millones de jóvenes que pueden hacerlo por primera vez. Que voten a quien deseen, pero que participen, que no se queden sin votar. Porque con el primer voto no sólo se elige a un gobierno: se establece un compromiso vital con la democracia. Y porque hay algunos que están muy interesados en que ellos, precisamente los más jóvenes, no acudan a votar el 9 de marzo. El PP no quiere el voto de los jóvenes, que siempre es exigente: le basta con su abstención.


IV. LA CAMPAÑA DEL PSOE.
1. ¿Qué se decide el 9 de marzo?
Lo primero que tenemos que explicar en nuestra campaña es el contenido de la decisión que los españoles tenemos que tomar el 9 de marzo. Y lo que se decide está muy claro: O gobierna Zapatero, o vuelven a gobernar Rajoy, Acebes y Zaplana. Ese es el contenido central de la decisión de voto, en esa cuestión hay que centrar la atención.
Cualquier otro aspecto es secundario ante la decisión principal: O Zapatero o Rajoy.
Para saber lo que implica esta decisión, es necesario explicar lo que cada uno de ellos representa:
- Zapatero sigue representando el cambio. Pese a llevar ya cuatro años en el Gobierno, el PSOE/Zapatero sigue siendo el referente del cambio y de todas las ideas asociadas a este concepto: innovación, reforma, modernización, creatividad. Quien crea en la virtualidad del cambio, tiene muchos motivos para seguir apoyando a Zapatero. Votar por el Gobierno de Zapatero sigue siendo votar por el cambio.
-Zapatero representa ante todo la positividad. Una visión positiva de España y de los españoles. Un estilo político positivo, basado en el respeto y en el diálogo. Una actitud positiva y optimista ante el futuro. Una voluntad positiva de hacer frente a los problemas y de aprovechar todas las oportunidades.
Zapatero representa también la contemporaneidad. Un gobernante de hoy, sensible a los problemas de la segunda mitad del siglo XXI, no atado por los vicios y los complejos del pasado. Un político moderno y actual, que cree a fondo en la democracia y la practica.
Zapatero representa el compromiso con los valores progresistas. Compromiso con la igualdad. Compromiso con la libertad de las personas. Compromiso con la justicia social. Compromiso con la convivencia. Compromiso con la defensa de la paz y de la cooperación entre las naciones. Compromiso con el desarrollo sostenible y con la defensa del medio ambiente.
Zapatero representa la fuerza y la voluntad para conseguir los objetivos más ambiciosos para España. Hasta ahora, hemos competido para conseguir estar entre los mejores. A partir de ahora, tenemos que competir directamente con los mejores, lo que es aún más difícil. Y para ello necesitamos un liderazgo positivo que crea en nuestro futuro, no un liderazgo escéptico que añore el pasado.


Rajoy y lo que le rodea representa esencialmente la negatividad y la marcha atrás. Eso es lo que ha representado y lo que ha defendido durante sus cuatro años en la oposición.
Eso es en lo que cree, y eso es lo que supondría su regreso al gobierno.
Un político antiguo, con ideas y formas del siglo pasado. Con una total falta de información y de sensibilidad por los problemas más actuales, como el cambio climático.
Un político distante, que jamás habla de los problemas reales de los ciudadanos.
Un dirigente hipotecado por quien le nombró, que ha conducido a su partido a un auténtico bunker de extrema derecha, que ha expulsado a todos los moderados, que se ha pasado la legislatura manifestándose del brazo de los obispos en contra de los derechos civiles.


Sabemos lo que hace y lo que hará Zapatero:
a) Sabemos que es capaz de gestionar la economía con eficacia con crecimiento, con distribución de la riqueza y con ahorro.
b) Sabemos que destina los frutos del progreso económico a las políticas sociales y a dar oportunidades a todos para mejorar sus vidas.
c) Sabemos que extiende los derechos civiles, que milita en la causa de la igualdad entre hombres y mujeres.
d) Sabemos que apuesta a fondo por la educación, por la investigación y por el desarrollo sostenible.
e) Sabemos que gobierna desde los valores y los principios. Que no miente a los ciudadanos. Que reconoce sus errores.


