A tan sólo cuatro días de las elecciones generales, el Gobierno reconoció ayer que incumplirá el objetivo de crecimiento para este año, fijado en el 1,3%, y que España crecerá en un «entorno» del 0,8%.
Así lo sostuvo ayer el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, en la valoración de los datos del PIB del tercer trimestre publicados por el INE y que reflejan un estancamiento de la actividad económica en esa parte del año, con un crecimiento nulo del 0,0% en tasa intertrimestral, dos décimas menos que en el trimestre anterior.
Las declaraciones de Campa sorprendieron ayer al ser el primer miembro del Gobierno que reconoce una desviación en las proyecciones oficiales. «Con los datos que tenemos hasta ahora y las perspectivas de lo que son nuestras fuentes de crecimiento y de cómo evoluciona la economía mundial, lo lógico es esperar en este trimestre –el cuarto, que va de octubre a diciembre– que tengamos un crecimiento similar a los que hemos tenido hasta ahora. Por lo cual, el crecimiento medio del año estará próximo a lo que estamos ahora, el 0,8% en tasa interanual», afirmó Campa.
El Gobierno era el único entre los organismos internacionales, expertos y servicios de estudios que seguía manteniendo el crecimiento económico en el 1,3%. Este es el legado que dejará el Ejecutivo socialista al próximo gobierno que salga de las urnas el próximo domingo.
En 2004, cuando José Luis Rodríguez Zapatero llegó al poder España crecía a tasas del 4%.
La caída del crecimiento afecta a los ingresos y como consecuencia al objetivo de déficit que el Gobierno fijó en el 6% para 2011 y deja hipotecadas las cuentas del futuro ejecutivo.
Al respecto, Campa insistió en que es «prioritario e incondicional» alcanzar ese objetivo.
La responsabilidad la tienen las comunidades autónomas, aseguró Campa, cuyo déficit asciende hasta el momento al 1,2% cuando el objetivo para todo el año es del 1,3%, ya que la Administración Central cumplirá su parte, añadió el secretario de Estado. En tasa anual, la economía, que se ha beneficiado del cambio metodológico contable (Base 2008) registró un crecimiento del 0,8%, el mismo que el trimestre precedente. De no haberse producido este cómputo, el crecimiento respecto al año anterior hubiera sido inferior en una décima, es decir, se habría situado en el 0,7%. Campa calificó este crecimiento de «débil», lo que impide, en su opinión, la recuperación económica. «La economía sigue lastrada por el ajuste en la construcción y la consolidación fiscal», añadió el secretario de Estado, lo que ha drenado el crecimiento en cinco puntos.
A pesar de que el ministro de Fomento, José Blanco, culpó la semana pasada del estancamiento económico a la desaceleración de la actividad en Europa, las cifras apuntan que ha sido el sector exterior el que ha evitado una mayor contracción del PIB, con una aportación al crecimiento de dos puntos porcentuales. Por el contrario, han sido la demanda nacional y el recorte del gasto en las administraciones públicas las que restaron crecimiento.
La demanda nacional tuvo una aportación negativa de 1,2 puntos, mientras que el consumo de las administraciones públicas se contrajo un 2,3% frente al 1,7% del segundo trimestre.
El empleo descendió a un ritmo interanual del 1,9%, ocho décimas más que en el segundo trimestre, lo que supone una reducción neta de más de 326.000 empleos en un año. Por contra, las horas trabajadas aumentaron (un 1,5% la jornada media a tiempo completo), lo que incidió positivamente en la productividad que se incrementó siete décimas, hasta el 2,7%. Campa atribuyó este fenómeno a que los empresarios «utilizan a los trabajadores con más intensidad en vez de contratar mano de obra nueva» y que por lo tanto la reforma laboral «no ha sido capaz de hacer una asignación correcta del trabajo a través de los trabajadores», añadió. (Fuente ABC)
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