lunes, 18 de febrero de 2013

¿España no debería recibir más dinero sin que se cambie a fondo el sistema político y económico?.



Traducción de un artículo publicado en varios periódicos económicos alemanes, por Stefanie Claudia Müller(*), su corresponsal en España.
En Alemania crece la critica contra la supuesta "mentalidad de fiesta" de los españoles; en España los medios cada vez son más negativos con la supuesta dureza de la canciller Merkel.
Pensamos que la situación es mucho más compleja de lo que presentan ambos gobiernos y la mayoría de los medios. España no es Grecia, pero España puede ser un paciente crónico si Alemania, junto con Europa, no contribuye a solucionar sus verdaderos problemas.
España no debería recibir más dinero sin que se cambie a fondo el sistema político y económico, hoy en manos de una oligarquía política aliada con la oligarquía económica y financiera, y sin que se aumente la participación ciudadana real en las decisiones políticas.
Para no perpetuar la crisis y endeudar a los españoles durante generaciones, el Gobierno español debe reformar a fondo la administración de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, en su mayoría en bancarrota y completamente fuera de control, sometiendo a referéndum el modelo de Estado.
Este tema es la clave del futuro de España, porque las regiones, ayuntamientos y diputaciones son los responsables de los dos tercios del gasto público ―234.000 millones frente a 118.000 el Estado en 2011―, excluyendo la Seguridad Social ―23.000 millones―, y este gasto se realiza en condiciones de descontrol, despilfarro y corrupción totalmente inaceptables.
Las razones verdaderas de la crisis del país, en consonancia con lo dicho, nada tienen que ver con salarios demasiado altos ―un 60 % de la población ocupada gana menos de 1.000 euros/mes―, pensiones demasiado altas ―la pensión media es de 785 euros, el 63% de la media de la UE-15― o pocas horas de trabajo, como se ha trasmitido a veces desde Alemania.
A España tampoco le falta talento, ni capacidad empresarial ni creatividad. Tiene grandes pensadores, creativos, ingenieros, médicos excelentes y gestores de primer nivel.
La razón de la enfermedad de España es un modelo de Estado inviable, fuente de todo nepotismo y de toda corrupción, impuesto por una oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y económica, y con el poder judicial y los organismos de control a su servicio.
En España no existe separación de poderes, ni independencia del poder judicial, ni los diputados representan a los ciudadanos, solo a los partidos que los ponen en una lista. Todo esto lleva también a una economía sumergida que llega al 20% del PIB y que frena la competencia, la eficacia y el desarrollo del país. Además, detrae recursos con los que podrían financiarse educación y sanidad.
Las ayudas para España, igual que para otros posible candidatos de rescates, no deben ir a bancos ya casi en bancarrota y fuertemente politizados.
En la CAM, el Gobierno ha comprometido 16.000 millones de dinero público en lugar de cerrarla; en Bankia, 23.000 millones, y el Ejecutivo acaba de darle 5.000 millones urgentemente para cubrir pérdidas en vez de cerrarla, y además de forma tan extraña que despierta todo tipo de recelos. ¿Por qué se ha utilizado el dinero de los españoles (FROB) en vez de esperar los fondos de la UE? Es lícito suponer que la razón es la siguiente: los bancos no quieren que la UE investigue sus cuentas.
Control estricto y duras condiciones. Ya el caso de Grecia ha demostrado que las ayudas europeas tienen que estar vinculadas a un control estricto y condiciones duras.
Esas condiciones no pueden solamente representar recortes sociales o subidas brutales de impuestos, como hace ahora el Gobierno de Mariano Rajoy con la excusa de Europa.
Se tiene que cambiar más en España que cortar gasto social, que de todos modos es mucho más bajo que en Alemania, y hay otros gastos infinitamente más relevantes que se pueden eliminar.
