lunes, 29 de abril de 2013

20.000 ASESORES DE MIERDA nombrados a dedo por los políticos de la España autonómica de los 6.202.700 parados.



lunes, 29 de abril de 2013
GONZALO SUÁREZ
 28/04/2013 CRONICA
 Cuestan 1.000 millones al año. El Defensor del Pueblo vasco tiene 32, incluido su CHÓFER
La zozobra del paro apenas inquietó a Roberto Sanz Pinacho durante tres semanas. A las 9:00 de la mañana del 9 de mayo, había presentado su dimisión como director general de Deportes al alcalde de Madrid. Tres días antes le habían cazado conduciendo borracho. Así que, en cuanto su caso saltó a los titulares de prensa, no lo dudó: le tocaba renunciar.

Pero su ostracismo político expiró a los 21 días. El 1 de junio, estampaba su abigarrada firma en un contrato de dos folios con el Club de Campo: una empresa dependiente de su anterior patrono, el Ayuntamiento de la capital. Y las condiciones del acuerdo, lejos de infligirle un castigo por su temeridad al volante, eran un prodigio de generosidad:

«La empresa mixta Club de Campo de Madrid S.A. abonará a Don Roberto Sanz Pinacho la cantidad de cincuenta y cinco mil euros + IVA...», rezaba el contrato, rubricado en 2006. «El señor Roberto Sanz Pinacho no estará sujeto a horario, realizando su trabajo en el tiempo y forma en que estime conveniente...».
 Es el sueño de cualquier currito: una jugosa remuneración con absoluta libertad horaria. Pero, en la España de los 6.202.700 parados, estas bicocas no están al alcance de todos. Antes hay que superar un riguroso examen digital: ser el beneficiario del dedazo de un político. El mismo que mantuvo a Sanz Pinacho en su cargo de asesor urbanístico hasta esta misma semana, cuando EL MUNDO reveló su lucrativo acuerdo con el Club de Campo.
Contactado por Crónica, el asesor se resguardó tras un obcecado silencio. No quiso explicar cómo un cargo municipal encuentra trabajo en una empresa participada al 51% por el mismo Ayuntamiento del que había dimitido por conducir ebrio. ¿Fueron méritos propios? ¿O trato de favor entre compinches de la casta política? «Eso es algo que no me compete a mí juzgar, es cosa de la opinión pública», ha dicho.
Rajoy debe meter la motosierra y rediseñar una Administración autonómica sostenibleLA «DEDOCRACIA»
La opinión pública, desde luego, lo tiene claro. Cada día aumenta la perplejidad ante el escándalo que no cesa: la proliferación de asesores en todas las capas de la administración. España es una dedocracia en la que miles de burócratas son ungidos sin más criterio que la confianza de sus jefes. Ellos nunca sufren recortes. Son los intocables. El ejemplo más sangrante de la mamandurria que popularizó Esperanza Aguirre: «Sueldo que se disfruta sin merecerlo, sinecura, ganga permanente», reza el Diccionario de la RAE.

Para inflamar la indignación popular, el caso de Sanz Pinacho reventó el mismo día en que la UE nos coronó como líderes europeos del derroche. En 2012, acumulamos un 10,64% de déficit: gastamos 111.641 millones más de lo que ingresamos, incluido el rescate bancario. De poco sirvieron las subidas de impuestos, los recortes sociales o la congelación de las pensiones... Los extenuantes esfuerzos de la ciudadanía se disuelven ante la reticencia de la casta política a ponerse a dieta.
Los intocables despliegan una prodigiosa habilidad para reubicarse en un país con el 27,16% de paro. Es el caso de José Cudeiro, ex gerente de la ruinosa empresa pública Urbaourense. En 2008, el caciquil presidente de la Diputación de Ourense, José Luis Baltar, le colocó en el cargo con un sueldo de 75.000 euros.