Rajoy no ha propuesto nada constructivo en cuatro años, pero sabemos lo que hizo cuando estuvo en el Gobierno y sabemos lo que harían si regresaran al poder:
- Sabemos que siguen sin reconocer que la guerra de Irak ha sido un error desastroso, así que volverán a apoyar la política de las guerras preventivas.
- Sabemos que se han opuesto y se oponen a que cada cual se case con quien quiera, sea o no de su propio sexo; así que privarán a los ciudadanos de ese derecho.
- Sabemos que están en contra de la educación para la ciudadanía, así que la suprimirán.
- Sabemos que no han querido votar la Ley de igualdad entre hombres y mujeres, así que volveremos a la desigualdad.
- Sabemos que se oponen a los avances en investigación con células madre para curar enfermedades, así que quienes padecen esas enfermedades tendrán que resignarse a ellas.
- Y hemos sabido que su receta económica es un ajuste brutal, que es la palabra que ellos mismos han usado. Si hemos de juzgar por los decretazos que hicieron en su día, ya sabemos para quién será brutal la política económica de Rajoy y Pizarro: para los trabajadores.

2. Modelo de campaña: la mirada positiva
El tono, el estilo y el contenido de la campaña que va a realizar el Partido Socialista está perfectamente resumido en el lema que estamos usando durante la precampaña: 


LA MIRADA POSITIVA.
Queremos trasladar a los españoles una mirada positiva sobre la realidad de España y sobre su futuro. Lo que no significa que no existan problemas: significa que hay problemas y también hay grandes oportunidades de progreso, y queremos salir al encuentro de todos ellos: de los problemas, parta resolverlos; y de las oportunidades, para aprovecharlas. Y lo haremos con confianza en España, porque España se ha ganado el derecho a que confíen en ella.
Esta actitud positiva se reflejará en todos los elementos de nuestra campaña. En el contenido de los mensajes y las propuestas, pero también en el tono y en la imagen con la que nos vamos a presentar ante los ciudadanos. Queremos, además, que sea una campaña próxima e innovadora, capaz de despertar interés y de movilizar. Una campaña en la que queremos transmitir a los ciudadanos la idea de que hay muchos motivos para ir a votar el día 9 de marzo, y muchos motivos para creer en José Luis Rodríguez Zapatero y confiar en él.


Nuestra campaña debe responder a estas características:


- Polarizadora: es una campaña del PSOE frente al PP. Es una campaña que enfrenta políticas, que confronta alternativas. Es una campaña que busca el cara a cara, que no rehuye el debate.


- Identitaria: una campaña para que todos los votantes que se sienten o se han sentido progresistas se vean identificados con el PSOE. Para que todos nuestros posibles votantes se vean representados por nosotros y por nuestra alternativa.
Una campaña que apela a la identidad progresista de los votantes que desean una alternativa al gobierno actual, una alternativa a la derecha.


- Movilizadora: una campaña para movilizar, en primer lugar, al propio PSOE, a sus militantes, simpatizantes y a sus votantes tradicionales. Un campaña que cree entusiasmo, que genere expectativas para implicar a todos los sectores sociales que se sienten identificados con un proyecto progresista. Una campaña que invite a participar, con diferentes niveles de responsabilidad y en acciones diversas, a todos los ciudadanos.


- Energética: El andar se demuestra andando y la energía se muestra siendo enérgicos en todas las actuaciones de nuestra campaña. La energía la debe demostrar nuestro candidato, a través de su agenda, de su actividad, de sus mensajes. La energía la debe demostrar el Partido, sus candidatos, sus militantes, sus actuaciones durante la precampaña y la campaña. Una campaña que contagie entusiasmo.


- Emocional: somos el Partido de los valores, los principios y los derechos, y eso tenemos que trasladarlo en nuestra campaña. Debemos apelar a las emociones, a los sentimientos de todos aquellos que piensan que la política sirve para defender esos valores, principios y derechos. Debemos apelar en nuestra campaña al voto emocional, al voto de aquellos que se sienten identificados con un proyecto progresista. Una campaña emotiva, que conecte con la racionalidad del votante, pero también con sus sentimientos.


