martes, 22 de abril de 2008

La Universidad contra el proceso de Bolonia


El proceso de Bolonia que pretende la convergencia en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) llega a su fin (estará en vigor en 2010), entre la inquietud y las dudas de la comunidad universitaria (acrecentadas por la adscripción de Universidades a Ciencia e Innovación). Los alumnos denuncian que no han sido informados de los cambios que se están llevando a cabo y reivindican una mayor presencia en el proceso.

Carlos Berzosa, primera autoridad académica de la Complutense, admitió (en un debate con profesores y alumnos en la Facultad de Filosofía de su Universidad en donde se habían encerrado un grupo de alumnos en contra de “Bolonia”) que sobre el Espacio Europeo «no se ha informado suficientemente ni ha habido debate».
Dijo que apoya el encierro y el malestar de los estudiantes por la desaparición de las licenciaturas y su sustitución por nuevos títulos de grado, de cuatro años de duración, o con la nueva obligación de cursar un master profesional para ejercer determinadas profesiones, como profesor de Enseñanza Secundaria o abogado
"El proceso de Bolonia tiene dos ventajas: favorece la movilidad de los estudiantes entre universidades europeas y homologa automáticamente sus títulos, pero en todo lo demás no lo comparto", dijo a los estudiantes. "No comparto la visión de una Universidad organizada por el principio de la competitividad. Estoy a favor, como vosotros, de una Universidad que contribuya al progreso social, la equidad y el desarrollo sostenible".

REUNIÓN EN ALCALÁ
Ante su inquietud, los Rectores se han reunido con los representantes de los alumnos para recibir información directa de sus reivindicaciones en un encuentro de estudiantes de los consejos de Gobierno de las universidades, celebrado en el Campus que Alcalá tiene en Guadalajara.
En él han participado 45 universidades, 10 rectores, 21 vicerrectores y 120 alumnos con el objetivo de analizar y debatir las experiencias del EEES y su repercusión futura.
El presidente de los rectores ha manifestado: «la Universidad española no quiere ser una tienda de títulos» ni de «mercantilización del conocimiento, sino que quiere responder a la demanda, los retos y los desafíos de la sociedad».

LAS QUEJAS DE LOS ALUMNOS
Los alumnos expusieron sus quejas: las tasas y las becas, los nuevos grados, ayudas insuficientes para el intercambio y la realización de parte de los estudios en otros países, mayor definición de los créditos renta, los precios de los nuevos másters, etc. Los rectores escucharon de los alumnos planteamientos divergentes y hasta contradictorios y aseguraron que estaban abiertos a todas las reivindicaciones, cualquiera que sea su procedencia.

Entre los sectores más activos, aunque minoritarios, aparece «Estudiantes en Movimiento», un grupo presente en trece universidades e integrado por asociaciones en su mayoría de izquierdas e incluso vinculadas a organizaciones independentistas y antiglobalización. Esta asociación ha promovido para el 7 de mayo una jornada de lucha en los campus donde está implantada.
De sus exigencias, destacan la «congelación y progresiva reducción de las tasas académicas» hasta su completa desaparición; la «reducción de los precios de los postgrados» hasta situarlo al mismo nivel de los grados», y la aplicación de criterios «exclusivamente académicos» a los nuevos títulos.

¿HUELGA UNIVERSITARIA "DIFERENTE" PARA EL 8 DE MAYO?
La Reforma de Bolonia los empujará a la calle el próximo 8 de mayo en la primera huelga general universitaria de la era Zapatero. Se pretende una rebelión contra el Espacio Europeo de Educación Superior.
Han prendido la chispa de una protesta que conducirá a una huelga universitaria acompañada de manifestaciones el próximo 8 de mayo, la primera asonada universitaria seria de la época de Rodríguez Zapatero.
La generación de la LOGSE pide, por primera vez, saber más, aunque quieren que el aprendizaje sea una fiesta: "la fiesta del conocimiento", la llama Alfredo Almendro, alumno de Filosofía y uno de los líderes del "encierro a la japonesa" que unos 200 estudiantes de varias facultades de la Universidad Complutense mantienen desde el pasado 14 de abril en el vestíbulo del edificio que comparten las de Filología y Filosofía.
*.- La "fiesta del conocimiento" debería transcurrir sin intrusos del mundo real, ni Estado ni empresas, algo sólo entre profesores y alumnos. La Universidad como santuario del "debate y la reflexión", a salvo de la "mercantilización" y el "sometimiento a las demandas del mercado laboral", señalan los primeros rebeldes del Proceso de Bolonia.
*.- Recelan de la autoridad pero adoran a los profesores; al menos, a algunos, a los que les acompañan estos días en su amotinamiento contra los cambios en marcha o por venir en la universidad.
*.- Desconfían del rector pero se hacen acompañar y dan voz a dos profesoras, Ana Rioja (Filosofía) y Ana Téllez (Ciencias Físicas), en la multitudinaria asamblea de este viernes en el Paraninfo de la Facultad de Filosofía. Las primeras filas están llenas de profesores que simpatizan con la revuelta estudiantil contra Bolonia. Sus intervenciones en la asamblea son de las más enardecidas y ovacionadas por los más de 1.000 jóvenes que llenan hasta en pasillos y escaleras el Paraninfo.

¿Qué pasa?. Una de las novedades de esta Primavera de Bolonia con respecto a protestas estudiantiles de otras épocas es que expresa un cambio del rol del profesor más profundo de lo percibido en los diagnósticos sobre la Enseñanza Secundaria. Esta generación llega del bachillerato con un concepto del profesor distinto al de sus mayores. Han dejado de verlo como una autoridad para tratarlo como a un colega.
Por su parte, buena parte de los profesores ha preferido nivelarse, para sustituir el conocimiento que le daba autoridad –y al que ha renunciado– por la ideología y la consigna que le dan protección. Hay profesores universitarios que, antes que denunciar el desastre de la Enseñanza Secundaria y señalar a sus responsables, políticos y abusadores de menores de la pedagogía progresista, prefieren unirse a los chicos en su rebelión romántica contra el mercado, las multinacionales y las tasas académicas.
Es probable que compartan con sus airados alumnos la noble impotencia ante la institucionalización de la ignorancia. Pero, y aquí está la paradoja, en vez de alentarles a salir de la cárcel ideológica que los ha reducido a ese estado de uniformes andantes, se unen a ellos en la festiva revuelta a favor de sus barrotes.

¡Ahora se lucha contra Europa y las Multinacionales!, no es como antes.

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