Además, los casos de corrupción resultan tan escandalosos, incluso en el propio Gobierno, que uno solo puede llegar a una conclusión: el dinero de Europa no puede ser manejado por personas tan increíblemente venales.
No puede permitirse por más tiempo este nivel de corrupción, y menos aún a 17 regiones funcionando como estados independientes, con todos los organismos  multiplicados por 17, desde 17 servicios meteorológicos a 17 defensores del pueblo, con 200 embajadas, 50 canales de TV regionales en pérdida, 30.000 coches oficiales o 4.000 empresas públicas que emplean a 520.000 personas, creadas específicamente para ocultar deuda y colocar a familiares y amigos sin control ni fiscalización alguna. En conjunto, unos 120.000 millones, equivalentes al 11,4% del PIB, se despilfarran anualmente en un sistema de nepotismo, corrupción y falta de transparencia.
Y con esto se tiene que acabar, entre otras cosas, porque ya no hay dinero. Los últimos datos de las cuentas públicas conocidos la pasada semana son escalofriantes. El déficit del Estado a julio ascendió al 4,62% del PIB, frente a un déficit del 3,5% comprometido con la UE para todo el año (del 6,3% incluyendo regiones y ayuntamientos). Pero lo realmente inaudito es que España está gastando el doble de lo que ingresa. 101.000 millones de gasto a julio frente a 52.000 millones de ingresos, y precisamente para poder financiar el despilfarro de regiones y ayuntamientos, que no están en absoluto comprometidos con la consolidación fiscal.
El tema del déficit público es algo que roza la ciencia ficción, y que ilustra perfectamente la credibilidad de los dos últimos gobiernos de España. En noviembre de 2011, el Gobierno dijo que el déficit público era del 6% del PIB; a finales de diciembre, el nuevo Gobierno dijo que le habían engañado y que el déficit era superior al 8%, y que se tomaba tres meses para calcularlo con toda precisión. A finales de marzo, se dijo que definitivamente era del 8,5%, y ésta fue la cifra que se envió a Bruselas.
Dos semanas después, la Comunidad de Madrid dijo que sus cifras eran erróneas y el Ayuntamiento de la capital igual… el déficit era ya del 8,7%.
Sin embargo, la semana pasada el INE dijo que el PIB de 2011 estaba sobrevalorado y, con la nueva cifra, el déficit era del 9,1%; dos días después, Valencia dijo que su déficit era de 3.000 millones más; o sea, que estamos en el 9,4% y las otras 15 CCAA y 8.120 ayuntamientos aún no han corregido sus cifras de 2011. Lo único que sabemos es que están todas infravaloradas.
El déficit real de 2011 puede estar por encima del 11%, y en 2012 se esta gastando el doble de lo que se ingresa. Como dice el Gobierno de Rajoy, “estamos en la senda de convergencia”. Y es verdad… de convergencia hacia Grecia.
Claramente, la joven democracia española tiene todavía muchos déficits de representatividad y de democracia que deberían interesar a la canciller Merkel y también a Europa, si queremos evitar una Grecia multiplicada por cinco y salvar el euro. Esto es lo que ha hecho posible el despilfarro masivo de las ayudas europeas, con una asignación disparatada de las mismas, a pesar de que estas ayudas han supuesto una cifra mayor que la del Plan Marshall para toda Europa.
Es frustrante que a causa de este sistema oligárquico nepotista y corrupto se destroce talento y creatividad y que ahora muchos jóvenes se vean forzados a trabajar fuera, muchos en Alemania.
Esa situación nos ha llevado a una distribución de riqueza que es de las más injustas de la OECD. La antaño fuerte clase media española está siendo literalmente aniquilada.
Resumiendo: no es una falta de voluntad de trabajo, como se piensa tal vez en algunos países del norte de Europa, lo que hace que España sufra la peor crisis económica de su Historia.
Es un sistema corrupto e ineficiente. La crítica del Gobierno alemán y sus condiciones para un rescate de España se deberían concentrar en la solución de esos problemas. En caso contrario, solo conseguirán que una casta política incompetente y corrupta arruine a la nación para varias generaciones.
 *Stefanie Claudia Müller es corresponsal alemana en Madrid y economista.