- Ganadora: una campaña que demuestre ambición de triunfo. Los límites más perjudiciales son los que uno mismo se impone, y nosotros no debemos poner límites a nuestra ambición. Una campaña para ir a ganar, a demostrar que pedimos el voto para seguir gobernando en beneficio de la mayoría.


- Directa: una campaña sin ambigüedades, vertebrada, marcando los perfiles, mostrando definición en los mensajes. Una campaña que llegue a todos los sectores de la sociedad con propuestas y alternativas respecto a los temas que les preocupan, con mensajes específicos para cada sector social. Una campaña comprensible, que la ciudadanía entienda, que sea clara y concreta.

3. Los ejes de nuestro proyecto.
Explicaremos a los ciudadanos que nuestro proyecto para España en los próximos cuatro años está basado en tres grandes objetivos, que darán sentido a todas las políticas del Gobierno:

A) Lograr la España del pleno empleo para consolidar una verdadera sociedad del bienestar.
Durante los últimos treinta años, el paro ha sido la primera preocupación de los españoles. Una preocupación de los gobiernos y de las familias. El paro ha pesado sobre los proyectos individuales, y ha lastrado los proyectos colectivos.
Una sociedad sometida al paro es una sociedad con un horizonte limitado. El temor al paro, que ha pesado como una losa sobre las últimas generaciones de españoles, ha aplazado la creación de la propia familia, disminuido el número de hijos, reprimido iniciativas vitales y empresariales.
El paro persistente, estructural, ha detraído muchos recursos públicos y ha impedido que éstos se dedicasen a ampliar las políticas de bienestar social en nuestro país.
Seguir pensando con los viejos parámetros de la sociedad del paro limita nuestras posibilidades. No se piensa igual cuando el horizonte personal es el paro que cuando es el empleo. No se hacen los mismos proyectos, no se asumen los mismos riesgos.
La perspectiva de una sociedad de pleno empleo nos obliga a redefinir nuestra cultura económica, social y política.
Con la creación, durante la legislatura que ahora concluye, de tres millones de puestos de trabajo, con el paro situado en el entorno del 8%, que es ya toda una conquista histórica para las generaciones vivas de españoles, estamos en condiciones de alcanzar la España del pleno empleo.
De luchar contra el paro, el objetivo de todos los gobiernos desde la Transición, pasamos, pues, a luchar por el pleno empleo, por alcanzar una situación que permita en España, a cualquier persona con capacidad para trabajar, acceder a un puesto de trabajo en un tiempo razonable y con perspectiva de estabilidad.
Ésta es la nueva frontera que está ya a nuestro alcance, que nos abre a una sociedad nueva, a una sociedad capaz de conquistar no sólo el bienestar que en sí mismo representa el empleo sino todas las posibilidades de acción social que confiere una economía plenamente productiva gestionada con rigor y eficacia.
El pleno empleo significa mayor riqueza individual y colectiva. Significa que sectores que han estado excluidos de la principal fuente de participación en la vida social, el trabajo, se integren de manera plena en la sociedad. Para muchas mujeres, salir de su casa, realizar un trabajo remunerado, cambia algo más que su condición económica, que su capacidad adquisitiva. Les da autonomía, libertad personal. Y cambiar la condición de la mujer cambia la sociedad como pocas otras cosas.
De igual modo, el pleno empleo abre importantes expectativas a los jóvenes, de autonomía, de emancipación. Probablemente puedan formar familias antes, y eso signifique la posibilidad de tener más hijos. El pleno empleo cambia también el horizonte de los trabajadores mayores de cincuenta años, prolonga su vida, no sólo su vida activa, sino su juventud, sus posibilidades, sus proyectos, su papel social.
Y pleno empleo significa también mejores dotaciones de servicios públicos. Es el pleno empleo el que garantizará el desarrollo de la ley de la dependencia o la escolarización de los niños de 0 a 3 años. En la España del pleno empleo seguirán subiendo las pensiones más bajas y el salario mínimo. En la España del pleno empleo podremos mejorar el contenido del conjunto de las prestaciones sociales.


