Los 'convidados de piedra' de los análisis del 11-M (Editorial de El Mundo)
LA ENTREVISTA que hoy publicamos con Antonio Iglesias, uno de los ocho expertos que participaron en la prueba pericial sobre explosivos ordenada por el tribunal del 11-M, es demoledora para la sentencia de la Audiencia Nacional refrendada por el Supremo. Los datos que este químico pone sobre la mesa indican que fue dictada sobre bases falsas y condicionada por una más que probable manipulación de la investigación.
Iglesias es contundente al afirmar que en las muestras recogidas en la estación de El Pozo «aparece el retrato robot del Titadyn». La sentencia da por hecho, en cambio, que estalló Goma 2 ECO basándose en el dibutilftalato presente en los análisis. Sin embargo, en contra de lo que afirma el texto de Gómez Bemúdez, este elemento no sirve como «diferenciador». De hecho, estaba en el Titadyn incautado a ETA en Cañaveras días antes de la masacre. Durante la pericial del 11-M se detectó su presencia, pero se camufló entonces bajo el nombre genérico de «ftalatos», por lo que al tribunal le pasó desapercibido un dato que podría haber cambiado la sentencia, al menos en lo que se refiere al papel de Trashorras y la trama asturiana. ¿Casualidad o manipulación? Es ahora cuando Iglesias ha comprobado que la referencia a los ftalatos escondía el dibutilftalato.
En contra de la tesis de que lo que estalló en los trenes fue Goma 2 ECO está el hecho incontrovertible de que en la estación de El Pozo apareció DNT, que no forma parte de ese explosivo. Iglesias lo presenta como un inesperado «convidado de piedra». Es muy revelador, a ese respecto, el episodio en el que narra la reacción airada del jefe de la pericia del 11-M, Alfonso Vega, contra los Tedax, cuando constata la presencia de DNT en los análisis. Su enfado se debió, probablemente, a que en ese instante cayó en la cuenta de que la Policía Científica había sido engañada por una unidad (los Tedax) a la que no correspondía el análisis de los explosivos.
Curiosamente, días después, en las instalaciones donde se custodiaban las pruebas, se produjo el apagón que desconectó las cámaras que garantizaban que nadie pudiera manipularlas. Y fue a partir de ese momento cuando comenzaron a aparecer trazas de DNT en las muestras de Goma 2 ECO que alimentaron la teoría de la contaminación, pese a que ninguno de los análisis anteriores las habían detectado. De nuevo, ¿casualidad o manipulación?
La reacción de desconcierto de Vega ante la aparición del DNT es parecida a la que manifestó cuando se conoció la presencia de otro «convidado de piedra» -la nitroglicerina- en los restos de polvo de extintor. Y es que la nitroglicerina tampoco forma parte de la Goma 2 ECO.
Los análisis de Iglesias llegan a otra elocuente conclusión. Merced a un estudio de granulometría, advierte que es «estadísticamente imposible» que la muestra patrón de dinamita que el jefe de los Tedax ofreció a la Policía Científica proviniera de un cartucho distinto a aquel al que pertenecían los restos de explosivo que los agentes decían haber encontrado en la furgoneta Kangoo supuestamente utilizada por los islamistas. Eso apunta a la fabricación de una prueba falsa. Pero además, en todos los análisis de las dos muestras aparece lo que Iglesias presenta como un tercer «incómodo convidado de piedra»: metenamina, un compuesto que tampoco forma parte de la Goma 2 ECO y que, por lo tanto, no debía estar en ninguna de ambas.
Iglesias, que en sus explicaciones demuestra que el rigor científico no está reñido con la exposición didáctica, nos presenta así un documento esencial, de primera magnitud, que confirma las sospechas de manipulación no sólo durante la instrucción del 11-M, sino también durante la pericia ordenada por el tribunal. Esos «convidados de piedra», como en el Tenorio, parecen querer volver del pasado para recordar a los vivos que la justicia sigue siendo una asignatura pendiente. Su informe será publicado próximamente por La Esfera de los Libros para que cualquier ciudadano pueda consultarlo.
