sábado, 23 de mayo de 2009

Que viene el lobo


Apelar al miedo es uno de los recursos más habituales en las campañas electorales modernas.
En la videopolítica actual, en la que el lenguaje audiovisual es la clave para transmitir los mensajes de los partidos, la negatividad de los contenidos es una de sus señas de identidad.
Al lanzar un spot se busca el objetivo de generar cobertura en los medios, para conseguir que haya debate en torno a él y su impacto sea mayor. Por ello, la polémica, el conflicto y la provocación, que son ingredientes habituales en los medios de comunicación, marcan el estilo de muchas de estas piezas audiovisuales. Puede que su efectividad a corto plazo se consiga, pero el abuso de las campañas negativas es directamente proporcional al nivel de desconfianza de los ciudadanos por la política.
Vídeo va, miedo viene. Con un minuto por cabeza en cada telediario y unas grabaciones impactantes en Youtube, los partidos ya nos han metido en una campaña electoral que nos llevará a votar, o a quedarnos el domingo 7 de junio en casa, únicamente en base a dos factores: las imágenes que se nos ofrezcan estas dos semanas y el tipo de miedo que éstas nos hagan sentir.
Todo lo demás es ganas de perder tiempo y dinero. Lo único que importa son las imágenes. Y las imágenes están trucadas. Son los grandes partidos quienes graban sus mítines y envían las imágenes a todos los canales de televisión, de modo que sólo veremos a Zapatero y a Rajoy desde sus mejores ángulos y a masas enfervorizadas agitando banderas rojas o azules. Sus frases, ajustadas al milímetro, conforme se enciende la luz roja incrustada en el atril que les avisa de que han entrado en directo. Y sus vídeos, muy bien elaborados para impactar. A quien más miedo le de que venga la derecha, que vote al PSOE. Quien tenga terror a la crisis, que lo haga por el PP. Para eso, para dar miedo, están las imágenes.

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