Un breviario del método utilizado por uno de nuestros más insignes e ilustres políticos para acabar con la nación que le eligió como presidente del gobierno. Este sistema será útil para las siguientes generaciones de gobernantes de todo el mundo que deseen finiquitar su país, movidos por cualquier impulso inconsciente que venga derivado de la venganza, del resentimiento o de la estupidez.
1.- Hay que tener en cuenta es que al asumir la presidencia de una nación se debe obviar su trayectoria histórica, su tradición y su espíritu colectivo. Debe considerársela como un terreno grande donde vive mucha gente, hay bosques y pájaros.
2. Derivado de lo anterior hay que relativizar el concepto de nación, de esta manera los enemigos internos y externos ya sabrán que están ante un pusilánime dispuesto a aceptar todo tipo de chantajes bien orquestados.
3. Después tienes que tener un modelo ideal de sociedad. Como esté constituida en la realidad es un detalle sin importancia que no tiene porque cambiar tus deseos. Por ejemplo puedes decidir que tenga el estado de bienestar de Suecia, la multiculturalidad de África y el sistema de pensiones de Alemania. Si es así como te gusta tienes que trabajar para que sea así.
4. Es muy importante para ahorrarte pensar excesivamente que dividas todos los conceptos que tendrás que tratar en buenos y malos. Si lo haces pronto ya no tendrás que darle muchas vueltas a cuestiones que podrían hacerse muy complejas. Por ejemplo: Estados Unidos e Israel: Malos, Empresarios: Malos, Sindicatos: Buenos, Hombres: Malos, Dictaduras latinoamericanas: Buenos, y así sucesivamente...
5. Se hace imprescindible que tu equipo esté por debajo de tu perfil intelectual. Es recomendable, para ello, hacerles la prueba del geranio. Esta consiste en situar al candidato o candidata a ministro al lado de un geranio y hacerles una pregunta sencilla del tipo: “¿Dónde viven las sardinas?” Si el candidato responde antes que el geranio, y acierta, debes considerarlo apto. Los ministerios los puedes repartir con sobres sorpresa elegidos al azar.
6. También es importante que llenes el país de inmigrantes de otras culturas de difícil compatibilidad con la autóctona. De esta manera te garantizas que en caso de crisis económica los conflictos sociales sean abundantes, menudencia salvable que no te tiene porque impedir seguir avanzando en tus sueños de fraternidad universal.
7. Las prestaciones sociales deben ser la piedra de toque de tu política. Es necesario que cuando hables de ello consigas que la gente piense en parados, jubilados, enfermos, pensionistas y personas en situación muy desfavorecida. Pero en realidad el dinero que recaudes asfixiando a empresarios, autónomos y trabajadores no debe llegar a esos sectores citados, debe ir dirigido al sector que te garantizará su apoyo mientras hundes la nación: vagos, vividores y subvencionados. Por ejemplo si Blasa Pérez, es un decir, tuvo una mala noche porque su marido no le hacía caso, y para desquitarse quiere hacer una película, como es prima de un diputado de tu partido por Cantabria, pues se le consigue un millón de euros en un pispas y así la hace y se resarce del disgusto. Que algún virrey de provincias quiere montar una embajada en Singapur, y tiene un par de amigos que les va mal la empresa, pues se le dan un par de milloncitos de euros y ya está, los envía allí y les alivia el problema. Que resulta que una pedanía onubense quiere convertirse en territorio independiente y salirse de la OTAN, pues creas una comisión mixta de diputados y que lo estudien, eso sí, hoteles cinco estrellas y tablaito flamenco por las noches, para que estén animados por el día. Es muy importante que todos estos estén contentos, los otros como ya están acostumbrados a sufrir no se van a quejar.
8. Respecto a la política exterior tienes que elegir a tus aliados en función de tu misión en la tierra. Para ello es imprescindible olvidarse de los países líderes del mundo, por ejemplo los europeos o los Estados Unidos. Lo natural es que te hagas íntimo de los catalogados como eje del mal, o bien de aquellos que transforman democracias en dictaduras como quien no quiere la cosa, además es necesario empecinarte en que los proyectos de tiranos se mantengan en su puesto aunque sepas cuales son sus intenciones. Corea del Norte debe convertirse en tu principal amistad internacional.
9. Cuando realices una gira internacional lo mejor es que hables con los jefes de Estado que visites sobre lo maravilloso que sería el mundo si todos nos diéramos las manos, o sobre la importancia de no ser egoístas y pensar más en los demás. También puedes entretenerlos filosofando sobre la necesidad que tiene para el futuro el acoger al prójimo como uno más. Estos temas te granjearán enormes simpatías e influencia internacional. No importa que nunca más te reciban, porque lo sustancial es que el mensaje les haya calado.
10. La política económica tiene que estar basada en un sólido principio de distribución y reparto equitativo de la riqueza. Para ello es imprescindible que espantes a los inversores internacionales, pongas el crédito del país en alto riesgo, aumentes el déficit público, demonices a la banca, asfixies a las empresas, hagas imposible que las pymes puedan contratar y aumentes el pago de la seguridad social. En poco tiempo habrás conseguido que la mayoría del país sea de clase media baja. Así todos pobres no hay envidias y la gente vive tranquila.
11. En caso de que haya tensiones territoriales y hasta las aldeas quieran su autogobierno, tú como presidente del gobierno de la nación tienes que avivarlas, procurando tener a todos expectantes, frustrados e irritados. Si perseveras puedes llegar a conseguir que todos los territorios del país se odien entre sí y los más avezados promuevan su independencia. Si algún territorio creara su propio Estado mientras tu estás pensando en la alianza de civilizaciones o en como se hace el pato a la naranja, no te tienes porque incomodar, son cosas que suceden.