El problema surgió cuando su hijo, Manuel Baltar, quien le sucedió en la presidencia, trató de disolver Urbaourense por su «quiebra contable». Al analizar las cuentas, se topó con que Cudeiro gozaba de un blindaje de 200.000 euros. ¿Cómo ahorrarse tan escandalosa indemnización? A dedazo limpio: hace semanas, le nombró asesor técnico de la presidencia, con un coste para los orensanos de 80.000 euros anuales, seguridad social incluida.

—Señor Cudeiro, Baltar hijo ha dicho que su salario en Urbaourense, superior al de Rajoy, era «absolutamente descabellado»...

—Mi sueldo estaba pactado. Es lo que cobran muchos gerentes de empresas públicas. Además, yo no le pregunto a usted lo que gana...

—Yo trabajo para una empresa privada, pero usted es empleado de una institución pública...
—Yo ni pedí ese dinero ni dejé de pedirlo. Y venía de una empresa en la que ganaba más...
—Ya, pero en un país con tantísimo paro, llama la atención su habilidad para recolocarse en cuestión de semanas...

—No soy ningún privilegiado. Lamento que haya seis millones de parados, pero la Diputación tenía unas necesidades técnicas y yo era la persona más adecuada para cubrirlas.
Nadie sabe con certeza hasta donde se extiende esta plaga de intocables. Cada institución contrata «personal eventual» —el eufemismo que se emplea para los cargos de confianza— sin rendir cuentas a nadie. De ahí que no exista un registro unificado de los asesores que trabajan para el gobierno central, las 17 autonomías, las 38 diputaciones o los 8.116 ayuntamientos, además de los consells, los cabildos, las mancomunidades... Y eso sin contar la maraña de empresas, fundaciones y entes públicos que brotaron al calor del ladrillazo: más de 4.000 en las diversas capas del Estado.
Hace un año, este suplemento publicó la primera estimación sólida sobre la proliferación de cargos a dedo. Para ello, diseccionó las cuentas de un muestreo de más de 100 organismos públicos [ver Crónica 876]. El resultado del análisis cuadraba con los cálculos del sindicato de funcionarios CSI-F, que denunciaba que entre 15.000 y 17.000 asesores pueblan los despachos de las distintas capas de la administración.

—Desde aquel informe, ¿qué ha pasado con los asesores en España?
—Ni se ha reducido su número ni han bajado sus salarios—, denuncia Miguel Borra, presidente de CSI-F.
—Entonces, ¿sigue habiendo 17.000 asesores en España?
—O más. Desde entonces, hemos recibido información más detallada de los asesores de otras instituciones. Ahora, colocaríamos la horquilla entre los 18.000 y los 20.000.
—Muchos políticos se comprometieron a recortar esta partida. ¿No lo han hecho?

—En algunas instituciones han quitado tres o cuatro asesores, pero de forma casi testimonial. Sigue habiendo demasiados. Y todavía no sabemos quiénes son, cuánto cobran, qué función cumplen... La opacidad sigue siendo absoluta. Lo único claro es que se les elige a dedo.
A 50.000 euros de media por cabeza, este pelotón de intocables nos costaría unos 1.000 millones al año. Con estos fondos, podríamos pagar la ayuda de los 420 euros a 396.825 parados durante un semestre. También evitaríamos el despido de 25.000 profesores durante un curso. O, ya puestos, reduciríamos el déficit público en una de esas décimas que mendigamos por los pasillos de Bruselas a cambio de más ajustes.

