SEÑOR presidente del Gobierno, señora Pajín, señores sindicalistas, no está el horno para demagogia de ésa que ustedes derrochan.¡De verdad! Llevamos décadas oyendo las mismas consignas trasnochadas, que en época de vacas gordas aún tienen un pase, pero que con la que está cayendo no se aguantan. Basta ya de bla,bla,bla y apúntense a las fórmulas de eficacia contrastada, inventen alguna que funcione, o dejen el sitio a otros.
Cada año la misma monserga: Que si «estamos con los trabajadores», que si «nos sentimos muy cerca de ellos», que si «el PSOE va a liderar una nueva dirección de Europa en la que se ponga a la gente y a los trabajadores como prioridad», que si «por la justicia y la dignidad laboral», que si «contra la crisis, por el empleo» y venga eslóganes y pancartas, mientras 8.000 nuevos españoles se suman cada día al paro. ¡Menos predicar y más dar trigo, que estamos hartos!
Hasta la fecha, y mientras no se demuestre lo contrario, únicamente dos son las fuentes de las que mana el empleo. Corrijo; tres, aunque sólo dos son autosuficientes: la gran empresa, la empresa mediana o individual, y la ubre gigantesca del Estado, que, en sus múltiples manifestaciones, da de comer a un número creciente de funcionarios, asesores (una especie en expansión tan veloz como el virus de la gripe porcina), políticos, liberados sindicales, correveidiles, portamaletines y aduladores varios, cuyos emolumentos proceden de los impuestos que pagamos implacablemente todos: quienes tenemos el privilegio de seguir trabajando y quienes se han sumado ya, muy a su pesar, al club de los lunes al sol.
Prescindiendo de la tercera modalidad, que se alimenta de las dos primeras y, por tanto, depende de ellas para sobrevivir, la producción de ese artículo de lujo en el que se ha convertido el trabajo es una actividad que desarrollan en exclusiva compartida empresarios y autónomos, que son quienes saben hacerlo. Los primeros llevan meses pidiendo en vano al Ejecutivo que promueva una reforma laboral que flexibilice el mercado, mientras los segundos suplican que se alivie la carga fiscal que soportan y que les está asfixiando.¿Qué responde Zapatero? Que la culpa de la crisis es de Bush y que lo peor ya ha pasado. ¿Qué hacen los sindicatos? Subirse a la máquina del tiempo y regresar a la lucha de clases entre explotadores y explotados que tan bien retrató Zola hace unos 150 años. ¿Cómo actúa el PSOE desde el poder? Secundando manifestaciones y lanzando proclamas vacías. ¿Y para eso les pagamos?.
Cada año la misma monserga: Que si «estamos con los trabajadores», que si «nos sentimos muy cerca de ellos», que si «el PSOE va a liderar una nueva dirección de Europa en la que se ponga a la gente y a los trabajadores como prioridad», que si «por la justicia y la dignidad laboral», que si «contra la crisis, por el empleo» y venga eslóganes y pancartas, mientras 8.000 nuevos españoles se suman cada día al paro. ¡Menos predicar y más dar trigo, que estamos hartos!
Hasta la fecha, y mientras no se demuestre lo contrario, únicamente dos son las fuentes de las que mana el empleo. Corrijo; tres, aunque sólo dos son autosuficientes: la gran empresa, la empresa mediana o individual, y la ubre gigantesca del Estado, que, en sus múltiples manifestaciones, da de comer a un número creciente de funcionarios, asesores (una especie en expansión tan veloz como el virus de la gripe porcina), políticos, liberados sindicales, correveidiles, portamaletines y aduladores varios, cuyos emolumentos proceden de los impuestos que pagamos implacablemente todos: quienes tenemos el privilegio de seguir trabajando y quienes se han sumado ya, muy a su pesar, al club de los lunes al sol.
Prescindiendo de la tercera modalidad, que se alimenta de las dos primeras y, por tanto, depende de ellas para sobrevivir, la producción de ese artículo de lujo en el que se ha convertido el trabajo es una actividad que desarrollan en exclusiva compartida empresarios y autónomos, que son quienes saben hacerlo. Los primeros llevan meses pidiendo en vano al Ejecutivo que promueva una reforma laboral que flexibilice el mercado, mientras los segundos suplican que se alivie la carga fiscal que soportan y que les está asfixiando.¿Qué responde Zapatero? Que la culpa de la crisis es de Bush y que lo peor ya ha pasado. ¿Qué hacen los sindicatos? Subirse a la máquina del tiempo y regresar a la lucha de clases entre explotadores y explotados que tan bien retrató Zola hace unos 150 años. ¿Cómo actúa el PSOE desde el poder? Secundando manifestaciones y lanzando proclamas vacías. ¿Y para eso les pagamos?.
Isabel San Sebastian, El Mundo.
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