Desde la aprobación de la Constitución los “españoles” hemos vivido relativamente bien confiados en estar solidamente asentados en dos hipótesis que el tiempo y la experiencia nos mostrado ser falsas.
1.- * Los partidos nacionalistas son fuerzas políticas como las demás, que por encima y más allá de sus objetivos concretos y de su particular ideología, comparten con el resto de la sociedad española unos fundamentos morales y un marco constitucional que (independientemente de sus excesos verbales o de sus gestos desafiantes) respetarán en toda circunstancia los principios básicos que sustentan el edificio constitucional.
2.-* Los dos grandes partidos nacionales, uno de centro-derecha y otro de centro-izquierda, están dispuestos permanentemente a cerrar filas con el fin de defender, sin vacilaciones la Constitución y el gran pacto civil de la Transición, evitando el peligro que supondría el que la primera hipótesis fallara.
Esta construcción ingenua se vino abajo, sin disimulo posible, cuando uno de los dos grandes partidos nacionales cedió a la nefasta tentación de un trueque: entregar España a los nacionalistas a cambio de asegurar un poder eterno de ese partido.
Su tesis (“la Nación es un concepto discutido y discutible”) fundamentó la supremacía del principio de legitimidad “étnico lingüística” frente al constitucional principio “racional-democrático”.
Con ello el partido ocuparía durante generaciones el puente de mando de un Estado residual sin “Nación” e irrelevante.
A esta nefasta catástrofe se llegó en un dilatado proceso de renuncias, egoísmos, simplezas y vanidades en el que las culpas, si bien no se reparten uniformemente, si salpican a todos.
Es cierto que sin acuerdos con los nacionalistas, Aznar no hubiera sido Presidente del Gobierno en 1996, tampoco lo hubiera sido Felipe González en 1993, ni Zapatero en 2004.
Se ha hecho evidente, también, que es muy difícil, por no decir imposible, que un solo partido vertebre a la Nación.
Por ello es imprescindible que los españoles que desean seguir siéndolo, y que aún son abrumadora mayoría, entiendan y conozcan la realidad que atravesamos, si no somos conscientes de lo que nos pasa lo que se avecina será mucho peor de lo que podamos imaginar. Máxime cuando la reserva de energías para mantener unida a la "Nación" almacenadas en la Constitución de 1978 se agotan.
Urge una propuesta de Reforma Constitucional que permita, sin complejos, corregir las deficiencias de nuestro actual ordenamiento Constitucional y que nos conduce, por la desidia de unos y la traición de otros, al borde del abismo.
Superar el temor a ser acusado de catastrofista, es urgente reforzar la cohesión nacional, devolver al Estado competencias que nunca debió ceder y recuperar el orgullo de pertenecer a una de las democracias más avanzadas y prósperas. El desafío es tremendo.
El comienzo del fin: Pacto del Tinell.
El Acuerdo para un Gobierno catalanista y de izquierdas en la Generalidad de Cataluña, más conocido como Pacto del Tinell por haber sido firmado en el Salón del Tinell, en Barcelona, fue suscrito el 14 de diciembre del 2003 por el Partido Socialista de Cataluña (PSC), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) e Iniciativa por Cataluña Verdes- Esquerra Alternativa (ICV-EUiA) con la intención de acceder al Gobierno de Cataluña para superar a la lista más votada, Convergencia i Unió, por medio de un pacto postelectoral al margen de los electores, que habían expresado otra voluntad distinta a la que los firmantes del citado Pacto impusieron finalmente.
El Pacto del Tinell, pese a tratarse de un documento en principio de ámbito regional, ha terminado siendo un pacto de máxima importancia nacional, pues dio forma escrita a la coalición que funcionaba en España, denominada popularmente «todos contra el PP», que con la victoria electoral del PSOE en las elecciones generales del 14 de marzo de 2004, se convirtió en la marginación de la media España que electoralmente era representada por el Partido Popular, marginación de carácter claramente antidemocrático que aún hoy sigue vigente en España. La clave del Pacto del Tinell consiste en un Anexo en el que se especifican los Criterios sobre actuación política general, que incluyen la imposibilidad de cualquier tipo de acuerdo con el Partido Popular de los firmantes del Pacto.