En fin, ya tienen una pequeña guía para transformar una nación espléndida e históricamente vigorosa en un cachivache ridículo y pobre.
2. Derivado de lo anterior hay que relativizar el concepto de nación, de esta manera los enemigos internos y externos ya sabrán que están ante un pusilánime dispuesto a aceptar todo tipo de chantajes bien orquestados.
3. Después tienes que tener un modelo ideal de sociedad. Como esté constituida en la realidad es un detalle sin importancia que no tiene porque cambiar tus deseos. Por ejemplo puedes decidir que tenga el estado de bienestar de Suecia, la multiculturalidad de África y el sistema de pensiones de Alemania. Si es así como te gusta tienes que trabajar para que sea así.
4. Es muy importante para ahorrarte pensar excesivamente que dividas todos los conceptos que tendrás que tratar en buenos y malos. Si lo haces pronto ya no tendrás que darle muchas vueltas a cuestiones que podrían hacerse muy complejas. Por ejemplo: Estados Unidos e Israel: Malos, Empresarios: Malos, Sindicatos: Buenos, Hombres: Malos, Dictaduras latinoamericanas: Buenos, y así sucesivamente...
5. Se hace imprescindible que tu equipo esté por debajo de tu perfil intelectual. Es recomendable, para ello, hacerles la prueba del geranio. Esta consiste en situar al candidato o candidata a ministro al lado de un geranio y hacerles una pregunta sencilla del tipo: “¿Dónde viven las sardinas?” Si el candidato responde antes que el geranio, y acierta, debes considerarlo apto. Los ministerios los puedes repartir con sobres sorpresa elegidos al azar.
6. También es importante que llenes el país de inmigrantes de otras culturas de difícil compatibilidad con la autóctona. De esta manera te garantizas que en caso de crisis económica los conflictos sociales sean abundantes, menudencia salvable que no te tiene porque impedir seguir avanzando en tus sueños de fraternidad universal.
7. Las prestaciones sociales deben ser la piedra de toque de tu política. Es necesario que cuando hables de ello consigas que la gente piense en parados, jubilados, enfermos, pensionistas y personas en situación muy desfavorecida. Pero en realidad el dinero que recaudes asfixiando a empresarios, autónomos y trabajadores no debe llegar a esos sectores citados, debe ir dirigido al sector que te garantizará su apoyo mientras hundes la nación: vagos, vividores y subvencionados. Por ejemplo si Blasa Pérez, es un decir, tuvo una mala noche porque su marido no le hacía caso, y para desquitarse quiere hacer una película, como es prima de un diputado de tu partido por Cantabria, pues se le consigue un millón de euros en un pispas y así la hace y se resarce del disgusto. Que algún virrey de provincias quiere montar una embajada en Singapur, y tiene un par de amigos que les va mal la empresa, pues se le dan un par de milloncitos de euros y ya está, los envía allí y les alivia el problema. Que resulta que una pedanía onubense quiere convertirse en territorio independiente y salirse de la OTAN, pues creas una comisión mixta de diputados y que lo estudien, eso sí, hoteles cinco estrellas y tablaito flamenco por las noches, para que estén animados por el día. Es muy importante que todos estos estén contentos, los otros como ya están acostumbrados a sufrir no se van a quejar.
8. Respecto a la política exterior tienes que elegir a tus aliados en función de tu misión en la tierra. Para ello es imprescindible olvidarse de los países líderes del mundo, por ejemplo los europeos o los Estados Unidos. Lo natural es que te hagas íntimo de los catalogados como eje del mal, o bien de aquellos que transforman democracias en dictaduras como quien no quiere la cosa, además es necesario empecinarte en que los proyectos de tiranos se mantengan en su puesto aunque sepas cuales son sus intenciones. Corea del Norte debe convertirse en tu principal amistad internacional.
9. Cuando realices una gira internacional lo mejor es que hables con los jefes de Estado que visites sobre lo maravilloso que sería el mundo si todos nos diéramos las manos, o sobre la importancia de no ser egoístas y pensar más en los demás. También puedes entretenerlos filosofando sobre la necesidad que tiene para el futuro el acoger al prójimo como uno más. Estos temas te granjearán enormes simpatías e influencia internacional. No importa que nunca más te reciban, porque lo sustancial es que el mensaje les haya calado.
10. La política económica tiene que estar basada en un sólido principio de distribución y reparto equitativo de la riqueza. Para ello es imprescindible que espantes a los inversores internacionales, pongas el crédito del país en alto riesgo, aumentes el déficit público, demonices a la banca, asfixies a las empresas, hagas imposible que las pymes puedan contratar y aumentes el pago de la seguridad social. En poco tiempo habrás conseguido que la mayoría del país sea de clase media baja. Así todos pobres no hay envidias y la gente vive tranquila.
11. En caso de que haya tensiones territoriales y hasta las aldeas quieran su autogobierno, tú como presidente del gobierno de la nación tienes que avivarlas, procurando tener a todos expectantes, frustrados e irritados. Si perseveras puedes llegar a conseguir que todos los territorios del país se odien entre sí y los más avezados promuevan su independencia. Si algún territorio creara su propio Estado mientras tu estás pensando en la alianza de civilizaciones o en como se hace el pato a la naranja, no te tienes porque incomodar, son cosas que suceden.
En fin, ya tienen una pequeña guía para transformar una nación espléndida e históricamente vigorosa en un cachivache ridículo y pobre.
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