Tras dedicar medio artículo de opinión a explicar a los lectores el porqué del entusiasmo de Zapatero por ser presidente de turno de la UE, ridiculiza la intención de Zapatero de liderar a la Unión hacia la salida de la crisis.
El semanario británico The Economist se ha unido a las críticas de las diferentes publicaciones europeas sobre el papel de España como presidente de turno de la UE. En concreto, las burlas estaban provocadas por la intención de Zapatero de liderar a la Unión hacia el fin de la crisis económica.
Este artículo que firma "Carlomagno" abunda en las razones del "europeísmo" de España. En los primeros párrafos, recuerda el entusiasmo mostrado en España a propósito de la Constitución Europea para explicar a sus lectores por qué Zapatero está tan entusiasmado con la presidencia de la Unión.
"Los británicos", dice, entraron en la Unión Europea únicamente por "pragmatismo económico", mientras que "para los españoles de edad suficiente para recordar a Franco, la Unión Europea representaba la culminación de un largo proceso de liberación. Los españoles hablan sobre "Europa" vinculándolo emocionalmente con la llegada de la democracia".
También analiza la bicefalia que preside ahora la UE, con Van Rompuy y Zapatero. "Van Rompuy parece que se va a enzarzar con Zapatero en una pelea por el protagonismo" en Europa.
Por otro lado, describe los objetivos económicos que se ha marcado Zapatero para 2020 y sus propuesta para sancionar a aquellos países que incumplan el plan. "Por desgracia" dice "Carlomagno", "la reacción ha sido poco entusiasta". Tras recordar que España roza el 20% de desempleo, no se muestra extrañado de que "editoriales en toda la UE se han burlado de la idea de que Zapatero asesore a Europa en la recesión económica".
Rigidez del mercado laboral
En esta línea, "Carlomagno" señala en The Economist que la rigidez del mercado laboral español será una dura prueba para la Europa del Euro, ya que el sobrevalorado y caro sistema español tendrá que aprender a ganar competitividad tomando medidas flexibilizadoras, ahora que no puede devaluar su propia moneda.
Las cumbres del G-20
Por último, recuerda cómo España luchó para ser invitada a las cumbres del G-20 y cómo Zapatero vendió como un gran éxito el haber logrado dicha invitación. Pero para "Carlomagno" lo único que consiguió es ampliar la sensación de que "había demasiados europeos sentados a la mesa".
Finalmente, concluye el artículo recordando a Zapatero que "si desea que su consejo sea escuchado, debe tener primero algo creíble que decir".
Este artículo que firma "Carlomagno" abunda en las razones del "europeísmo" de España. En los primeros párrafos, recuerda el entusiasmo mostrado en España a propósito de la Constitución Europea para explicar a sus lectores por qué Zapatero está tan entusiasmado con la presidencia de la Unión.
"Los británicos", dice, entraron en la Unión Europea únicamente por "pragmatismo económico", mientras que "para los españoles de edad suficiente para recordar a Franco, la Unión Europea representaba la culminación de un largo proceso de liberación. Los españoles hablan sobre "Europa" vinculándolo emocionalmente con la llegada de la democracia".
También analiza la bicefalia que preside ahora la UE, con Van Rompuy y Zapatero. "Van Rompuy parece que se va a enzarzar con Zapatero en una pelea por el protagonismo" en Europa.
Por otro lado, describe los objetivos económicos que se ha marcado Zapatero para 2020 y sus propuesta para sancionar a aquellos países que incumplan el plan. "Por desgracia" dice "Carlomagno", "la reacción ha sido poco entusiasta". Tras recordar que España roza el 20% de desempleo, no se muestra extrañado de que "editoriales en toda la UE se han burlado de la idea de que Zapatero asesore a Europa en la recesión económica".
Rigidez del mercado laboral
En esta línea, "Carlomagno" señala en The Economist que la rigidez del mercado laboral español será una dura prueba para la Europa del Euro, ya que el sobrevalorado y caro sistema español tendrá que aprender a ganar competitividad tomando medidas flexibilizadoras, ahora que no puede devaluar su propia moneda.
Las cumbres del G-20
Por último, recuerda cómo España luchó para ser invitada a las cumbres del G-20 y cómo Zapatero vendió como un gran éxito el haber logrado dicha invitación. Pero para "Carlomagno" lo único que consiguió es ampliar la sensación de que "había demasiados europeos sentados a la mesa".
Finalmente, concluye el artículo recordando a Zapatero que "si desea que su consejo sea escuchado, debe tener primero algo creíble que decir".
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