martes, 12 de julio de 2011

2. La Legislatura 2004-2008.

TODAS LAS INSTRUCCIONES Y CONSIGNAS A SEGUIR POR LOS SOCIALISTAS Y A NEUTRALIZAR POR EL PP.
El texto contiene el núcleo del mensaje de campaña del PSOE y la idea a transmitir por sus defensores; todo “lo que se separe de ella, por muy brillante que parezca, es pernicioso para la campaña” del PSOE… y beneficioso para el PP.'Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas'. (Sun Tzu: “El arte de la guerra”)

2. La Legislatura 2004-2008.

En estos cuatro años se ha cubierto la primera etapa del cambio que los ciudadanos impulsaron con su voto hace cuatro años.
Ha sido una Legislatura intensa, que puede resumirse en cinco rasgos:


a) El progreso económico, el empleo y la paz social.
Ésta ha sido la Legislatura del progreso económico, del empleo y de la paz social.
Entre 1993 y 1995, bajo la dirección de Pedro Solbes, la economía española superó su última crisis y entró en un período prolongado de crecimiento sostenido.
A partir de 2004, nuevamente con Solbes al frente de la economía, la tendencia positiva se ha intensificado.
Durante cuatro años, la economía española ha avanzado más y a más velocidad que las de todos los demás países desarrollados.
Eso nos ha permitido reducir drásticamente las diferencias que nos separaban de las economías más avanzadas de Europa.
España es ya la octava potencia económica del mundo, con una renta per cápita que acaba de superar a la de Italia y se aproxima a la de Francia.
El crecimiento de la riqueza económica de España ha ido acompañado de otros factores que dan solidez y seguridad al progreso de España:


a) La inversión en investigación, desarrollo tecnológico e investigación, que nos está permitiendo eludir el peligro –muy real en 2004- de quedarnos definitivamente descolgados del grupo de cabeza en ese terreno decisivo para el futuro.


b) El gran esfuerzo realizado en el desarrollo de las infraestructuras.


c) El ahorro derivado de una prudente gestión de las cuentas públicas que ha hecho posible finalizar los cuatro años con superávit.

En estos cuatro años,
*.- España ha aumentado su riqueza.
*.- Ha repartido esa riqueza de modo más justo.
*.- Y ha ahorrado.
El resultado de todo ello es que España ha dado un salto cualitativo en su estructura económica.
Antes éramos una economía débil, que acusaba enormemente los cambios de tendencia en la coyuntura. Hoy España tiene una economía fuerte, con bases sólidas, que le permite pasar por coyunturas favorables y desfavorables sin que ello impida mantener un buen ritmo de crecimiento y, sobre todo, sin que el bienestar de los ciudadanos se vea deteriorado.


Por ello son tan inadecuados e irresponsables los presagios atemorizadores que difunde el PP: porque siguen interesados en la visión de la economía española como una economía débil y enferma, incapaz de resistir la menor dificultad.
En esto como en todo, el PP sigue mirando a España con los ojos del pasado.
Pero la gran transformación de estos cuatro años, la más trascendental y la que más contribuye a asegurar el futuro, ha sido EL EMPLEO.


La sociedad española ha vivido durante décadas marcada y condicionada –objetiva y subjetivamente- por el problema crónico del paro.
El paro se había convertido en un rasgo estructural de la economía española.
La lucha contra el paro condicionaba las políticas económicas y sociales, impidiendo plantear objetivos más ambiciosos.
Y el paro condicionaba también la vida de las familias, ya que en casi todas había personas sin trabajo a las que tenía que sostener el resto de la familia.
A ello se añadió un rapidísimo proceso de precarización del empleo, con la generalización de prácticas de contratación temporal que situaban a los trabajadores –especialmente a los jóvenes- en condiciones de extrema inseguridad.
Un modelo laboral claramente amparado e impulsado por el Gobierno del PP durante ocho años. Paro y empleo precario. Esa fue la herencia del PP en el terreno laboral.
En los cuatro años de gobierno socialista, esa situación ha cambiado radicalmente.
Tres millones de nuevos puestos de trabajo en cuatro años. Que sumados a los dos millones que se pueden crear de aquí a 2012, supondrán cinco millones de puestos de trabajo en ocho años.
Hoy, en el 90% de las familias españolas todos sus miembros en edad de trabajar tienen un empleo.


Una auténtica revolución que transforma la realidad de España:
De ser un país abrumado por el problema del paro, hemos pasado a ser un país en el que el Pleno Empleo no es una utopía, sino un objetivo realista para los próximos años.
La sociedad española ha derrotado al paro y se dispone a conquistar el pleno empleo.
Y además, hemos conseguido cambiar la precariedad por la estabilidad laboral.

