sábado, 20 de febrero de 2010

¡A los leones con ellos!.


CUANDO a los gobiernos les vienen mal dados los titulares y las cifras, suelen refugiarse en el victimismo, que ejercen en forma de oposición a la oposición.
Todos lo han hecho en algún momento y no hay partido que no posea el correspondiente manual de instrucciones.
Pero ninguno practica este arte con la maestría del PSOE.
Ellos lo bordan.
No importa la cantidad de poder que tengan, la amplitud de las mayorías que exhiban o los años que lleven tomando las decisiones. Según su forma de presentar las cosas, la culpa de los males que afligen a España (o a Cataluña, o a Extremadura, o al Ayuntamiento de Getafe, lo mismo da que da lo mismo) es y siempre será del PP.
¿Que se multiplica el número de parados hasta duplicar la tasa registrada en el último año del gabinete popular? Responsabilidad del PP por fomentar el ladrillo.
¿Que ETA se los lleva al huerto y les marea durante meses con un proceso de paz tan falso como tramposo? Fracaso imputable al PP por criticar la negociación.
¿Que arrecia la crisis y ninguna de las medidas propuestas por el Ejecutivo tiene otro efecto que el de agravar la situación económica y propiciar la desconfianza de los mercados? Son los buitres del PP quienes, en vez de arrimar el hombro, se recrean con los malos datos esperando sacar tajada.
¿Que Zapatero se queda sin ideas (en el supuesto de que llegara a tener alguna digna de ese nombre) pero no se atreve a reconocer su impotencia y pedir humildemente ayuda? Es Rajoy, un Rajoy codicioso y egoísta, quien choca frontalmente con el empeño de los honrados ciudadanos y los partidos decentes por superar las dificultades.
Y cuando todo falla, cuando ya no cuela ninguno de los apartados del argumentario oficial, cuando el cabreo del respetable es tal que se traduce en un desplome imparable de los socialistas en las encuestas, sacan a pasear el espantajo de ese Aznar «asesino» y «criminal de guerra» que tan buenos resultados les dio en 2004.
Esto lo hacen mediante persona interpuesta, por supuesto.
Es el trabajo sucio encomendado a ciertos exponentes de las vanguardias de ataque que se mueven como pez en el agua en el mundo universitario y en algunos medios de comunicación (en su caso, de propaganda) siempre dispuestos a socorrer a quien les abreva.
Pero lo hacen. (Isabel San Sebatián, El Mundo)
No falla. Hacer oposición a la oposición es un recurso tan manido como eficaz. Fue en su día la especialidad de Alfonso Guerra y hoy la de Pepe Blanco, cuyo ascenso al estrellato no es casual. A falta de pan, hay que dar circo, y los leones se mueren de hambre. Alguien tiene que poner la sangre.

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