B) De los viejos problemas a los nuevos retos: España ante la oportunidad de competir con los mejores.
Durante los dos últimos siglos los españoles siempre hemos venido desde atrás. Pero en los últimos treinta años hemos acelerado nuestro tiempo histórico y ahora, después del fuerte empujón de la última Legislatura, nos encontramos a las puertas de situarnos por encima de la media de desarrollo de los países europeos, algo que no hace tanto parecía un sueño inalcanzable.
España no es el país que fue. España es otro país y puede fijarse un nuevo gran objetivo colectivo: estar entre los mejores y competir con ellos. Entre los mejores en renta y en formación; entre los mejores en equidad social y responsabilidad medioambiental. Para dar este salto, hay que identificar los nuevos desafíos a los que se enfrentan los países desarrollados y poner rumbo directamente hacia ellos.
Afrontar los problemas de hoy y de mañana, y no perder tiempo en los debates del pasado.
Estar entre los mejores significa ante todo capital humano, formación, seguir aumentando la inversión en educación, en todos los niveles, y abrir la formación a todas las generaciones. Significa perseverar en el esfuerzo presupuestario de los últimos años destinado a inversión en investigación, desarrollo e innovación.
Nuestra es prioridad es despegar del pelotón, superar la media de los países desarrollados.
Estar entre los mejores significa culminar el objetivo que nos hemos fijado en infraestructuras, un objetivo ambicioso, de liderazgo, que también está a nuestro alcance: ser en 2010 el primer país de Europa en Km de autovía y autopistas, y el primero del mundo en ferrocarriles de alta velocidad.
Estar entre los mejores significa afrontar el desafío del cambio climático. Es necesario hacerlo, y lo es particularmente en el caso de España, pero además es una oportunidad para nosotros que hay que aprovechar. En el mundo se van a movilizar ingentes recursos económicos en este proceso y las empresas españolas se encuentran muy bien posicionadas para liderar esta batalla. Es la tercera revolución industrial y por fin tenemos la oportunidad de estar junto a quienes la lideren.
Estar entre los mejores significa contar con unos servicios públicos de calidad, que optimicen las prestaciones sociales y contribuyan a la competitividad de la economía. Unos servicios públicos gestionados por una administración eficiente. En España contamos con una buena administración profesionalizada: ahora tenemos que abordar las reformas necesarias para dar ese salto hacia una mayor eficiencia en la gestión.


C) Asegurar la mejor convivencia en una sociedad rica y diversa
Vivimos en una sociedad cada vez más rica y plural. Tampoco esta sociedad tiene mucho que ver con la España forzadamente homogénea del pasado, que ha quedado atrás. La España de hoy es una España de ciudadanos que disfruta del pluralismo en todos los órdenes: el político, el ideológico, el religioso, el cultural, el territorial… Y en los últimos tiempos se ha incorporado un nuevo factor de riqueza y de complejidad: la integración en la sociedad española de los inmigrantes que vienen a compartir con nosotros el trabajo y las ganas de vivir y de convivir.
Tenemos que preservar este pluralismo del que nos beneficiamos todos. Tenemos que preservar esta España de ciudadanos libres y tolerantes que ha nacido y crece con vitalidad al amparo de nuestra Constitución.
Para hacerlo, hay que ser, en primer lugar, absolutamente firmes, inteligentes y eficaces, en el combate de la peor amenaza a la vida y a la libertad que padecen todas las sociedades desarrolladas, la que representa el terrorismo en sus diversas manifestaciones. Firmes y eficaces, también, en la lucha contra todas las demás formas de criminalidad. En ambos ámbitos hemos reforzado nuestra seguridad en estos últimos años y vamos a perseverar en la tarea.
El rico pluralismo de la sociedad española confluye en un espacio común de ciudadanía que se asienta en unos derechos fundamentales iguales para todos y en la aceptación de los procedimientos democráticos establecidos. Los socialistas vamos a seguir enriqueciendo este espacio común con el reconocimiento y extensión de derechos, para fortalecer la posición jurídica y social de los ciudadanos frente a todo poder público y privado. Y proseguiremos con toda determinación nuestra voluntad de alcanzar la plena igualdad efectiva entre hombres y mujeres.
El mejor modo de fomentar la convivencia política y social es la práctica del diálogo y del espíritu de tolerancia, el respeto al adversario, al discrepante, no ofender ni practicar la crispación. Esta actitud es, en particular, imprescindible para gobernar, en beneficio de los ciudadanos, nuestro Estado de las autonomías, fomentando la cooperación entre administraciones a partir del respeto a las singularidades y al ámbito competencial que a cada cual atribuyen las Constitución y los Estatutos de autonomía.
La inmigración, legal y ordenada; los inmigrantes, con derechos y deberes; el objetivo, su plena integración en nuestro espacio común de convivencia.
Sometimiento al Derecho, diálogo, respeto y tolerancia en España, y también desde España, proyectándolos como seña de identidad de nuestra política exterior, una política exterior al servicio de los valores de la paz y la cooperación que es, además, la más útil para defender nuestros intereses como país.