Hemos creado empleo y vamos a seguir creando empleo.
Por eso podemos mirar el futuro con confianza y sin miedo.
Además, el progreso económico y la creación de empleo se han producido dentro de un clima inédito de Paz Social.
El Gobierno socialista firmó un acuerdo trascendental con los sindicatos y los empresarios: y desde entonces, más de un millón y medio de trabajadores han visto transformados sus puestos de trabajo precarios en empleos estables; y los contratos indefinidos han aumentado un 40%.
El empleo es la base más sólida del bienestar social y del bienestar de las familias.
El empleo es el mejor seguro para el futuro. Y el empleo es el gran éxito de la sociedad española. Hemos vivido la Legislatura con menos huelgas de toda la democracia.
Ello ha sido posible gracias al diálogo social. Un clima de diálogo y de colaboración permanente entre Gobierno, empresarios y sindicatos que ha permitido firmar más de veinte acuerdos sociales y garantizar a la vez los buenos resultados de las empresas, los derechos de los trabajadores y la disminución de los conflictos.


b) Los avances sociales.
En esta legislatura España ha recuperado una política social que había entrado en retroceso durante los ochos años de gobierno del PP.
El Gobierno de Zapatero ha demostrado que la política económica y la política social son complementarias y se necesitan mutuamente: no hay progreso económico sostenible sin equilibrio social y no es posible una política social sin una buena base económica.
El Gobierno de Zapatero ha decidido dedicar los frutos del progreso económico a mejorar las condiciones de vida de la mayoría, reducir las desigualdades, ampliar los derechos sociales y ayudar a los más débiles. Y ha decidido también que la política social sea un factor más de dinamismo e impulso de la economía.
*.-Con Zapatero, el gasto social ha supuesto más de la mitad de todo el gasto del Estado.
*.-Con Zapatero, las pensiones han subido todos los años claramente por encima del coste de la vida, y la Seguridad Social ha acumulado fondos que garantizan las pensiones del futuro.
*.-Con Zapatero, el salario mínimo ha subido en cuatro años el doble que en los ocho anteriores.
*.-Con Zapatero, hay 250.000 becas más.
*.-Con Zapatero, las familias han recibido ayudas importantes y efectivas:
.- para cuidar a los mayores o a los discapacitados,
.- para tener hijos,
.- para que los jóvenes puedan alquilar una vivienda,
para garantizar la asistencia sanitaria para todos.
*.-Con Zapatero, se han aprobado leyes que mejoran la vida de millones de personas y ponen a España en la vanguardia de los derechos sociales, como la Ley de Dependencia y la Ley de Igualdad.


España es hoy un país económicamente fuerte y socialmente avanzado.
Con sus presagios catastrofistas, lo que intenta el PP es justificar una nueva política de recortes sociales y de decretazos como la que practicaron cuando estuvieron en el Gobierno.
Han anunciado un ajuste brutal –para los trabajadores- y han buscado al ejecutor de ese ajuste brutal: Pizarro, un empresario acostumbrado a mezclar política y negocios a quien nadie puede imaginar impulsando una política social.
La radicalización política del PP, visible en la marginación de Gallardón y de todos los dirigentes moderados, se complementa con la radicalización económica y antisocial visible en el fichaje de Pizarro, el empresario favorito de Aznar.


Zapatero y Solbes representan confianza en el futuro, crecimiento económico y política social. Rajoy y Pizarro anuncian pesimismo, ajustes brutales y recortes sociales.


c) Las reformas democráticas y los derechos ciudadanos.
El Gobierno de Zapatero ha impulsado reformas políticas que mejoran la convivencia y la calidad de nuestra democracia:

1. Se ha actualizado el funcionamiento del Estado de las Autonomías con la reforma de los Estatutos de aquellas Comunidades que han querido dar ese paso.
El Partido Socialista ha participado en todos los consensos que han permitido sacar adelante los nuevos Estatutos, tanto en los Parlamentos autonómicos como en el Parlamento español.
Mientras tanto, el PP ha convertido este tema en un pretexto para augurar nuevas catástrofes –España se rompe-, para atizar los rencores, los agravios y la división entre unas y otras Comunidades y para recuperar la nostalgia del centralismo.
Ha apoyado unos Estatutos y ha rechazado otros con idéntico contenido por puro oportunismo; y diciendo defender unidad de España, en realidad se ha convertido en el principal factor de desunión entre los territorios y entre los ciudadanos españoles.


