ANTONIO JIMENO (presidente del sindicato AMES (Acción para la Mejora de la Enseñanza Secundaria)) - Barcelona - El País.- 02/07/2009
Un joven profesor se ha dirigido a nuestro sindicato diciéndonos que estaba indignado porque en su centro se había pasado a 4º curso de la ESO a muchos alumnos de 3º que tenían de seis a 12 suspensos; que en algunos casos esto se había hecho incluso contra la voluntad de los alumnos y de sus padres, que habían pedido poder repetir; que a algunos alumnos que les habían quedado cuatro o cinco materias suspendidas, el equipo de profesores les había aprobado una o dos materias para que sólo les quedaran tres suspensos y así poderlos pasar a 4º; que a todos los alumnos que habían finalizado el 4º de ESO con una, dos o tres materias suspendidas se les había dado el título de ESO y que a la gran mayoría de los alumnos de 4º que tenían cuatro materias suspendidas se les había aprobado una materia para que sólo tuvieran tres suspensos y así poder decidir luego darles el título de ESO.
Lamentablemente, le hemos tenido que decir que con la normativa establecida por el Departamento de Educación no se puede actuar contra estos abusos. Para entender por qué en muchos centros se hace todo esto, con el consentimiento o incluso con el aliento del director, hace falta tener en cuenta que cada año las aulas de primero de ESO deben quedar vacías para recibir a los nuevos alumnos, que muchos llegan de la Primaria sin estar suficientemente preparados, que todos los alumnos deben cursar la ESO, sea cual sea su capacidad e intereses y que, como la enseñanza es obligatoria, los centros no pueden dar de baja a los alumnos que se niegan a trabajar y, por el mismo motivo, tienen muchas dificultades legales para poder expulsar a los alumnos conflictivos que, si repiten curso, podrían continuar en el centro hasta los 18 años. Si a todo esto se suma que la Administración no realiza ningún control externo con valor académico ni al final de la Primaria ni al final de la ESO, que sería la gran solución, ya se tiene la explicación de lo que está pasando. Lamentablemente, la nueva Ley de Educación de Cataluña (LEC) tampoco establece la realización de pruebas externas a los alumnos, por lo que todo va a continuar igual.
Los partidos políticos que la apoyan deberían explicar a la sociedad por qué no les ha interesado mejorar esta situación.
Un joven profesor se ha dirigido a nuestro sindicato diciéndonos que estaba indignado porque en su centro se había pasado a 4º curso de la ESO a muchos alumnos de 3º que tenían de seis a 12 suspensos; que en algunos casos esto se había hecho incluso contra la voluntad de los alumnos y de sus padres, que habían pedido poder repetir; que a algunos alumnos que les habían quedado cuatro o cinco materias suspendidas, el equipo de profesores les había aprobado una o dos materias para que sólo les quedaran tres suspensos y así poderlos pasar a 4º; que a todos los alumnos que habían finalizado el 4º de ESO con una, dos o tres materias suspendidas se les había dado el título de ESO y que a la gran mayoría de los alumnos de 4º que tenían cuatro materias suspendidas se les había aprobado una materia para que sólo tuvieran tres suspensos y así poder decidir luego darles el título de ESO.
Lamentablemente, le hemos tenido que decir que con la normativa establecida por el Departamento de Educación no se puede actuar contra estos abusos. Para entender por qué en muchos centros se hace todo esto, con el consentimiento o incluso con el aliento del director, hace falta tener en cuenta que cada año las aulas de primero de ESO deben quedar vacías para recibir a los nuevos alumnos, que muchos llegan de la Primaria sin estar suficientemente preparados, que todos los alumnos deben cursar la ESO, sea cual sea su capacidad e intereses y que, como la enseñanza es obligatoria, los centros no pueden dar de baja a los alumnos que se niegan a trabajar y, por el mismo motivo, tienen muchas dificultades legales para poder expulsar a los alumnos conflictivos que, si repiten curso, podrían continuar en el centro hasta los 18 años. Si a todo esto se suma que la Administración no realiza ningún control externo con valor académico ni al final de la Primaria ni al final de la ESO, que sería la gran solución, ya se tiene la explicación de lo que está pasando. Lamentablemente, la nueva Ley de Educación de Cataluña (LEC) tampoco establece la realización de pruebas externas a los alumnos, por lo que todo va a continuar igual.
Los partidos políticos que la apoyan deberían explicar a la sociedad por qué no les ha interesado mejorar esta situación.
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