sábado, 9 de julio de 2011

Una prueba que desmonta el origen de la versión oficial del 11-M

La declaración ante el juez de uno de los artificieros que trabajó en la investigación del 11-M desmonta la versión que sobre el teléfono hallado en la mochila de Vallecas dio en el juicio el entonces jefe de los Tedax. Manzano aseguró al tribunal que la alarma del móvil estaba programada para las 7.40, un dato que apuntalaba la tesis oficial de lo ocurrido.

EL MUNDO ya demostró en su día que eso era imposible, por cuanto en el modelo de teléfono en cuestión se borran los datos de fecha, hora y alarma una vez retirada la batería, y esa operación la habían hecho los tedax para poder acceder a la tarjeta.
El agente que declaró ayer aseguró que vio retirada la batería del terminal antes de ser activado, lo que ratifica que Manzano mintió: el móvil nunca pudo conservar la hora de la alarma.
El dato es esencial pues ese teléfono es el primer eslabón de la cadena que lleva a Zougam y a partir de él se construye la endeble versión oficial del 11-M.
En pocos días hemos visto cómo se estrenaba una serie de Telecinco sobre el caso que intenta apuntalar esa versión con omisiones y errores graves, y también se ha presentado un informe sobre los explosivos financiado por Interior que va en la misma dirección.
Decía Iñaki Gabilondo que el 11-M se ha convertido en un «símbolo de máxima desunión» en España.
Tiene razón, pero esa división no atiende a cuestiones ideológicas: hay quienes se han conformado con la mentira oficial y quienes creemos que la verdad está por descubrir.


Un tedax desmonta la versión de Manzano sobre el móvil de Vallecas.
Dice que vio el teléfono de la mochila con la batería retirada por lo que era imposible que conservara la hora de la alarma.
Un tedax que manejó el teléfono de la mochila de Vallecas refutó ayer con su declaración ante la juez la versión ofrecida por el jefe de los artificieros en el 11-M, Juan Jesús Sánchez Manzano, sobre los datos obtenidos de ese terminal.
El tedax 80.938 explicó que, en la madrugada del 12 de marzo, llegó a manipular el teléfono de la mochila bomba.
Según su relato, cuando entró en la sala en la que otros policías estaban trabajando con el terminal vio que éste estaba desmontado, con la carcasa y la batería retiradas. «El teléfono estaba ya sin batería», dijo el testigo.
Ese último dato descarta totalmente que la Policía llegara a conocer a qué hora estaba fijada la alarma, es decir, a qué hora debía activar la función de vibración y hacer estallar el artefacto.
En ese modelo de teléfono, un Mitsubishi Trium T-110, los datos de fecha, hora y alarma se pierden al retirar durante más de 10 segundos la batería.
Así lo afirma el propio fabricante en el libro de instrucciones y así lo confirmó un perito ingeniero en un informe aportado a la causa abierta por Manzano contra este diario. La demanda fue rechazada por la juez, que además confirmó la veracidad de las informaciones en las que este periódico afirmaba que Manzano nunca pudo comprobar los datos que dio como ciertos al juez.
El destituido jefe de los Tedax comunicó al juez instructor del 11-M, Juan del Olmo, en un informe del 27 de abril de 2004, que «cuando se procedió al estudio del teléfono, su hora coincidía con la real y tenía activadas las funciones de alarma (7.40) y vibrador».
El dato, recogido por Del Olmo en sus autos y la Fiscalía en su acusación, encajaba en la versión oficial, puesto que era coherente con la hora de las explosiones del resto de artefactos.
Conforme al relato del tedax, la batería debió de estar retirada durante unos minutos, lo que cerraría definitivamente la posibilidad de que un rapidísimo cambio de tarjeta habría permitido que el terminal conservara los datos.
El artificiero, que compareció como testigo a petición de la Unión de Oficiales de la Guardia Civil, declaró a la juez cómo sus compañeros le dijeron que habían intentado sin éxito encender el teléfono empleando la tarjeta Vodafone de uno de ellos.
Los policías necesitaban una nueva tarjeta para encender el terminal, ya que lo primero que habían hecho había sido extraer la tarjeta Amena que portaba para que la Policía Científica la analizara en busca de huellas. Esto lo hicieron sin llegar a encender antes el teléfono, evitando así que se perdiera un dato clave como bajo qué antena se había activado por última vez (en este caso, la de Morata de Tajuña).
Así pues, los policías intentaron encenderlo con la tarjeta Vodafone.
El teléfono, un Mitsubishi Trium T-110 de color azul y plateado de Telefónica Movistar, no funcionó.
Entonces, el tedax interrogado propuso intentarlo con su propia tarjeta, que era de Movistar.
Esta vez sí funcionó, hasta el punto de que en ese momento recibió una llamada que tuvo que atender empleando el teléfono de la mochila bomba.
«Introdujeron una tarjeta telefónica Vodafone que no funcionaba y con la tarjeta Movistar del declarante sí funcionaba. Funcionaba con Movistar», se puede leer en el acta de declaración recogida ayer en el Juzgado de Instrucción número 43 de Madrid.
Según fuentes presentes en la declaración, el tedax dijo que no recordaba cuándo habían obtenido sus compañeros los datos de fecha y hora.
Al margen de lo sucedido con el teléfono de la mochila de Vallecas, el tedax explicó a la juez su actuación en los focos de explosión.
El artificiero recogió «todo tipo de fragmentos» en Atocha y Téllez.
Además, vio que en la Unidad Central dirigida por Manzano había «10 o 12 montones [de restos] que estuvieron allí varios días».
Tras una querella presentada por la asociación de Ayuda a Víctimas del 11-M, Manzano está imputado por la desaparición de la inmensa mayoría de los restos recogidos en los focos.
La juez Coro Cillán investiga si cometió los delitos de encubrimiento, omisión del deber de perseguir delitos y falso testimonio.
Tanto el testigo como el otro tedax citado ayer -cuya declaración fue mucho más escueta y apenas aportó datos- se refirieron también a la normativa de los artificieros, que implica que Manzano y su perito químico, también imputada, tenían que haber enviado los restos de los focos a la Policía Científica para su análisis, algo que no sucedió hasta tres años después de la masacre.
Se conformaron con el resultado que obtuvieron en el laboratorio rudimentario de los Tedax: «Componentes genéricos de la dinamita», que apenas aportaba algo a la investigación.
«Es explicada a todos los policías en el centro de formación de Ávila. Se imparte desde jefes, oficiales hasta el último policía. Todos conocen la circular 50», dijo el 80.938. «Es una circular que debe ser conocida por todos los policías», confirmó el 27.789.
M. M. / J. M. / Madrid.