El protagonista de aquel informe de Crónica fue Ignacio Prendes, el único diputado de UPyD en la Junta General del Principado Asturiano. Mientras su partido clamaba contra los privilegios de la casta, Prendes disponía de seis asistentes para él solo: una asesora, un auxiliar, un asistente, una jefa de prensa, más dos secretarios por su cargo de secretario en la mesa de la Cámara. «Es el mínimo que necesito para desempeñar mi labor... Este sistema de trabajo roza el esclavismo... ¡No soy supermán!», proclamaba entonces.
Un año después, el equipo de asesores de Prendes se mantiene incólume. Pese a la oleada de recortes, el diputado no se ha planteado prescindir de ninguno de ellos... Todo lo contrario: ha reclutado a un séptimo cargo de confianza, Rubén Pérez, secretario de grupo a media jornada, con un sueldo de 27.150 euros anuales. «Somos los que somos y tenemos trabajo a destajo», dicen desde su equipo, ya que, en esta ocasión, Prendes se negó a atender la llamada de este suplemento.

MÁS QUE UN MINISTERIO
Rajoy debe meter la motosierra y rediseñar una Administración autonómica sostenibleLos despachos enmoquetados son un terreno propicio para que broten los asesores. Así, una institución de limitada influencia como el Defensor del Pueblo del País Vasco cuenta con más cargos a dedo que la mayoría de ministerios. El llamado ararteko, Íñigo Lamarca, trabaja rodeado de 32 cargos de confianza —chófer incluido—, dos más que el ministerio de Economía. «Contar con tanto persona eventual es un procedimiento habitual en todas las defensorías del pueblo, incluida la española», se justifica Lamarca.
—El año pasado, usted cobró 80.730 euros, más que Mariano Rajoy [72.600,36]. ¿Es razonable?
—A mí el sueldo me lo ha puesto el Parlamento Vasco. No sé si es mucho ni poco... Pero cuando Rajoy era jefe de la oposición, cobraba tres veces más que yo...
—¿Y cómo explica que la mitad de sus asesores cobren más que los ministros [64.053,79 euros]?
—Tampoco voy a valorarlo. Su sueldo lo marca el Parlamento. Todos cumplen los criterios de mérito y capacidad. No son asesores políticos, sino juristas de prestigio.
La semana pasada, la presentación del presupuesto del Defensor para 2013 detonó una intensa polémica. En plena oleada de austeridad, al ararteko sólo se le recortaba un 3,79% menos que a Sanidad (4,2%) o Educación (10,1%). Hubo que esperar a que se destapara el caso para que aceptara un tajo mayor: el 4,2%. Eso sí, mantuvo en la poltrona a sus 33 cargos de confianza.
—¿No podía prescindir de ninguno de ellos?
—Son todos necesarios. No son políticos, sino trabajadores . Y en tiempos de crisis, resultan imprescindibles. Necesitaríamos más...
«En España, los asesores parecen intocables», denuncia Víctor Lapuente, profesor del Quality of Government Institute de la Universidad de Gotemburgo (Suecia). «El partido que controla un gobierno puede contratar infinidad de asesores con plena discreción. No hay incentivos para emprender una verdadera reforma de la administración. A los partidos les resulta más rentable electoralmente dar trabajo a personas fieles al aparato. Me parece sangrante en tiempos de crisis».
Tan despendolado está el presupuesto que el Gobierno se ha visto forzado a intervenir. Así, la nueva Ley de Administración Local pretende ahorrar 145,8 millones de euros en asesores. Para ello establece, por primera vez, topes al personal elegido a dedo en ayuntamientos y diputaciones. El Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, encargado de redactar el plan, quiere erradicar la costumbre de que cada institución contrate asesores a su aire.
Cuando se apruebe la ley —quizá a finales de año— los ayuntamientos de menos de 5.000 habitantes tendrán que despedir a todos sus asesores. Los de menos de 10.000 se quedarán con sólo uno. Poco a poco, el cupo aumentará hasta llegar a los municipios de más de medio millón, donde los cargos de confianza equivaldrán, como máximo, al 0,7% de la plantilla. Mientras, las diputaciones sólo podrán disponer de la mitad de asesores que diputados. Al final del proceso, los fichados a dedo no rebasarán los 6.489 en toda la administración local.
Pero, en realidad, este tijeretazo de 145,8 millones no es más que una estimación bienintencionada. El propio ministerio admite que no tiene «ni idea» de cuántos cargos de confianza hay en España. Lo más parecido a un inventario es el Registro Central de Personal de las Administraciones Públicas, donde figura una casilla (personal eventual) que recoge a quienes realizan «funciones de confianza o asesoramiento especial». Sin embargo no se ofrecen datos desglosados de esta categoría, sino que se agrupa con otros trabajadores como los interinos, así que la estadística se vuelve inservible.
Estos días, el Gobierno está tratando de iluminar este apagón estadístico. En octubre, una orden ministerial conminó a todas las instituciones a enviarles los datos sobre sus asesores: persona, función y sueldo. La información empezó a aterrizar en enero y, desde entonces, tratan de sistematizarla en un megalistado de cargos de confianza a escala nacional. «Queremos tener una fotografía exacta del tema», dicen desde Administraciones Públicas. «Existe la sospecha de que el gasto en asesores se ha despendolado, pero no tenemos constancia definitiva».
Así, el asesorazo supondrá recortes sustanciales en las zonas más dedocráticas de España, como la Comunidad Valenciana. La Diputación de Alicante, por ejemplo, pasará de 38 a 15 asesores; la de Valencia, de 37 a 15; la de Castellón, de 27 a 14... Sólo con estos tajos se ahorrarían unos 2,9 millones de euros al año.

