miércoles, 28 de diciembre de 2011

Blanco olvidó aplicarse todo lo que exigió y prometió por cuenta de Gürtel.


Ahora, con Campeón, la amnesia se ha apoderado de él.
El Supremo abre un proceso penal contra Blanco por su papel en "Campeón".
"Porque la sociedad se lo reclama. No puede pasar ni un minuto más, cada minuto que tarda -en dar explicaciones- es tarde". Esta frase, pronunciada en octubre de 2009 por el entonces ex ministro de Fomento, José Blanco, y dirigida a Mariano Rajoy en referencia al caso Gürtel, bien podría haber sido lanzada en los últimos tiempos al ahora diputado de PSOE por Lugo. Desde que saliese a la luz pública el escándalo de su presunta implicación en la Operación Campeón, por el que ni dimitió, ni dio explicaciones y con el que concurrió en las listas socialistas a las pasadas elecciones del 20N, si por algo ha sido sentenciado, hasta el momento, es por el lastre de sus palabras.
Y es que Blanco, que en primera persona y a través de sus compañeros de partido se ha quejado en varias ocasiones de no respetarse la presunción de inocencia con él, parece haber olvidado que fue el primero en saltarse esta premisa con el PP, concretamente con el ex presidente de le Generalidad Valenciana Francisco Camps, a propósito de la trama Gürtel. A Camps, precisamente, le desacreditaba cada vez que hablaba porque -irónicamente- "lo dice él, que es un ejemplo de honradez, de buena persona y de buena gestión".

Desde 2006, además, se erigió en defensor de la transparencia socialista anunciando a bombo y platillo que el PSOE excluiría de sus candidaturas a cualquier persona "cuya conducta pública plantee alguna duda". Ese mismo año, había pedido a Rajoy que  "empezase a actuar contra los miembros del PP sospechosos de estar relacionados con casos de corrupción".
Este anuncio se repetiría a principios de 2011, concretamente en febrero, cuando aseguró que "todos aquellos que estén imputados por corrupción y enriquecimiento no entrarán en la lista".
Si bien no está aún imputado, algo que sólo podía hacer como aforado que es el Tribunal Supremo que este miércoles ha anunciado que iniciaba la investigación por un presunto delito de tráfico de influencias, no eran pocas las dudas que planeaban sobre él en las semanas previas a las elecciones generales. Aún así, no sólo el PSOE lo mantuvo en las listas -con el único paso atrás por parte de Blanco de abandonar la primera línea política-, sino que defendió como un "caso electoral" las filtraciones sobre las sospechosas gestiones del ministro.

Más recientes fueron otras palabras que le dejarían en evidencia tan sólo tres meses después de pronunciarlas. El pasado mes de julio, a raíz de la dimisión -y comparecencia para anunciarla- de Camps como presidente de la Generalidad valenciana, Blanco tildó de "insólito" que Rajoy, "ante un asunto grave" emitiese sólo "un comunicado". "No quiero pensar que pueda ser presidente del Gobierno y, ante una situación difícil de España, se limite a emitir un comunicado" añadió entonces.

El 4 de octubre de 2011, se conocía la declaración filtrada del empresario gallego Jorge Dorribo, principal imputado en la Operación Campeón sobre una trama corrupta de ayudas, ante la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Lugo, Estela San José. En ella señalaba a Blanco como el receptor de una jugosa cantidad de dinero a cambio de, entre otras cosas, gestionar para una de sus empresas unas subvenciones.
Blanco, avisado de antemano de la información comprometida que se publicaría ese día, envió un comunicado para desmentir "las acusaciones de las que se hace eco el diario El Mundo en su edición de hoy" son "total y absolutamente falsas". Mismo medio utilizaría 24 horas después para anunciar medidas legales -que nunca llegaron- contra Dorribo tras destaparse la famosa reunión en una gasolinera. Tuvieron que transcurrir dos días y dos comunicados para que, sus obligaciones ministeriales, le empujasen a comparecer ante los micrófonos.
Como acuñaría Soraya Sáenz de Santamaría, Blanco se ha convertido en víctima de la "pena del telediario".
La primera reacción de los socialistas este miércoles tras conocerse la decisión del Supremo continuó en la línea adoptada por el partido desde que saltase el escándalo. Para el PSOE, la investigación abierta daba la oportunidad a Blanco de defenderse.
En el mismo sentido, el propio Blanco se manifestaba horas más tarde. El ex ministro de Zapatero mostró su "respeto" al trabajo de la Justicia y señaló que tiene la seguridad de que la investigación judicial va a clarificar "las falsas acusaciones" contra él y se va a esclarecer la verdad.
El Semanal Digital.

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