El Pacto del Tinell, pese a tratarse de un documento en principio de ámbito regional, ha terminado siendo un pacto de máxima importancia nacional, pues dio forma escrita a la coalición que funcionaba en España, denominada popularmente «todos contra el PP», que con la victoria electoral del PSOE en las elecciones generales del 14 de marzo de 2004, se convirtió en la marginación de la media España que electoralmente era representada por el Partido Popular, marginación de carácter claramente antidemocrático que aún hoy sigue vigente en España. La clave del Pacto del Tinell consiste en un Anexo en el que se especifican los Criterios sobre actuación política general, que incluyen la imposibilidad de cualquier tipo de acuerdo con el Partido Popular de los firmantes del Pacto.
Anexo del Pacto del Tinell CRITERIOS SOBRE ACTUACIÓN POLÍTICA GENERAL Ningún acuerdo de gobernabilidad con el PP, ni en la Generalitat ni en el Estado Los partidos firmantes del presente acuerdo se comprometen a no establecer ningún acuerdo de gobernabilidad (acuerdo de investidura y acuerdo parlamentario estable) con el PP en el Govern de la Generalitat. Igualmente estas fuerzas se comprometen a impedir la presencia del PP en el gobierno del Estado, y renuncian a establecer pactos de gobierno y pactos parlamentarios estables en las cámaras estatales. Retirada de las medidas contrarias a la plurinacionalidad, pluriculturalidad y plurilingüismo, e impulso de un nuevo marco que las reconozca El apoyo a un cambio de gobierno a nivel estatal por parte de las fuerzas representadas en el pacto deberá comportar, como contrapartidas imprescindibles: - El compromiso de dejar sin efecto el conjunto de normas contrarias a la plurinacionalidad, de cualquier rango, aprobadas durante el período gobernado por el PP, así como la retirada de los recursos interpuestos por el gobierno del Estado ante la jurisdicción ordinaria o el Tribunal Constitucional contra normas emanadas de las instituciones de Catalunya. - El establecimiento de un nuevo marco legal donde se reconozca y se desarrolle el carácter plurinacional, pluricultural y plurilingüístico del Estado. Corresponsabilidad en la acción del Gobierno La acción y las decisiones del Govern han de ser asumidas de manera compartida, unitaria y global por las diferentes fuerzas políticas y adoptadas siempre en el marco del Govern. Asimismo, la lealtad a los acuerdos previamente conseguidos y la asignación de responsabilidades en cada formación política, no excluyen que todos los partidos representados en el Govern expresen su opinión sobre la política general y sobre la gestión de las diversas áreas de gobierno o, eventualmente, lleguen a cuestionar actuaciones concretas. Actuación leal del Govern de Catalunya en todas las cámaras de representación Las fuerzas políticas representadas en el Govern de Catalunya se deberán comprometer a que los acuerdos adoptados por el Parlament de Catalunya, o por el mismo Govern, recibirán el apoyo explícito de sus representantes en el resto de instituciones (Congreso, Senado, Parlamento Europeo) si son objeto de votación o debate. Igualmente, los acuerdos adoptados por el Govern serán vinculantes para todos sus miembros en las negociaciones con las otras administraciones. Este texto ha sido aprobado y refrendado por los órganos máximos de los tres partidos y coaliciones abajo firmantes. Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE). Ciutadans pel Canvi Esquerra Republicana de Catalunya. Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa. Firmado en Barcelona, el 14 de diciembre de 2003. Joan Saura Laporta ICV-EUA, Pasqual Maragall Mira PSC-CpC, Josep-Lluís Carod-Rovira ERC. |
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