sábado, 9 de enero de 2010

ZP


¡Qué triste! Mientras el Gobierno de Rodríguez Zapatero celebra a bombo y platillo la presidencia europea - incurriendo en gastos superfluos que luego tendremos que pagar todos los contribuyentes-, editoriales de medios de comunicación de toda la UE se toman a risa la idea de que ZP vaya a asesorar a Europa sobre la recuperación económica.
La prensa británica es la más dura con España y con el Gobierno español, celosos quizás de nuestros éxitos del pasado y de que muchas empresas españolas, como el Grupo Santander, Iberdrola o Ferrovial, hayan triunfado en Reino Unido y se hayan hecho con empresas líderes del país. Pero independientemente de que haya cierto regodeo en la crítica, Rodríguez Zapatero no debería hacer oídos sordos a lo que Europa nos dice. Y es que tienen razón en que el Gobierno español, en estos momentos, no es quién para dar lecciones a nadie, porque lo primero que tiene que hacer es poner en orden su casa. Con un gasto público desbocado; un paro que duplica la media europea; una política energética errática y una economía todavía en recesión, es lógico pensar que lo que tenemos que hacer no es dar lecciones a nuestros vecinos sino aprender de ellos.
La política energética es un ejemplo. Mientras en España la seguridad regulatoria brilla por su ausencia, y el Gobierno todavía se pierde en el viejo debate de nucleares sí o nucleares no, otros países como el Reino Unido han apostado por fijar un sistema energético claro en sus objetivos, estable, y con retornos adecuados. La consecuencia es que mientras los grandes inversores huyen de nuestro país en busca de mejor cobijo y en España se adjudican concursos a empresas dispuestas a vender sus proyectos al mejor postor, a golpe de especulación; el Reino Unido atrae inversores mundiales de primera fila a los que exige avales y garantías a largo plazo. Más nos valdría tomar nota.

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