4. Los mensajes políticos
Además de los tres ejes de nuestro proyecto, hay ideas específicamente políticas que sustentan nuestra petición de voto a los ciudadanos. También se las transmitiremos con la mayor claridad:
a) Tenemos un plan. La acción de nuestro Gobierno no es improvisada: responde a un proyecto de largo plazo.
b) Hemos recorrido la primera etapa, pero el proyecto no está completado. Estamos a mitad del camino, necesitamos el voto para no interrumpirlo.
c) Los socialistas queremos lo que quieren los ciudadanos:


Las expectativas generales: Una España mejor.
- Más moderna.
- Más próspera y competitiva. Más eficaz.
- Más justa.
- Más y mejor integrada y cohesionada.
- Más justa.
- Con una mejor convivencia en todos los ámbitos.
- Más fuerte en el mundo.


Las expectativas individuales: Una vida mejor.
El Gobierno de Zapatero no sólo está impulsando una España mejor; además, ofrece más garantías al ciudadano para tener una vida mejor.
- Bienestar y calidad de vida.
- Protección de los más débiles.
- Igualdad.
- Derechos.
- Servicios públicos de calidad para todos.
- Ayuda a las familias.


Los valores. Las ideas. (El partido que más se parece a España)
- Los valores con los que se identifica la gran mayoría de los españoles, que compartimos y asumimos como propios.
- Valores actuales, contemporáneos, propios de la España del siglo XXI.
Zapatero cree en lo que cree la mayoría de los ciudadanos, comparte los valores de la sociedad española. Zapatero es un representante genuino de la España de hoy. Rajoy es la voz del pasado.
d) Pedimos a los ciudadanos una mayoría amplia para gobernar con más fuerza.
e) Pedimos el voto para no retroceder. Para que no vuelvan al gobierno los mismos que hicieron el decretazo, que nos metieron en la guerra de Irak, que mintieron y engañaron el 11-M. Porque son exactamente los mismos: Rajoy, Acebes, Zaplana, y Aznar mandando desde la oscuridad. Para que no gane la crispación.


5. La idea básica de campaña


A partir de todo lo dicho hasta ahora, orientaremos toda nuestra campaña a transmitir la siguiente idea: ESPAÑA TIENE UNA GRAN OPORTUNIDAD: DAR UN SALTO ADELANTE QUE NOS CONVIERTA DEFINITIVAMENTE EN UNO DE LOS PAISES MAS AVANZADOS Y CON MAYOR CALIDAD DE VIDA DEL MUNDO.


EN ESTAS ELECCIONES SE DECIDE SI APROVECHAMOS ESTA OPORTUNIDAD CON ZAPATERO O LA PERDEMOS Y VOLVEMOS ATRÁS CON RAJOY.


ZAPATERO ES EL PRESIDENTE QUE REPRESENTA LA ESPAÑA DE HOY Y CREE EN ELLA.Y NECESITA TU VOTO PARA GOBERNAR. EL VOTO DE LA MAYORIA. EL VOTO DEL OPTIMISMO Y DE LA CONFIANZA.


El texto anterior contiene el núcleo de nuestro mensaje político en esta campaña. A partir de estos conceptos se establece la unidad de campaña. Todo el esfuerzo de campaña debe orientarse a transmitirla con eficacia y credibilidad. Lo que sirva para hacer crecer esta idea, debe ser considerado como positivo; lo que se separe de ella, por muy brillante que parezca, es pernicioso para la campaña.

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