Recojo unas anotaciones que hice de un artículo de Germán Yanke:
En primer lugar, lo de memoria histórica es una contradicción. Una cosa es la Historia, que —aunque interpretable— es de desear que responda a criterios objetivos, y otra la memoria, que es necesariamente subjetiva.
Si el PNV tiene memoria de haber defendido siempre la democracia, la Historia nos recuerda la etapa de la dictadura de Primo de Rivera; si tiene memoria, por qué negarlo, de haber sido fiel a la República, tenemos el histórico registro de los hechos que hizo Azaña y el episodio, creo que no negado, de Santoña.
Si el señor Llamazares, tan pundonoroso en esta proposición, tiene particular memoria de que la izquierda defendió siempre la legalidad republicana, la Historia enseña lo que ocurrió en 1934, que no es otra cosa que oponerse a ella. ES LA HISTORIA, Y NO LA MEMORIA, LA QUE DEMUESTRA QUE NO ES LO MISMO HABER ESTADO CONTRA FRANCO QUE A FAVOR DE LA LIBERTAD.
Ahora hemos podido oír al portavoz del PNV que, durante la Transición, se produjo una suerte de “blanqueo político” de los franquistas para mantener también su poder económico. Que lo diga precisamente él es un escarnio. En primer lugar, el PNV aprovechó la Transición para recuperar con más discrecionalidad que apego a la Justicia los bienes que perdió tras la Guerra Civil, pero dejó de lado los que fueron arrebatados a particulares y otras organizaciones ajenas al nacionalismo. En segundo término, la historia del franquismo vasco no se ha escrito todavía para no dar cuenta de lo que hicieron entonces los que a la muerte del dictador se convirtieron, por arte de magia, en antifranquistas de toda la vida. Podría seguir… Hay demasiada memoria, subjetiva, a veces atrabiliaria, y muy poca Historia en esta diversión del Congreso.
domingo, 13 de abril de 2008
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