2.- La radio y la televisión públicas han sido devueltas a la democracia. Se ha puesto fin al bochornoso espectáculo de unos medios públicos de comunicación utilizados como instrumentos de intoxicación de la opinión pública; una situación impropia de las democracias europeas que se ha acabado para siempre con el nuevo marco legal de RTVE.


3. La igualdad entre hombres y mujeres ha sido una de las señas de identidad del Gobierno de Zapatero y un rasgo definidor de la Legislatura. Desde la formación del primer gobierno paritario hasta la histórica Ley de Igualdad, pasando por el hecho de que más de la mitad de los tres millones de puestos de trabajo que se han creado han sido ocupados por mujeres, la causa de la igualdad ha tenido en estos años un impulso decisivo, aunque aún no definitivo.


4. Lo mismo ha ocurrido en el terreno de los derechos civiles, aquellos que permiten a cada persona ser dueña de su propia vida y gobernarla de acuerdo a sus ideas y a sus propios criterios éticos y morales sin que nadie pueda imponer a nadie creencias, doctrinas o modelos de vida.
La libertad de los individuos es más amplia y más real con las leyes que ha impulsado el Gobierno de Zapatero.
Para nosotros no hay, como para Rajoy, españoles decentes e indecentes: sólo ciudadanos libres dueños de sus vidas y de sus derechos.


d) Los cambios en la realidad social y la aparición de nuevos problemas Durante esta Legislatura, España ha entrado de lleno en el siglo XXI.
El progreso y la modernización de nuestro país producen cambios profundos en la realidad social: la sociedad española de 2008 es sustancialmente distinta en muchos aspectos a la de hace sólo diez años.
La aceleración de los cambios es el signo que distingue a este momento de tránsito entre dos eras.
Una nueva sociedad que tiene ante sí nuevas oportunidades de desarrollo y que afronta también nuevos problemas y desafíos: las oportunidades y los desafíos que se derivan del cambio climático, de la revolución tecnológica y la sociedad de la información, de la investigación biomédica, de la globalización de la economía, de la inmigración masiva, de las nuevas corrientes demográficas, de nueva dimensión de la seguridad, ,de la transformación de las ciudades, del nuevo orden internacional y la emergencia de nuevas potencias, etc.
Lo primero que se necesita son gobernantes sensibles ante estos problemas, que los conozcan y los reconozcan y estén dispuestos a salir a su encuentro sin temor.


Esta legislatura ha demostrado que Gobierno y oposición, Zapatero y Rajoy, tienen dos ópticas totalmente distintas:
*.- uno volcado hacia los nuevos problemas de la sociedad y dispuesto a afrontarlos desde la confianza y el optimismo.
*.- El otro, empeñado en reproducir los viejos debates de la vieja España, de espaldas a fenómenos como el cambio climático y transmitiendo un mensaje pesimista y temeroso ante el futuro. Un gobernante actual frente a un político obsoleto.


e) La obstrucción política desde la oposición. La radicalización del PP.
El rasgo más negativo de la Legislatura ha sido el comportamiento del PP en la oposición.
En España, los períodos de crispación política siempre coinciden con el Partido Popular en la oposición.
En esta Legislatura, el PP no ha hecho una oposición dura, sino una oposición iracunda y deliberadamente crispadora.


- Nunca han pretendido señalar y corregir los posibles errores del Gobierno: su única intención ha sido obstaculizar, impedir la labor de gobierno. Ha sido una oposición obstruccionista.


- Desde el primer día han cerrado los cauces de diálogo sobre cualquier problema y han negado su colaboración en las cuestiones de Estado.


- Han hecho todo lo posible por crear un clima de emergencia y de tensión en la ciudadanía.


- Han pregonado toda clase de desastres y catástrofes, ninguna de las cuales se ha cumplido. Ahora pregonan una catástrofe económica para atemorizar a los ciudadanos, que tampoco se cumplirá.


- Han convertido en campo de batalla precisamente aquellos ámbitos de la vida pública que deberían ser respetados como espacios de consenso y de unidad: la lucha contra el terrorismo, la organización territorial del Estado, el respeto a los poderes y a las instituciones de la democracia.


- Han cuestionado la labor de las fuerzas de seguridad, de los jueces y fiscales, de los servicios de información.


- Han enviado al expresidente del Gobierno a atacar y denigrar al Gobierno de su país en el extranjero.


- Han bloqueado el funcionamiento de órganos esenciales de la democracia En cuatro años ha sido imposible escuchar una idea o una propuesta del señor Rajoy sobre los problemas de los ciudadanos y de las familias, de los trabajadores y de las empresas, de los hombres y de las mujeres, de los jóvenes y de los mayores.


