viernes, 25 de noviembre de 2011

El Gobierno ha dado más de 1.000 millones a los "sindicatos" (CC.OO y UGT) desde 2008.

Muchas partidas no sólo no se han recortado, sino que se han incrementado a pesar de la crisis.
Las ayudas van desde la Memoria Histórica hasta la promoción cultural.
En los últimos 4 años de gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero han ingresado más de mil millones de euros (1.006.491.765 euros) en subvenciones de todo tipo.
Una cifra cuanto menos chocante con la situación económica que vive el país y con la que, por ejemplo, podrían llegar a descongelarse más de 4 millones de pensiones.
Y, como en todo, siempre hay grandes beneficiarios, en este caso, la Unión General de Trabajadores (UGT) de Cándido Méndez y Comisiones Obreras (CC OO) de Ignacio Fernández Toxo.

Muchas de estas ayudas, en lugar de reducirse, se han mantenido año tras año o, incluso, han aumentado, como es el caso de las relacionadas con la Memoria Histórica o las que reciben por la «realización de actividades de carácter sindical», esto es, por hacer su trabajo.
Pero al Gobierno no le ha temblado el pulso a la hora de conceder fondos públicos.


*.- En 2008 arrancaba la que sería la última legislatura de Zapatero y ese año los sindicatos llenaron sus arcas con, al menos, 312 millones de euros.
La partida más alta es la que otorga por trimestres el Servicio Público de Empleo Estatal, que en todo el año les obsequió con más de 256 millones (el tercer trimestre la subvención fue de 247,4 millones).
Pero también recibirían otros 15,7 millones por realizar actividades de carácter sindical; 26,2 para desarrollar planes de formación continua; 1,56 para fomentar la acción sindical en el ámbito de la enseñanza privada o 1,2 millones por participar en las Mesas de Negociación de la Administración General del Estado.
Y, como viene ocurriendo desde 2006, recogen parte del pastel de las subvenciones a la Memoria Histórica. Ese año su pedazo fue de 266.450 euros para, entre otros, el «Archivo oral del sindicalismo socialista» o un seminario sobre «Correos en la España de Franco».

*.- En 2009, las prevendas ascendieron hasta los 310,9 millones y, como en el año anterior, el Servicio Público de Empleo les dio 251,6 millones (241,3 en el segundo trimestre).
También obtuvieron los 29,9 millones para planes de formación continua, los 15,7 para actividades sindicales o los 1,3 millones por fomentar el sindicalismo en la Enseñanza. Y, de nuevo, de la Memoria Histórica: 274.854 para, por ejemplo, un encuentro de investigadores sobre el franquismo.

*.- 2010, uno de los años con más tensión entre Gobierno y sindicatos.
Fue el primer año que Zapatero no inauguraba el curso político con los sindicatos en Rodiezmo (León) y éstos convocaron una huelga que fracasó el 29 de septiembre.
Pese a ello, el total de fondos que las centrales recibieron en 2010 asciende a más de 305,1 millones.
Otra vez, las más jugosas fueron las que otorgó el Servicio Público de Empleo: 245,9 millones (238,4 en el tercer trimestre), pero no faltaron las que reciben cada año por hacer su trabajo (17,7 millones), las de formación continua (29 millones) o las de Memoria Histórica, que en esta ocasión sumaron 282.855,33 euros para, entre otros proyectos, la página web «todoslosnombres.org» o un trabajo sobre la «memoria de los abogados antifranquistas andaluces».
Pero también obtuvieron fondos del Ministerio de Medio Ambiente para, por ejemplo, una aplicación informática para controlar la igualdad en las empresas o para la web de la Federación Agroalimentaria de CC OO. Y ayudas de Cooperación al Desarrollo, drogodependencias...

Por último, 2011 no iba a ser menos y, en lo que va de año, los sindicatos suman ya más de 77,8 millones. Si bien la cifra es muy inferior a la de años anteriores, tiene un motivo: aún faltan por publicar las adjudicaciones más jugosas de todas, las del tercer y cuarto trimestre del Servicio Público de Empleo, que suelen incluir más de 200 millones para sindicatos, federaciones y asociaciones de los mismos. Por lo que la cifra final sera mucho mayor.
Pero en estos 11 meses del año, las centrales sindicales llevan embolsados, por ejemplo, los 15,7 millones por realizar actividades sindicales o los 26,6 millones para desarrollar planes de formación continua. Además, han ingresado otros 1,2 por participar en las Mesas de Negociación de la Administración General del Estado o 406.142,83 de la Memoria Histórica. También, casi medio millón de «innovación tecnológica en el medio rural», 212.000 del Instituto de la Juventud o 25.000 para promoción cultural.

Otras ventajas:
Además de las subvenciones de todo tipo que reciben, los sindicatos también se benefician de exenciones y bonificaciones fiscales, disfrutan de los bienes e inmuebles de la Administración gratuitamente y sus cuotas sindicales no pueden ser embargadas, según la Ley Orgánica de Libertad Sindical.

El Gobierno de Zapatero ha subvencionado a los principales sindicatos con un 40% más que el de Aznar. Les ha dado 1.000 millones, mientras congeló las pensiones para ahorrar 1.500.
El argumento es que la Ley obliga a financiar a los representantes de los trabajadores con los Presupuestos Generales del Estado, porque el legislador consideró racional que una parte de los impuestos de los españoles sirva para financiar el supuesto bien común que hacen los sindicatos.
Pero este sistema de financiación puede cambiarse y elegir, por ejemplo, el de los países del norte de Europa en los que la sindicación es obligatoria y al trabajador se le quita de la nómina un 1% para el sindicato.
Luego, cada uno se afilia al que considera que mejor defiende sus intereses.

En cualquier caso, el debate está ahí, pues cada vez más españoles reclaman que las centrales sindicales sean capaces de autofinanciarse con las cuotas o con ese 1%.
De hecho, en España, USO vive muy dignamente de sus afiliados. Y el querer privarles del dinero que «chupan» del papá Estado sin demasiadas justificaciones contables posteriores, nada tiene que ver con el deseo de que los sindicatos no sean fuertes o que los trabajadores estén más indefensos, como maliciosamente señalan desde sectores sindicales. Solamente está relacionado con la necesidad de que los trabajadores gocen de una real representación sindical que les defienda en situaciones problemáticas.
Las dos grandes centrales sindicales españolas viven, bastante bien por cierto, del dinero que les da el Ejecutivo, y difícilmente actuarán en su contra porque, por decirlo gráficamente, deben tener más interés en «cuidar» al Gobierno que a los trabajadores.
En cambio, si son los afiliados quienes con sus cotizaciones mantienen el sindicato, o todos los trabajadores con ese 1%, se preocuparán de tener contenta la mano que le da de comer, estarán más controlados porque los trabajadores se preocuparán de que cumplan con su deber y sobre todo, no se cometerán las arbitrariedades y corruptelas que en España conlleva la subvención pública directa.
Para la burocracia sindical no ha existido la crisis.
Lo suyo con el Gobierno socialista ha resultado una especie de paraíso permanente. Como si el Gordo de Navidad, ahora que se aproxima el sorteo, les hubiera tocado todos los años sin jugar.
Según revelamos hoy, UGT y CCOO recibieron al menos 1.000 millones de euros en subvenciones en los últimos cuatro años. Mil millones de razones que han pesado más que los cinco millones de parados. Méndez y Toxo han ejercido de padrinos en un matrimonio de conveniencia con cargo a la ruina de los demás.

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