DERROCHE EN MADRID
Pero la normativa es más laxa de lo que aparenta. Así lo prueba el Ayuntamiento de Madrid, que cuenta con 213 cargos de confianza, el séxtuple que París. Un amplio porcentaje son familiares de cargos del PP o jóvenes militantes como Ángel Carromero —condenado en Cuba por el accidente en el que murió Oswaldo Payá— que cobra 50.474 euros pese a que no ha acabado la carrera. Sin embargo el consistorio madrileño apenas tendrá que recortar: el 0,7% de su plantilla de 29.153 empleados les otorgará un cupo de 203 asesores, sólo 10 menos que hasta ahora.
Además, la norma no afectará a las Comunidades Autónomas, una capa de la administración que, según los cálculos de Crónica, aporta otros 2.000 asistentes al monto global. Sólo el gobierno de La Rioja, con 321.489 habitantes, cuenta con 46 asesores. Si fuera un ayuntamiento, tendría que despedir a 17, pero su estatuto autonómico le blinda de los recortes. «Desde el Estado no podemos invadir sus competencias», explican en Administraciones Públicas.
Además, tampoco puede decirse que el Estado central destaque por su diligencia en la poda de asesores. En las cuentas de 2013, el apartado de cargos de confianza sólo ha caído un escuálido 1,2%: de 853 a 842. De ellos, un tercio le corresponden a Rajoy, que mantiene los mismos cargos de confianza que el año pasado: 245, de los que 68 ni siquiera tienen el graduado escolar.
Además, los presupuestos desvelan que el ministerio más derrochón en este aspecto es el mismo que impulsa el cacareado recorte de asesores. En Hacienda y Administraciones Públicas tienen 163 cargos eventuales, dos más que en 2012... Si los señores de la tijera se resisten a aplicársela, ¿alguien se extraña de que los asesores sean los intocables de la España de los 6.202.700 parados?

YA NO SON 6 ASESORES... ...sino siete. Ignacio Prendes protagonizó la primera denuncia de «Crónica» sobre el exceso de cargos «a dedo». Único diputado de UPyD en el parlamento asturiano, contaba con seis asistentes para él solo: cuatro de su grupo parlamentario y dos por su cargo en la mesa de la Cámara. Pese a la oleada de recortes, los seis man-tienen su puesto. Es más,
el diputado ha contratado un séptimo asesor, que no aparece en la foto: un secretario de grupo a media jornada. En total, su equipo cobra 237.264 euros al año./ JORGE PETEIRO

No hay comentarios: