viernes, 11 de abril de 2008

Obesos, sedentarios y con achaques dignos de la tercera edad.


Un equipo de investigación coordinado por Juan Luis Hernández Álvarez, Catedrático de la Universidad Autónoma, se ha topado con una alarmante realidad: los niños españoles de nueve a 17 años son sedentarios, sufren sobrepeso y padecen achaques que hasta hace poco parecían reservados a la tercera edad.
Un 45% de los escolares son incapaces de tocarse los pies con la punta de los dedos. Niños sin flexibilidad y, en consecuencia, condenados a sufrir severas dolencias de espalda.
La actividad física ausente entre la población infantil: la practican en el colegio y ya no juegan en la calle como antaño (los padres tienen miedo, «hay un marcado sentimiento de inseguridad»).

La tele y los videojuegos copan el tiempo libre de unos menores que ni se desplazan en bicicleta, ni van caminado al cole.
En los recreos, sobre todo las chicas, se sientan a charlar y ni siquiera pasean.
La Educación Física en el colegio se reduce a a dos sesiones que, unidas, son como mucho una hora de trabajo. Esos escasos sesenta minutos suponen la única actividad física practicada semanalmente por más del 50% de los chicos y chicas de 14 y 15 años (cuando lo recomendable es, al menos, una hora diaria.

Los problemas derivados de este sedentarismo creciente: «al menos un tercio de la población escolar mantiene una insuficiente frecuencia de actividad física», «en determinadas edades, a partir de los 15 años y especialmente entre las chicas, el porcentaje de los que nunca realiza una actividad física fuera de la clase de gimnasia se eleva por encima del 50%».
«La cuestión más visible de esta bajísima práctica de actividad física es el incremento de los índices de grasa corporal»: un 17% de la población comprendida entre los 9 y los 17 años acumula porcentajes de grasa corporal «altos», otro 35% que acumulan un porcentaje de grasa corporal «moderadamente alto».

Las consecuencias menos visibles: el incremento a medio plazo de enfermedades asociadas al estilo de vida sedentario, como obesidad, hipercolesterolemia, diabetes tipo II o cáncer de colon.

El catedrático José Luis Hernández apunta: «El sobrepeso mata a la gente. No se percibe a corto plazo, pero más adelante desemboca en enfermedades hasta ahora pertenecientes a las personas mayores, como el endurecimiento de las arterias» y que ya se aprecian en muchos niños.

El problema no es la nutrición, sino la falta de actividad
La obesidad infantil y juvenil de los niños y jóvenes españoles, junto con los griegos, son los más gordos de Europa.
«Sanidad -explica el investigador- se ha centrado en la nutrición para intentar luchar contra la obesidad. Ha puesto en marcha la Estrategia NAOS y otras medidas similares, pero se ha olvidado de que en realidad la alimentación no es el elemento clave en el exceso de peso de la población escolar.
(...) son más saludables las personas con sobrepeso que comen mal pero realizan regularmente actividad física que aquellas que no exceden su peso, pero sí son sedentarias. Así, el estudio demuestra que en aquellas comunidades en las que los escolares realizan más ejercicio se registran mejores índices de salud entre los niños y jóvenes».
Mientras Sanidad se centraba en luchar contra la hamburguesas gigantes y las dietas hipercalórcias, el Ministerio de Educación reducía, el número de horas que los colegiales dedican a la Educación Física.

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