El Banco Mundial solicita ayuda internacional.
Un estudio adelanta que los elevados precios de los alimentos se prolongarán durante años y relaciona el repunte con factores como la mayor producción de biocombustibles, que está desviando una gran cantidad de la producción de granos como el maíz a generar combustibles de origen vegetal. El presidente del BM, Robert Zoellick, solicita ayuda urgente a la comunidad internacional para paliar la hambruna que está provocando el encarecimiento de los alimentos.
El presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick, pidió hoy a la comunidad internacional que responda a la "situación de emergencia" que se ha planteado en países como Haití a raíz de la escalada en los precios de los alimentos.
En primer lugar, "la comunidad internacional debe de cubrir al menos el hueco de 500 millones de dólares en el programa alimenticio de Naciones Unidas para satisfacer las necesidades de emergencia", señaló Zoellick en rueda de prensa. Sus palabras llegan tras la publicación el miércoles de un nuevo informe sobre la crisis alimentaria, que se presentará durante el fin de semana ante el Comité de Desarrollo, órgano de gobierno conjunto del BM y el Fondo Monetario Internacional.
El estudio adelanta que los elevados precios de los alimentos se prolongarán durante años y relaciona el repunte con factores como la mayor producción de biocombustibles, que está desviando una gran cantidad de la producción de granos como el maíz a generar combustibles de origen vegetal, tal y como adelantó Libertad Digital.
"Los repuntes de precios también están relacionados con el encarecimiento de la energía y los costes de los fertilizantes, la debilidad del dólar y las prohibiciones sobre las exportaciones (agrícolas)", apunta el informe.
El Banco Mundial también ha insistido en que los mayores precios de los alimentos están contribuyendo a una mayor inflación en países como Costa Rica, Sri Lanka y Egipto, informa EFE.
El programa de Alimentos de la ONU pronostica para este año hambre y desnutrición en el mejor de los casos. Lo curioso es que ya hoy, uno de cada ocho mauritanos sufren desnutrición severa.
Las causas son muy diversas. Las inundaciones del año pasado destruyeron buena parte de las cosechas. Pero el aumento exponencial del cultivo de plantas dedicadas a la obtención de biocombustibles es la causa principal, no sólo de la falta de maíz, también del encarecimiento del trigo y el arroz. Muchos países africanos en vías de desarrollo confiaron en un aumento de los ingresos gracias al boom de los biocombustibles. En Senegal, por ejemplo, se creó un Ministerio para Biocombustibles y Energías Renovables.
En Congo el Gobierno desarrolla un programa para estudiar las posibilidades de implantar grandes extensiones de tierra dedicadas a los biocombustibles. En Tanzania, la mitad de la superficie cultivable ya se dedica exclusivamente a este tipo de plantas.
Pero incluso si en África no se plantase una sola semilla dedicada a biocombustibles, las consecuencias de la subida de precios de los alimentos a nivel mundial (y por la misma razón) serían terribles para las regiones azotadas por guerras y pobreza. Los empleados de la ONU temen que en pocos meses sea imposible el suministro regular de alimentos a zonas críticas como los campos de refugiados de Darfur y Somalia. El presupuesto asignado no alcanza para cubrir las fuertes subidas en el mercado de alimentos primarios, según los artículos recopilados en el blog desdeelexilio.
Los efectos perversos de la lucha contra el cambio climático
No es de extrañar que los agricultores de medio mundo hayan visto una oportunidad de negocio en el cultivo de biocombustibles. La lucha contra el cambio climático auspiciada por los gobiernos occidentales ha impulsado artificialmente la producción y demanda de este tipo de cultivos supuestamente ecológicos. La Unión Europea (UE) ha fijado para el año 2020 sustituir el 10 por ciento del total de consumo de los combustibles fósiles por biocarburantes. De hecho, España ya contempla para 2010 que, al menos el 5,83 por ciento del consumo total de combustibles proceda de cultivos verdes.
Los resultados de esta política se ha traducido en una escalada en los precios de los alimentos básicos. Ello ha provocado manifestaciones, en algunos casos violentas, en países tan distantes como Pakistán, México, Egipto o Haití. En el país caribeño han muerto al menos cinco personas a raíz de las revueltas.
"En Estados Unidos y Europa nos hemos concentrado durante el último año en el incremento de los precios de la gasolina", dijo Zoellick, quien añadió que "mientras que muchos se preocupan de llenar los depósitos de sus vehículos, muchos otros alrededor del mundo luchan para llenar sus estómagos".
Plan humanitario de emergencia
El responsable del Banco calculó que el efecto de la actual crisis alimenticia en la reducción de la pobreza a efecto mundial equivale a siete años perdidos. "O sea, tenemos que hacer frente a esto no sólo como una emergencia inmediata sino también a medio plazo", destacó.
Propuso, además de la necesaria ayuda financiera para inyectar fondos al programa de ayuda alimentaria de la ONU, convertir el desarrollo del sector agrícola en una tarea prioritaria.
Recordó, en ese sentido, que el BM ha anunciado que elevará los préstamos agrícolas para el Africa subsahariana durante el próximo año, desde los 450 millones de dólares hasta los 800 millones. Insistió, asimismo, en la necesidad de completar la ronda de negociaciones comerciales de Doha en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El precio del trigo ha subido un 120 por ciento
Destacó, asimismo, que el precio el trigo ha subido un 120 por ciento en el último año. El Banco cita, en ese sentido, el caso de Europa y Asia Central, donde la inflación media fue del 10 por ciento en el 2007, mientras que la inflación relacionada con los alimentos alcanzó el 15 por ciento.
En el caso del pan y los cereales los incrementos medios de precios fueron del 23 por ciento en esas regiones. Ese dato contrasta con la cifra de inflación general del 6 por ciento en el 2006 y con el incremento del 6,4 de los precios de los alimentos ese mismo año.
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