A Coruña - 23/09/2011. El País.
El profesorado está harto. Harto de ver como se le ningunea cuando se trata de los diseños curriculares, cuando se toman decisiones de mejora de la calidad de la enseñanza, cuando se quita valor a la instrucción en aras de funciones asistenciales que no corresponden a su formación.
Pero también está harto de la imagen que las autoridades dan de su trabajo ante la opinión pública.
El profesorado no trabaja 18 horas, trabaja 37 horas y media. Igual que un periodista no trabaja solo cuando está delante de las cámaras o del ordenador y un médico no trabaja solo cuando pasa consulta.
Un profesor dedica otras tantas horas como las lectivas a corregir trabajos del alumnado, proyectos para actividades de excelencia educativa, evaluaciones y reuniones que se prolongan, en ocasiones, hasta pasadas las 10 de la noche, actividades extraescolares que requieren una presencia 24 horas que nadie remunera como las excursiones, aún a riesgo de su responsabilidad personal.
Desde luego el profesorado está harto y esto no se soluciona a golpe de decreto.
Las autoridades educativas podrán aumentar sus funciones haciendo que el profesorado recoja adolescentes que van solos al cine y al botellón en el autobús, podrán dedicar la formación del profesorado a hacer guardias de pasillo y dar materias para las que no están titulados, pero eso no aumentará nuestros resultados en los informes internacionales, ni mejorará en forma alguna la convivencia ni la autoridad del profesorado.
martes, 27 de septiembre de 2011
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