Tras su fracaso en 2004, Rajoy ha provocado una auténtica involución política del Partido Popular hacia posiciones cada vez más radicalizadas y cada vez más próximas a la extrema derecha.
*.- Ha hecho y dicho cosas que no podrían ser suscritas por ningún gobernante conservador europeo.
*.- Ha abandonado por completo el espacio de la moderación, el llamado espacio del centro.


La culminación de este proceso ha sido la purga de dirigentes moderados, todo los cuales han desaparecido de las candidaturas del PP para estas elecciones.
Un anticipo de lo que podría ser un gobierno dirigido por Rajoy, Acebes y Zaplana.
La radicalización del PP es un problema político para España.
La sociedad española necesita un partido conservador, moderno y moderado. Eso es imposible con los actuales dirigentes del PP.


3. La situación política en el inicio del período electoral.
En las elecciones municipales y autonómicas de 2007, el Partido Socialista aumentó sustancialmente su espacio de poder territorial.
Logramos más alcaldías y más gobiernos autonómicos y avanzamos muy especialmente en las alcaldías de las grandes ciudades y capitales de provincia.
Hoy la mayoría de la población española tiene alcaldes o Presidentes autonómicos del Partido Socialista.
El Partido Popular intentó presentar el resultado global de las elecciones municipales, que le dio una pequeña ventaja en número de votos, como una convalidación por parte del electorado de su descabellada política de obstrucción al Gobierno de España.
Esa interpretación les indujo a exagerar aún más los elementos de confrontación y de crispación en su discurso político, alcanzando el punto culminante en la apocalíptica intervención de Rajoy en el debate del estado de la Nación de julio de 2007.
El resultado político de ese debate no sólo puso de manifiesto lo erróneo del análisis de los dirigentes del PP, sino que evidenció también que el discurso basado en la exacerbación de las tensiones territoriales y en la utilización política del terrorismo contra el Gobierno estaba agotado y no daba más de sí.
Una estrategia destinada a durar hasta el día de las elecciones se mostraba agotada y sin fuelle con diez meses de antelación.
El PP ha intentado desde ese momento articular un discurso político ex novo, lo que resulta especialmente complicado teniendo en cuenta que durante toda la Legislatura han mantenido un clamoroso silencio sobre todos los problemas reales de la sociedad española.
La economía, las políticas sociales, la vivienda, la sanidad, la educación, el medio ambiente, etc. han estado totalmente ausentes del discurso político de Rajoy durante cuatro años.
Ninguno de esos problemas de los ciudadanos ha merecido su atención, ocupada únicamente en quebrar la legitimidad del Gobierno a través de la confrontación en las cuestiones de Estado.
Por esa razón, los datos que muestran un aumento de los precios y de las hipotecas durante los últimos meses de 2007 y los primeros de 2008 han sido recibidos con alborozo por los dirigentes del PP, que inmediatamente se han lanzado a proclamar a los cuatro vientos una inminente recesión económica tratando de crear un clima de temor en los ciudadanos y en los inversores y empujando todo lo posible para ayudar a que realmente se produzca la crisis que pregonan.
Es una más de las múltiples catástrofes que el PP ha anunciado y deseado durante la Legislatura.
Lo cierto es que la economía española no va a entrar en crisis.
De la misma forma y por la misma razón por la que España no se ha roto, la familia no se ha disuelto, los terroristas no han derrotado ni derrotarán nunca al Estado democrático, los servicios públicos no se han detenido y las empresas no se han arruinado: porque España es un país fuerte con una sociedad sana, no el país débil ni la sociedad enferma que presentan los dirigentes de la derecha para recuperar el poder por la vía de atemorizar a los ciudadanos.
Los dirigentes del PP son los únicos españoles que creen que cualquier tiempo pasado fue mejor.
El resto de la sociedad española sabe muy bien que España es el país europeo que más ha avanzado, que en el inicio del siglo XXI este país ha alcanzado niveles de bienestar y de libertad de los que nunca antes había disfrutado; y que eso nos hace fuertes y nos permite contemplar el futuro -incluidas las dificultades- con confianza y seguridad en nosotros mismos.
Por eso mismo, es necesario rechazar los discursos pesimistas que sólo pretenden que los españoles acepten pasivamente un retroceso en sus derechos y en su progreso.En las semanas previas a las elecciones, el PP pretende mantener un equilibrio imposible: combinar el diagnóstico negro de la realidad de España y los augurios catastrofistas con supuestas propuestas que, en todo caso, serían incompatibles con un país sumido en la crisis como el que ellos presentan.La contradicción es insalvable.


