sábado, 2 de mayo de 2009

«Los Picapiedra»






M. MARTÍN FERRAND
Todos cuantos somos trabajadores sustentamos tan dinámica y productiva (?) situación en la condición previa y fundamental de ciudadanos. De ahí que en algunos momentos, como cuando se celebra el Primero de Mayo, algunos sintamos la incomodidad de que las reivindicaciones de quienes dicen representarnos en tanto que trabajadores suelen atentar contra nuestro derechos cívicos.
El sindicalismo español actual, hijo directo del verticalismo franquista, se ha quedado tan viejo y anacrónico que sus líderes fundamentales, como los secretarios generales de CC.OO. y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, tienden a evocar -dicho sea con ternura y cariño- a los protagonistas de Los Picapiedra, una de las series de más éxito emitidas por TVE.
Toxo y Méndez, o viceversa, descendieron ayer de sus respectivos troncomóviles, adquiridos y mantenidos con cargo al Presupuesto, como los de la CEOE, para, en alarde de anacronismo ideológico y verbal, reclamar los cambios «trascendentales y urgentes» que, según ellos, pueden remediar el difícil momento por el que atravesamos: «Frente a la crisis: empleo, inversión pública y protección social».
Suena bien; pero, ¿qué quiere decir eso? La palabrería hueca, los eslóganes acuñados por su eufonía antes que por su significado, forman parte de una liturgia que ya no tiene lugar cuando nadie discute los supuestos básicos del Estado de bienestar.
En una democracia, aunque lo sea, como la nuestra, sin la separación fáctica de los poderes del Estado, los derechos del ciudadano tienen más enjundia y muchísima más fuerza que los del trabajador.
De ahí que la latente propensión sindical a contraponer sus organizaciones con la representatividad del Parlamento sea una patología que convendría remediar. Será difícil porque hasta María Teresa Fernández de la Vega, que no pierde oportunidad para evidenciar su populismo de raíz peronista y en renuncia a la mitad de su responsabilidad, es capaz de decir que el Gobierno, que se suma «de corazón» a la celebración del Primero de Mayo, estará siempre al lado de los trabajadores.
¿Y los demás? Lo suyo, que es lo que le entra en el empleo, debieran ser los ciudadanos -empleadores, empleados, infantes, amas de casa... -; pero la claridad en las ideas y la asunción de responsabilidades no son notas dominantes en el PSOE según lo entiende y desvirtúa José Luis Rodríguez Zapatero.

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