LA ENTREVISTA que hoy publicamos con Antonio Iglesias, uno de los ocho expertos que participaron en la prueba pericial sobre explosivos ordenada por el tribunal del 11-M, es demoledora para la sentencia de la Audiencia Nacional refrendada por el Supremo. Los datos que este químico pone sobre la mesa indican que fue dictada sobre bases falsas y condicionada por una más que probable manipulación de la investigación.
Iglesias es contundente al afirmar que en las muestras recogidas en la estación de El Pozo «aparece el retrato robot del Titadyn». La sentencia da por hecho, en cambio, que estalló Goma 2 ECO basándose en el dibutilftalato presente en los análisis. Sin embargo, en contra de lo que afirma el texto de Gómez Bemúdez, este elemento no sirve como «diferenciador». De hecho, estaba en el Titadyn incautado a ETA en Cañaveras días antes de la masacre. Durante la pericial del 11-M se detectó su presencia, pero se camufló entonces bajo el nombre genérico de «ftalatos», por lo que al tribunal le pasó desapercibido un dato que podría haber cambiado la sentencia, al menos en lo que se refiere al papel de Trashorras y la trama asturiana. ¿Casualidad o manipulación? Es ahora cuando Iglesias ha comprobado que la referencia a los ftalatos escondía el dibutilftalato.
En contra de la tesis de que lo que estalló en los trenes fue Goma 2 ECO está el hecho incontrovertible de que en la estación de El Pozo apareció DNT, que no forma parte de ese explosivo. Iglesias lo presenta como un inesperado «convidado de piedra». Es muy revelador, a ese respecto, el episodio en el que narra la reacción airada del jefe de la pericia del 11-M, Alfonso Vega, contra los Tedax, cuando constata la presencia de DNT en los análisis. Su enfado se debió, probablemente, a que en ese instante cayó en la cuenta de que la Policía Científica había sido engañada por una unidad (los Tedax) a la que no correspondía el análisis de los explosivos.
Curiosamente, días después, en las instalaciones donde se custodiaban las pruebas, se produjo el apagón que desconectó las cámaras que garantizaban que nadie pudiera manipularlas. Y fue a partir de ese momento cuando comenzaron a aparecer trazas de DNT en las muestras de Goma 2 ECO que alimentaron la teoría de la contaminación, pese a que ninguno de los análisis anteriores las habían detectado. De nuevo, ¿casualidad o manipulación?
La reacción de desconcierto de Vega ante la aparición del DNT es parecida a la que manifestó cuando se conoció la presencia de otro «convidado de piedra» -la nitroglicerina- en los restos de polvo de extintor. Y es que la nitroglicerina tampoco forma parte de la Goma 2 ECO.
Los análisis de Iglesias llegan a otra elocuente conclusión. Merced a un estudio de granulometría, advierte que es «estadísticamente imposible» que la muestra patrón de dinamita que el jefe de los Tedax ofreció a la Policía Científica proviniera de un cartucho distinto a aquel al que pertenecían los restos de explosivo que los agentes decían haber encontrado en la furgoneta Kangoo supuestamente utilizada por los islamistas. Eso apunta a la fabricación de una prueba falsa. Pero además, en todos los análisis de las dos muestras aparece lo que Iglesias presenta como un tercer «incómodo convidado de piedra»: metenamina, un compuesto que tampoco forma parte de la Goma 2 ECO y que, por lo tanto, no debía estar en ninguna de ambas.
Iglesias, que en sus explicaciones demuestra que el rigor científico no está reñido con la exposición didáctica, nos presenta así un documento esencial, de primera magnitud, que confirma las sospechas de manipulación no sólo durante la instrucción del 11-M, sino también durante la pericia ordenada por el tribunal. Esos «convidados de piedra», como en el Tenorio, parecen querer volver del pasado para recordar a los vivos que la justicia sigue siendo una asignatura pendiente. Su informe será publicado próximamente por La Esfera de los Libros para que cualquier ciudadano pueda consultarlo.
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