Nosotros sí podemos plantear un proyecto ambicioso de futuro porque creemos que España está fuerte y cohesionada, que su progreso es sólido y que la sociedad española ha conseguido tener éxito en los últimos años. Pero Rajoy pretende convencer a los españoles de que viven peor que nunca, que lo que el mundo entero ve como un éxito es en realidad un fracaso, que los tres millones de empleos y el crecimiento económico sostenido son en realidad los síntomas de una crisis.
Y precisamente por eso está invalidado para representar con credibilidad un proyecto positivo para los próximos años. Los cenizos nunca han hecho avanzar a un país.


4. La situación electoral.
En las elecciones generales de 2004 participaron 26 millones de ciudadanos sobre un censo electoral de 34,5 millones.
La participación alcanzó el 76%.El PSOE obtuvo 11 millones de votos (42,6%) y 164 escaños.
El PP obtuvo 9,7 millones de votos (37,7%) y 148 escaños.
En conjunto, puede calcularse que la izquierda sumó aproximadamente un 50% de los votos; la derecha sumó alrededor de un 40%; y los distintos partidos nacionalistas y/o regionalistas sumaron en torno a un 10%.
Las encuestas que se han ido realizando a lo largo de la Legislatura han mostrado una situación de estabilidad básica del mapa electoral resultante de las elecciones de 2004, tanto en lo que se refiere al peso relativo de los tres grandes bloques ideológicos (izquierda, derecha y nacionalistas) como a la intención de voto para cada uno de los principales partidos.


Esa situación se mantiene también en las encuestas realizadas durante el período preelectoral.
Sin embargo, la experiencia demuestra que durante las últimas semanas inmediatamente anteriores a las elecciones (es decir, en el período que transcurre desde la convocatoria de las elecciones hasta su celebración) la situación puede cambiar de forma sustancial.


En 2004, las primeras encuestas realizadas tras la convocatoria situaban al PP en primera posición.
La tendencia se fue invirtiendo a lo largo de la campaña y una semana antes de las elecciones el PSOE había ya alcanzado al PP y mostraba una línea claramente ascendente.
El resultado final intensificó la tendencia de la última fase de la campaña.
Los cambios durante la campaña no se producen fundamentalmente por la transferencia de votos entre los partidos, sino por la decisión que tomen aquellos ciudadanos que no siempre participan en las elecciones; es decir, aquellos que oscilan entre votar o abstenerse.
Podemos calcular que hasta siete millones de ciudadanos están en esa situación.
El comportamiento de estos electores es el más difícil de prever por las encuestas preelectorales, y de ahí que frecuentemente se produzcan resultados distintos de los esperados.


El Partido Socialista tiene un espacio electoral potencial muy amplio: el 50% de los españoles se declara próximo al PSOE.
En las elecciones de 2004 obtuvo el 32% de votos sobre el total del censo. Como contrapartida, su espacio electoral muestra mayor tendencia a la dispersión del voto y a la abstención.


El PP tiene un espacio electoral más reducido y una amplia zona de rechazo social: sólo el 30% de los españoles se declara próximo al PP (obtuvo el 28% de votos sobre el censo) mientras un 60% se declara distante.
Pero en ese espacio electoral hay mayor concentración del voto y más tendencia a la participación.


Desde el punto de vista de las valoraciones:
- El 42% de los ciudadanos considera que la actuación del Gobierno ha sido buena.
- El 23% considera que no ha sido ni buena ni mala.
- Y el 32% la considera mala.- El 28% considera que la actuación del PP en estos cuatro años ha sido buena. Para el 18%, no ha sido ni buena ni mala. Y el 50% considera que ha sido mala.- El 42% de los ciudadanos prefiere para los próximos años un gobierno del PSOE, frente al 27% que prefieren un gobierno del PP.- El 56% aprueba la actuación de José Luis Rodríguez Zapatero como Presidente del Gobierno, frente al 37% que la desaprueba.- El 35% aprueba la actuación de Mariano Rajoy como líder de la oposición, frente al 57% que la desaprueba.- El 52% prefiere a Zapatero como Presidente del Gobierno, frente al 28% que prefiere a Rajoy.Desde el punto de vista ideológico, la mayoría de los ciudadanos se sitúa entre el centro y el centro-izquierda. El PSOE es visto como un partido situado en la izquierda moderada y el PP como un partido fuertemente escorado a la derecha.El análisis de los datos indica que el PP está muy cerca de su límite o techo electoral, mientras el PSOE, partiendo de la situación actual, tiene aún un amplio margen para mejorar, si bien podría verse más afectado por la dispersión o por la desmovilización del voto.Como veremos a continuación, esta situación tiene un efecto directo sobre el planteamiento estratégico de la campaña.

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