El comisario pidió al agente que modificara un informe.
El tedax 80.938 explicó ayer un episodio de la investigación del 11-M que pone en duda la objetividad con la que Sánchez Manzano recibía los informes sobre la masacre. El artificiero declaró ante la juez que fue el encargado de analizar los clavos de metralla que se encontraron en la mochila de Vallecas y compararlos con otros hallados en el tren de Téllez, en Mina Conchita y en el piso de Leganés.
A Manzano no le gustaron sus resultados -que consistían en que no había ninguna coincidencia entre unos y otros- y «le dijo que era muy categórico en las conclusiones a las que llegaba», y luego que «esas periciales se iban a repetir todas».
Según su declaración, fue relevado por el tedax Fernando Blázquez, al que la Unión de Oficiales de la Guardia Civil señala como la mano derecha del principal imputado y el responsable de custodiar las muestras que desaparecieron tras el 11-M.
Sea como fuere, el informe firmado por el tedax 80.938 sí que fue enviado por Manzano al juez Del Olmo para que lo incorporase al sumario.
Y las conclusiones son las mismas: «De las muestras de varillas y clavos recibidas para su estudio y cotejo, no se aprecia ningún dato o característica coincidente con las recuperadas en el artefacto explosivo desactivado en Vallecas, ni con las recogidas en los focos de las explosiones acaecidas en la calle Téllez de Madrid y en la calle de Carmen Martín Gaite número 40 de Leganés».
Es decir, que la metralla de la mochila de Vallecas era diferente a la que se encontró en el foco de Téllez.
La declaración de este tedax tampoco deja en muy buen lugar al último en incorporarse a la lista de imputados, el comisario Pedro Ríos, que lo está por encubrimiento y falso testimonio al haber negado ante la juez que hubiera estado en los focos recogiendo restos. Él asegura, como muchos otros, que sí que estaba en Atocha. M. M. / Madrid


Dudas sobre si el teléfono estaba liberado.
Los 'tedax' no pudieron encender el terminal Movistar con una tarjeta Vodafone.
«Los equipos vendidos por Bazar Tops estaban programados para operar con tarjetas SIM de Telefónica Movistar y, sin embargo, las tarjetas utilizadas (mochila bomba desactivada) y detectadas correspondían a Amena, lo cual sólo era posible mediante la liberación de los terminales». Así consta en un informe policial incorporado al sumario del 11-M, en el que se da por confirmado que los terminales de teléfono empleados por los terroristas, entre ellos el de la mochila de Vallecas, estaban liberados.
Sin embargo, eso no cuadra con las circunstancias relatadas ayer, por primera vez, por el policía tedax 80.938.
Si el teléfono estaba liberado, ¿por qué los agentes no lograron encenderlo con la tarjeta Vodafone de uno de ellos? El siguiente intento, ya con la Movistar del tedax, sí funcionó.
Las tarjetas empleadas por los terroristas, y la encontrada en la mochila de Vallecas, eran Amena, por lo que era indispensable para usarla liberar antes el «Trium T-110 Telefónica Movistar», como lo describe la Policía. De no ser así, los terroristas nunca habrían podido encenderlo, como no pudieron hacerlo los agentes con una tarjeta que no era Movistar.
La tarjeta Amena fue la clave de la investigación, ya que condujo hasta el locutorio de Jamal Zougam y provocó la detención del marroquí, hoy único condenado por colocar las bombas del 11-M.
Pese a las dudas que pueda arrojar que sólo funcionara con Movistar, el sumario de la masacre confirma con bastante detalle que ese terminal había sido liberado.
Tal y como consta en la sentencia del 11-M, el teléfono fue adquirido en la tienda Bazar Top de Pinto (Madrid), como parte de un lote comprado por los supuestos terroristas.
Los dueños del establecimiento explicaron que los compradores -no plenamente identificados- pidieron que los teléfonos estuvieran liberados. Los propietarios de Bazar Top -que llegaron a estar en prisión por el 11-M-enviaron entonces los terminales a un comercio dedicado a ello, Test Ayman, del que era propietario el ex policía Ayman Mausili Kalaji.
En la causa constan los documentos de su negocio en los que indica que el terminal encontrado en Vallecas -con Imei 350822350941947- fue uno de los 12 terminales de Bazar Top que liberó entre el 4 y el 8 de marzo de 2004.
Lo que no se entiende es por qué unos días más tarde, en la madrugada del 12 de marzo, unos policías no lograron encenderlo empleando una tarjeta Vodafone, y sí una Movistar.

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