En medio del derrumbe, queda así el patriotismo español definido por uno de sus más furibundos detractores, Zapatero, como la pasividad y la aquiescencia con el Gobierno que dirige la nave hacia la colisión final. Y el patriota en el borde del abismo, que es en esta crisis lo mismo que el ciudadano ante la supervivencia, tiene poco que hacer. Pues aquellos que piensan del patriotismo algo parecido a Zapatero, los nacionalistas vascos y los regionalistas canarios, han decidido sostener al piloto incapaz, en la falaz creencia de que el desastre no les afectará.
No está claro que otro Gobierno pueda evitar la colisión, piensan algunos. Entre el patriota Zapatero y los patriotas PNV y CC, ni siquiera habrá ocasión de comprobarlo. A tiempo, quiero decir. (Edurne Uriarte, ABC)
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