Réplica al diagnóstico de Stefanie Claudia Müller sobre España
José Gómez Blanco / Analista Financiero (Miembro del I.E.A.F.)
 Me ha llegado el artículo de Stefanie --con la que tengo intercambiado algunos correos durante meses atrás, por su interés en conocer mi opinión sobre nuestra crisis financiera, ahora económica-- a través de algunos amigos a los que nos preocupa la deriva política y económica de nuestro país. Lo he leído con detenimiento y, aun reconociendo que su diagnóstico es certero, me va a permitir su autora que haga una serie de consideraciones, que no pasan de ser una opinión personal sobre la situación de España en estos momentos --abocada a un rescate por parte de la Unión Europea-- y el comportamiento de algunas autoridades políticas y económicas de su país.

Primero decir, es una obviedad, que la situación se deriva de la desastrosa gestión de los Gobiernos socialistas (2004-2011), y a la irresponsabilidad del Presidente Zapatero y sus colaboradores en el Gobierno. En el periodo 2004-2008 no tomó ninguna medida económica para reconducir la "burbuja inmobiliaria" que ya era una realidad manejable al comienzo de su mandato, como advirtió el Banco de España en sus Memorias de Supervisión Bancaria (2003-2004), y después los Inspectores del Banco de España mediante una carta dirigida en el año 2006 al Vicepresidente Económico, Sr. Solbes, que negó la crisis más veces que las del Apóstol del mismo nombre. El Gobernador del Banco de España hasta ese año, D. Jaime Caruana, no hizo nada por frenar la creciente financiación al sector constructor/inmobiliario y, por ende, la financiación residencial. Su sucesor en Julio/2006, el Sr. Fernández Ordóñez --antes Secretario de Estado de Hacienda-- político socialista antes que técnico, se sometió a los deseos de su Gobierno --silenciando previamente a los inspectores de nuestro Banco Central, que por ello no los deja exentos culpa, al igual que a su Director General, el Sr. Arístegui, después Subgobernador-- dejando que la burbuja inmobiliaria alcanzara un volumen insoportable, que estalló con la crisis de las "hipotecas subprime" en EE.UU., pero con ella o sin ella nuestra crisis era imparable.

