Aunque todavía mantengan las formas y le guarden luto durante una temporada, la salida de Ibarretxe de la vida política vasca ha supuesto todo un alivio para la dirección de su partido. Ninguno de los actuales responsables del PNV niega hoy en privado que el plan soberanista ha supuesto para ellos un lastre político del que, internamente, ya se habían deshecho hace años. «A efectos del partido, el Plan se acabó en 2004», confiesa un miembro del EBB, «y desde entonces ya no lo llevamos bajo el brazo».
Lo que el PNV va a intentar es colocar al Partido Socialista contra las cuerdas en todas las materias que ellos consideran sensibles y políticamente rentables. Contando, eso sí, con la inestimable ayuda del PP, del que los nacionalistas esperan grandes servicios.
El razonamiento que alienta la esperanza del PNV es el siguiente: el verdadero adversario político del PP es el socialismo, no el nacionalismo. La base de los votantes populares es mucho más fronteriza con los socialistas que con el PNV. Por lo tanto, llegará un momento en que intentará disputarle los votos, sacándole fuera de la centralidad política del país que antes ocupaba el PNV y ahora pretende ocupar el PSE. Exactamente esa misma estrategia de acoso disfrazada de ofrecimiento de ayuda es la que los nacionalistas piensan poner en práctica, pero ellos lo harán «desde el primer día». Lo cual significa que empujarán a los socialistas a que se definan cuanto antes en asuntos como la lengua y la educación. «Tanto el PP como nosotros le vamos a meter el dedo en el ojo con este tema de los modelos lingüísticos», explica un responsable del PNV, que asegura que, en ese caso, el PSE sólo tendrá dos salidas: o acercarse a las tesis de los populares -«ojo con el fantasma del monolingüismo», dicen- o refugiarse bajo el manto del PNV. Y ahí es donde los burukides le estarán esperando.
Los del PNV, no tienen ninguna duda.
Naturalmente, los burukides no son tontos y, aunque ahora estén contándose a sí mismos el cuento de la lechera, saben que la idea de que Patxi López vaya a hacerles sitio en el poder es disparatada.
El PP sabe bien que cualquier exceso por su parte que ponga en peligro al nuevo Gobierno supondrá su propio fracaso como aliado y su desaparición de la escena política en el futuro. Así que no le meterá el dedo en el ojo a Patxi López. No hará lo que el PNV espera, no será su aliado involuntario.
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