Pero la culpa no es solamente de los que demandaron financiación cuando el ahorro interno estaba agotado, sino también de los actores que nos facilitaron esa financiación --instituciones francesas y alemanas, bancos y cajas de ahorro-- que lo hicieron de forma irresponsable desde el punto de análisis del riesgo. Y aquí gastamos, gastamos, de forma irresponsable, y todo ello aderezado de la corrupción que dejó infectado el país. Los banqueros, inoculados de un virus que anuló el sentido del riesgo, propiciaron una inversión irresponsable a los sectores indicados anteriormente. Y dentro de esta locura de gasto, se fue ampliando la corrupción que ya existía: gastamos lo que no teníamos, realizamos obras innecesarias, se hicieron y presumimos de gastos fastuosos, etc. etc. Y así estamos. Sobre lo que habría que hacer, publiqué en este mismo medio "Anatomía bancaria y crisis económica", lo cual me evita extenderme sobre ello en este nuevo artículo. Stefanie C. Müller, describe perfectamente la situación de nuestro país, como ya dije anteriormente, sin embargo quiero hacer unas consideraciones propias de un generalista bancario, de un observador y sufridor de las crisis económicas del siglo pasado y las del presente.
Los males de este país vienen de lejos. Entramos en el Mercado Común en condiciones desfavorables, que perjudicaron nuestros sectores económicos. Después, en 1999, entramos en el "Euro", en peores condiciones, que, para mí, fue la "gran estafa", seguramente por haber sido minusvalorada nuestra "peseta", lo que nos llevó a un alza de precios muy importante, mientras los salarios se mantuvieron nominales, es decir, no sufrieron variación, sino una traducción estricta a la nueva moneda. Esto se puede comprobar comparando el valor de determinados objetos u accesorios, el coste de un café, la reparación de un electrodoméstico, el precio de los alimentos, etc., un año antes de la adopción del euro y los precios actuales. En esa época podríamos comprar el PIB alemán, a poco más de 85 pesetas/marco.
Creo que Alemania no está siendo leal ahora mismo con España e Italia. Por lo que respecta a nuestro país, las reticencias de la Canciller Merkel, las declaraciones extemporáneas con respecto a España del Presidente del Bundesbank y su desautorización a los planes del Presidente del BCE, no hacen más que "calentar" el mercado de los tipos de interés de nuestra Deuda Pública, situando los tipos de interés de los distintos plazos en niveles insoportables para nuestra debilitada y maltrecha economía, mientras su país se financia a tipos por debajo del 1,00%, incluso a tipos negativos. Mientras, el domesticado Presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, alimenta con sus declaraciones sobre la "duras condiciones" rescate a España, la subida de los tipos de interés. ¿Por qué Alemania flagela a los "pigs"? Creo que las razones están en su objetivo de rebajar lo máximo posible la posición de deuda de estos países financiada por los Bancos y Cajas de Ahorro alemanas, por eso todo este proceso se está dilatando en el tiempo, impidiendo que el BCE tome medidas urgentes para bajar los tipos de interés efectivos y la especulación en torno a la deuda de estos países. Así la política de la señora Merkel, lejos de contribuir a rebajar los déficits públicos de España e Italia, empeora su situación. Me llamó mucho la atención hace meses una frase de Niall Ferguson, Catedrático de Historia Económica en Harvard, que en una entrevista publicada en "ElPaís", el 27.02.2011, afirmaba: "El problema de Europa no son las Cajas, sino la Banca alemana", razonando su diagnóstico económico.
Esta falta de lealtad es injustificable si se tiene en cuenta el comportamiento de los países del Eurogrupo cuando Alemania, juntamente con Francia, incumplían en los años 2002 y 2003, los límites del déficit público, superando el 3,00%, sin haber recibido sanciones. Por otra parte, las consecuencias económicas negativas de la reunificación alemana, con un elevado paro que llegó en 1998 al 12,6%, y el 21,6% en la antigua Alemania Oriental, contaron con la comprensión de los países que iban a integrarse en el "Euro" -- y posteriormente, con la expansión monetaria del BCE-- pero claro, en aquellas fechas el Canciller era Helmut Kohl, un europeísta convencido.
En unas recientes declaraciones del especulador y filántropo, George Soros, en las que habla de los problemas de Europa, afirma que sería mejor tener un euro liderado por Alemania, pero añade que un euro sin Alemania podría funcionar. Al referirse a la división entre los países europeos --"Merkel como buena política sabe como dividirlos" (textual)-- dice que provocarán el auge de Gobiernos nacionalistas extremistas en buena parte de Europa con graves consecuencias para la unidad europea. En España ya lo estamos padeciendo con las reivindicaciones independentistas de Cataluña, que, si no se le pone freno, romperán España. Y eso está sucediendo, a modo de traición, en uno de los momentos de gran debilidad económica y financiera de nuestro país, cuando era necesario que todas las Autonomías formaran una piña en torno al Gobierno de nuestra nación, España.

Pero todo lo anterior no niega el certero diagnóstico de la periodista alemana. De nuestros problemas, los de España, somos nosotros los únicos responsables, y no hay que buscar culpables fuera de nuestras fronteras, pero para resolverlos no encontramos la comprensión ni la ayuda de algunos de nuestros socios europeos. Y tampoco ayuda, sino todo lo contrario, el Sr. Almunia, que seguramente aspira a presidir un gobierno de técnicos. También es muy llamativo que uno de los hacedores de nuestra crisis, el que fue Secretario de Estado de Economía con el Vicepresidente Sr. Solbes, D. David Vegara, sea nombrado número dos del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF), que decidirá las condiciones de un posible rescate de España.
 Mientras los españoles vivimos de sobresalto día a día, esperando noticias peores, en nuestro país se está desarrollando una estrategia de subversión para dificultar la gestión del Gobierno, con el objetivo de derrocarlo. En esta situación, creo que es conveniente recordar aquí la Oda del poeta Bernardo López García, escrita en otros momentos cruciales para nuestra Patria, cuyas décimas comenzaban: "Oigo, patria, tu aflicción,/ y escucho el triste concierto/ que forman, tocando a muerto,/ la campana y el cañón..."
 Quizá lo que necesitaríamos en estos momentos son dos estadistas, uno en España y otro en Portugal, que decidieran ponerse a la difícil tarea de unificar los dos países en una sola nación, en igualdad de condiciones, poniendo fin a las rivalidades y recelos de otras épocas. Haríamos una Iberia grande

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